Por Carlos Saravia Day
Hoy se habla de transparencia lo que equivale a decir publicidad de los actos de gobierno para hacer efectivo el control, otro requisito que informa a la República.
Hubo una época en que los actos del gobierno se reputaban materia hermética y sellada para los pueblos gobernados, en la cual solo participaban algunos próceres y la secreta “razón de estado” era regla consentida en la vida política.
Un personaje del novelista Anatole France se explica así a este propósito: “El poder, como el cuerpo humano, está sometido a necesidades bajas y vergonzosas, las cuales no es decente satisfacerlas en público sino con disimulo”. Pero el personaje de Anatole France vivó una época en que el rey decía: “El estado soy yo”.
Esto ocurría en la víspera de la revolución francesa. Cuando, además de Luis XIV, reinaba el hermetismo.
Hoy en día si se pretende la transparencia, o sea la visibilidad de los actos de gobierno, por el criticable suceso de la Quinta de Olivos hay que traer el ejemplo de la Roma republicana, cuando al Tribuno Druso el arquitecto le preguntaba si quería que se edificase su casa muy defendida de las curiosidades de fuera, este le respondió: “Si tiene arte para tanto, construye mi casa de manera que cuanto yo haga dentro lo puedan ver todos.”
La casa que el presidente habite, le ha sido entregada en comodato, es decir en préstamo de uso gratuito y temporario. Esta vez, la infidencia no provino del mundo exterior sino del mundillo de la farándula y fueron sus propios invitados los que inmortalizaron la indiscreta fotografía, el celular no respeta cuarentena ni el presidente tampoco.
“Nadie puede alegar su propia torpeza” reza una máxima del derecho”, ni tampoco descargar su responsabilidad en la primera dama, según lo ordena el Decálogo del Amor Cortés”, que occidente arrastra desde el siglo XII. Menos aún, hoy en día, un profesor de derecho penal puede confundir delito con contravención y proponer redimir la responsabilidad penal con pagos en cómodas cuotas mensuales.
Su responsabilidad es doble, como autor del DNU de la cuarentena y como ciudadano.
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