l desafío era bastante complejo, pero eso nunca amedrentó a Guillermo Barros Schelotto. Así como cuando dio sus primeros pasos como wing en Gimnasia, así como luego tuvo que ganarse el puesto en un Boca dominado por estrellas. Y, como entrenador, nunca se escondió: sus apuestas eran redoblar esfuerzos y apostar a ganador. Frente a Chile, por la 13° fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, en Paraguay se observó más empuje que claridad. Y el resultado, la derrota por 1-0, lo dejó con un pie afuera del Mundial de Qatar 2022. Sin chispa individual ni sustento colectivo, lo de Paraguay fue muy pobre.
Paraguay salió a jugar con el esquema preferido de los Mellizos: el 4-3-3, el que utilizaron en Lanús y en Boca, incluso con intérpretes muy conocidos por el fútbol argentino: la diferencia se observó con una línea de cuatro armada en su totalidad con defensores centrales: Robert Rojas (jugó como lateral derecho en los últimos partidos en River), Gustavo Gómez (a quien dirigieron en Lanús y quisieron llevar a Boca), Junior Alonso y David Martínez. En el medio, Villasanti, Morel y el zurdo Matías Rojas; y adelante Angel Romero, Sanabria como 9 y Miguel Almirón por la izquierda.
La postura fue cederle la iniciativa a una selección de Chile que llegaba con las bajas de Charles Aránguiz, Erick Pulgar y Mauricio Isla, y tratar de salir rápido de contraataque. Así fue que los dirigidos por el uruguayo Martín Lasarte tuvieron una posesión del 70% de la pelota.
Sin tanta proyección de los laterales por cuestiones de características, la velocidad de Angel Romero por la derecha y de Almirón por la izquierda era una tentación para el local, que buscó lastimar con transiciones rápidas. En una de esas aproximaciones, Rojas envió un centro y la pelota dio en el palo izquierdo del arquero. El mediocampista de Racing, que venía de anotar en Tucumán, ante Atlético, por esa vía (un centro finalizó en gol del equipo de Gago), casi sigue de racha. Fue curioso porque Guillermo lo gritó… antes y luego se lamentó agarrándose la cabeza.
Los Mellizos arrancaron viendo con tranquilidad el encuentro, hasta los 23 minutos. Guillermo, vestido con camisa blanca y de traje (sin corbata), -reemplazante de su compatriota Eduardo Berizzo- observaba el desarrollo de pie y con los brazos cruzados. Eso sí: cada infracción recibida en tres cuartos por los habilidosos Romero y Almirón, eran utilizados con lanzamientos al área de Claudio Bravo para aprovechar el “oficio” y la altura paraguaya. En una de esas acciones, fue amonestado Enzo Roco por una falta a Villasanti.
Una salida lejos de Gustavo Gómez a Alexis Sánchez pudo ser sancionada con tarjeta amarilla, pero Patricio Loustau no lo hizo. No tiene los mejores recuerdos Guillermo Barros Schelotto del juez argentino, sobre todo después de aquella final ante River, en Mendoza, que el equipo de Gallardo se impuso por 2-0 por la Supercopa Argentina.
La llave del equipo trasandino parecía estar con las proyecciones de Eugenio Mena por la izquierda; desde ese sector envió un par de centros que fueron impactados por Alexis Sánchez, aunque sin precisión. Pero Alexis, muy movedizo, aparecía por todo el frente de ataque y desorientaba con gambetas a sus marcadores. El esquema 3-5-2 de Chile le hizo modificar la táctica a Guillermo, que pasó al 4-4-2 para no quedar en inferioridad numérica en la zona de volantes. Y, en ese cambio, buscaron que siempre quedara un zurdo por la derecha (con el perfil invertido), alternándose entre Almirón y Rojas.
Barros Schelotto pidió una presión mayor en la zona del círculo central, y así generó aproximaciones con una mediavuelta de Almirón y un remate desde afuera de David Martínez que (en ambas) controló Bravo sin dar rebote. Pero todo fue muy forzado.
En la segunda etapa, volvió a dar la impresión de tener más claro su plan Chile. Y los gestos de los Mellizos ya no eran de tranquilidad, sino de urgencia: no en busca del gol, sino de una acción elaborada que los acerque al objetivo del gol. Mejor el visitante, Silva salvó su arco mandando al córner un remate de Vidal desde afuera del área. Pero luego se hizo el gol en contra. De ese córner, a los diez minutos, llegó la anotación del arquero Silva tras un intento de envío olímpico de Alexis Sánchez. El N° 1 quiso rechazar la pelota, pero la terminó metiendo en su arco.
Ahí se terminó el partido. Porque, si bien faltaba mucho, ni siquiera los cambios del Mellizo lograron sacar a Paraguay del bajón anímico y futbolístico.
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