Por Carlos Saravia Day
Toda nación constituida tiene su “argot”, lenguaje mitico-mágico que a veces hace de veces de vestíbulo al lenguaje que después cristaliza en las palabras, ideas y emociones en el lenguaje.
Diccionario y gramática superan el original balbuceo.
En una nota anterior ponderábamos los argentinismos incluidos en la Academia de la lengua, a la par que considerábamos “tarea perentoria” el truco “Manual de viveza criolla” de “La política” como antes lo hiciera y titulara su obra Aristóteles, siendo esta la palabra más fiel a la historia de Occidente.
Ahora con sorprendente coincidencia el Gobierno nacional clausura el INADI, instituto creado por el peronismo con la finalidad de inaugurar un nuevo “argot” que promiscuara con el idioma de Cervantes, idioma jerga, luchando en ridícula competencia.
Unos dicen lo que saben, otros saben lo que dicen y fomentan la prosodia y la síntesis cojitranca, otros se ajustan a la gramática y al diccionario.
Primero fue el verbo anticipa el texto sagrado y el verbo se hizo carne finaliza.
Aristóteles caracteriza al hombre como Zoon-politikon, es cuando el hombre se despega de la zoología a través de la palabra, es decir se convierte en animal social y deja de ser un bípedo implume, es cuando de cuadrúpedo puede mirar las estrellas y deja de osar la tierra en busca de la trufa como el cerdo.
El idioma es la herramienta más eficaz que tiene n para comunicarse y no puede quedar en manos de La Cámpora, que significa volver al estado primigenio de barbarie de los ruidos onomatopéyicos.
Cuando al Emperador Carlos V su confesor le pregunta porque se confesaba en castellano y no lo hacía en latín u otra lengua le dijo: porque el alemán se hizo para dar órdenes a los caballos, el inglés para escuchar los pájaros, el francés para hablar con las damas y el castellano para hablar con Dios.
Los peronistas esperan ordenes, y el que espera desespera.
Excelente! Muy buen nivel !