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Rumbo a RusiaMauricio Macri, en la intimidad de Olivos: «El que ahora discuta a Messi, no existe»

Hubo euforia por la clasificación de la Selección. La oposición también celebró.

Más de 30 funcionarios comían ravioles en el quincho de la residencia de Olivos, alborotados y ansiosos, y con una butaca reservada para Mauricio Macri.

Pero el Presidente tenía otros planes: prefería refugiarse en la intimidad de su familia para ver el partido, según informó Clarin.

No sólo porque admitía estar muy nervioso. También porque festejaba el cumpleaños número 6 de Antonia, que al soplar las velitas pidió como deseo la clasificación de la Selección al Mundial.

Macri abandonaría su sillón en el entretiempo, ya con el 2 a 1 parcial. Cruzó la casa para intercambiar comentarios con los miembros de su Gobierno. Ingresó eufórico y dijo: “El que ahora discuta a Messi no existe”.

Mauricio Macri, en la intimidad de Olivos: "El que ahora discuta a Messi, no existe"

Macri, junto con Mascherano y Messi en Barcelona.

La clasificación al Mundial fue un desahogo para la Casa Rosada.

“En Argentina se respira fútbol. No hubiera sido bueno para el humor social quedar eliminados”, admitía antes del encuentro uno de los funcionarios clave.

 

Por eso, cuando el brasileño Anderson Daronco pitó el final, en Olivos se gritó como en la cancha: “Nos vamos a Rusia, la puta que lo parió/nos vamos a Rusia, la puta que lo parió”. Los funcionarios saltaban y se abrazaban.

El partido había puesto al macrismo en estado de tensión durante toda la jornada.

Horacio Rodríguez Larreta comía ayer al mediodía una tarta de puerros en un local de la remodelada terminal de trenes de Retiro. El jefe de Gobierno estaba inquieto por saber si se había confirmado la formación de la Selección y como nadie le daba certezas empezó a rastrear datos en su celular.

“Y, si no vamos al Mundial, Macri va a tener que renunciar”, bromeaba.

 

Estaba seguro de que el arco se iba a abrir para Argentina y buscaba quitarle trascendencia a la altura de Quito, pese a ser un futbolero de alma, lo mismo que Diego Santilli, su coequiper en la Ciudad, con el que compartía la mesa.

En los pasillos de la Casa Rosada se vivía con dramatismo la posibilidad de quedar marginados de la máxima competencia.Todos los comentarios del día aludían al duelo con Ecuador y tenían tono futbolero.

“El Presidente se va a instalar solo en Olivos”, adelantaba uno de sus principales colaboradores. Un miembro del Gabinete se ocupaba de decirle al resto que no olvidaran ninguna cábala.

La oposición

La oposición también estuvo pendiente de la suerte del equipo que comanda Jorge Sampaoli. Sergio Massa permaneció en su casa de Tigre, donde recibió a los amigos de su hijo Toto. Lo vio en familia, lo mismo que Florencio Randazzo, quien adelantó las actividades de campaña para llegar temprano a su casa de Gonnet. Tenía previsto mirar el partido con su hijo Gino y un grupo de amigos.

A la hora del partido, Cristina Fernández de Kirchner estaba en su departamento de Recoleta. “No es de mirar fútbol, ni siquiera a la Selección. Cuando Néstor vivía a veces hacía alguna concesión y se sentaban con él, pero ahora no”, confiaban en su entorno.

 

La ex presidenta había puesto toda su energía en la conferencia del mediodía, donde volvió a cuestionar a Macri y el rol del Poder Judicial.

El diputado Máximo Kirchner sí se concentró en Quito. Había convocado temprano a otros dirigentes de La Cámpora para mechar fútbol y política en una noche que se presentaba dramática.

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