Fue 2 a 1. Demichelis paró un equipo alternativo. El puntero cayó por cuarta vez en un torneo que domina con diez puntos de ventaja sobre Talleres.
Celebran los futbolistas de Barracas Central en la mitad de la cancha. La alegría se extiende en las tribunas. Quedan rojas las manos y no es por frío, sino por los múltiples aplausos que caen de arriba hacia el césped. Y está bien todo lo que sucede porque acaba de ocurrir algo histórico: tras casi 100 años, Barracas derrotó 2-1 a River. La última vez había sido en agosto de 1926, con idéntico resultado y en esta misma cancha. El traspié de los de Nuñez le imprime suspenso al campeonato.
Suele suceder con los equipos que juegan bien: la distancia entre los titulares y los suplentes son, como mínimo, grandes. Y en River, a juzgar por lo que se observó en el estadio Chiqui Tapia, son enormes. Ahí hay una señal de alerta para el entrenador Martín Demichelis.
Sorprendió Micho y presentó una formación totalmente alternativa. Incluso modificó el esquema: se plantó con un 5-3-2, con Miguel Borja y Salomón Rondón como referencias. Tuvo dos razones el DT: primero, darles descanso a los titulares; segundo, fortalecer el equipo para las pelotas aéreas. Y no funcionó lo pensado, especialmente en la primera parte porque River jugó mal (y feo) y porque le anotaron con una pelota parada.
Demichelis reforzó la altura de River porque Sergio Rondina es, tal vez, el técnico que mejor trabaja las pelotas paradas. Y a los 2 minutos, Francisco Álvarez hizo revolcar a Franco Armani tras un centro de Iván Tapia.
Cuesta creer lo mal que marcó River en el gol de Barracas Central. Tapia se paró frente a la pelota casi en la línea de saque de arco y los defensores visitantes se pusieron todos en línea a centímetros de Armani, cuando los rivales estaban alejados. El centro fue atrás y un solitario Carlos Arce cabeceó al gol.
River buscó como plan tirar pelotazos al doble 9, por eso se señala que jugó feo. Ni juntó pases ni fue por afuera el visitante: mandó bochazos al área para los inestables Borja y Rondón. El venezolano no tiene una, sino varias marchas menos que el resto. Puede que sea el futbolista más lento de la liga profesional. Dos veces quedó en posición de correr mano a mano contra Desábato, pero en ambas ocasiones se lo comieron desde atrás.
A Rondón le costó tanto como a Palavecino (cometió una falta evitable en el gol de Arce), Maidana y Ellas Gómez, los más suplentes de los suplentes. Al esquema de River rápido le sobró un central porque Barracas se metió atrás con la ventaja.
Es justo reconocer a Barracas, que fue más intenso que River a bordo de un 4-4-1-1. Aprovechó una preparada y se refugió bien. También cortó con faltas recurrentemente para no dejar crecer a los de Nuñez.
Para el complemento, Demichelis sacó a Rojas y puso a Pablo Solari. No se entendió porqué no jugó el nacido en San Luis porque tampoco había sido titular por Copa Libertadores. Mejoró la visita con el ingreso del extremo, que se paró bien abierto por la derecha. Pero en una contra bien comandada por Brian Calderara y luego de un pésimo retroceso de la defensa, Mauro Peinipil capturó un rebote cerca del área chica y puso el 2-0.
Tardó demasiado Demichelis en poner a los titulares. A Rondón le sobraron minutos. Además, sacó a Miguel Borja minutos después de anotar el descuento. Estaba claro que en los instantes finales iban a llover los envíos al área. Tampoco fue acertado el ingreso del juvenil Franco Alfonso, que casi nunca juega y lo metieron en un duelo caliente.
River intentó y estuvo cerca del empate con un remate de Palavecino, que levantó en el complemento. Barracas pudo estirar la ventaja, pero Armani metió dos buenas atajadas ante Maximiliano Puig y Calderara.
Y así ganó Barracas, con ímpetu y aprovechándose de un River demasiado suplente.
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