Aseguró que el imputado «acosaba y perseguía» a su hija, y que les «destrozó la vida».Claudio Segundo reconoció que está en tratamiento por su adicción. No declaró.
Sumida en el dolor, quebrada emocionalmente y con la voz entrecortada. Ayer, alrededor de las 10, Eva Muñoz, la madre de Brisa Oriana Goytea, la chica de 15 años víctima de femicidio, ingresó a la Sala III del Tribunal de Juicio a declarar ante los jueces María Gabriela González, Pablo Farah y Carolina Sanguedolce, según publicó El Tribuno.
«Yo había mandado a Brisa con su papá porque estaba cansada de que él (por Claudio Segundo) la acose, la persiga. Había denuncias contra él pero nada funcionaba», relató la madre de la joven.
«Su papá se la llevó el sábado y ese lunes, entre las 11.30 y las 12.30, ella me mandó mensajes diciéndome: «Voy a buscar la carpeta’. Tenía que retirarla porque debía rendir materias, pero no llegó a casa a buscarla», agregó.
La relación de noviazgo entre Brisa y Claudio Segundo había empezado un año antes. «Vivían peleando. Él le pegaba. Dos veces me lo contó ella. Hubo tres denuncias. La vi lesionada en los pómulos una vez», relató la mujer.
«Yo no la dejaba salir de casa pero él esperaba que yo me fuera a trabajar para ir a buscarla, a meterse. Yo busqué ayuda por todos lados pero nadie me escuchó», hizo hincapié la madre.
La Justicia había dictaminado una prohibición de acercamiento. «La llevaba a la Secretaría de la Niñez, a la psicóloga, por ayuda. Cuando ella se iba con él se alcoholizaba y no sé que más le daría él porque se ponía rebelde. Se escapaba. Sin él, ella me hacía caso, era tranquila, calladita, quería terminar la secundaria», dijo Muñoz.
En la comisaría de San Remo se habían registrado varias denuncias por fuga. «Una vez él se la llevó a Pichanal. Ella me dijo que se iba a caminar a las 18 y que volvería a las 20, pero era medianoche y no volvía así que fui a la comisaría. Después fui a la casa de él y su madre me dio una dirección de Pichanal, así que yo se la di a la Policía. Pasó una semana y la trajeron», aseguró.
En relación con el femicidio, la mujer expresó: «Nos destrozó la vida. Yo me enteré lo que había pasado ese día porque tengo una amiga cuya hermana estaba en la salita de San Remo y escuchó que la hermanita de Segundo contó que a mi hija la había matado él. La nena estaba con una crisis de nervios».
Por su parte, Claudio Víctor Ramón Segundo, el imputado por homicidio calificado por la relación de pareja y por el género en perjuicio de la adolescente, reconoció al inicio de la audiencia estar bajo tratamiento por adicción a la cocaína, marihuana y pastillas. Vestía una camiseta deportiva verde flúor, jeans y zapatillas negras con detalles rojos. Se abstuvo de declarar.
El vecino que llamó al 911
Posteriormente, estuvo frente al Tribunal Carlos Zambrano, un vecino del imputado, quien llamó al 911 el día del femicidio. «Estaba en casa cuando me tocó la puerta la hermana de Segundo y me pidió que llamara al 911. Eran las 11.30. Yo estaba cocinando. Me dijo que la pareja estaba peleando», aseguró al inicio de su declaración.
Zambrano no aportaba más detalles, por lo que el fiscal Pablo Rivero le reformuló varias preguntas e incluso le recordó declaraciones anteriores. La jueza González tuvo que llamarle la atención al testigo por su escasa o nula colaboración. Entonces Zambrano reconoció: «Yo estaba cocinando y mirando El Zorro. La hermana de Segundo tocó la puerta y me pidió que llame a la Policía. Llamé desde el teléfono fijo al 911 porque Claudio la estaba matando a la chica. Su hermana estaba asustada, lloriqueaba. Pregunté al 911 si podía mandar un móvil. A los 50 minutos sentí ruidos, miré por la ventana, le indiqué a la Policía. Cuando volví de trabajar a la noche mi esposa me contó que Segundo había asesinado a la chica. Mi señora sí me había hecho un comentario una vez de que él le pegaba a la novia».
Intervención de policías
Otras declaraciones fueron la del oficial ayudante Alejandro Lundo, quien intervino en dos casos de fuga de la adolescente, denunciados por su madre. «En la primera ocasión estaba en la casa de su padre. Tras la segunda denuncia, entrevistamos a Segundo, quien dijo que había tenido una pelea con ella y que no la había visto de nuevo. La foto de Brisa fue divulgada por el área de Prensa y Difusión de la Policía y luego la encontramos en un inquilinato con Segundo, en el barrio San Remo», explicó el policía.
También declaró el oficial Rodrigo Centeno, quien inspeccionó la escena del crimen. «Había antecedentes de violencia familiar. Notamos un pozo de 1,80 metros de largo y 40 cm de profundidad. Alrededor había herramientas: pico y pala. La víctima estaba en una bolsa bajo la cama, descubierta del hombro para arriba. Había un cinto de tela con cabellos, vendas azules, un celular y dos chips», describió. «Las vendas estaban ahí porque el imputado practicaba boxeo y se vendaba las manos», agregó.
«En la investigación se identificó a un grupo con el que Segundo había estado días anteriores. Una señorita contó que Segundo, bajo los efectos de pastillas Clonazepán había dicho: «La Brisa me quiere dejar, la voy a matar'», detalló.
«Los vecinos indicaron que él consumía sustancias prohibidas y que era agresivo en el ámbito familiar», culminó.
La estranguló
Según la requisitoria fiscal, el 6 de diciembre de 2016, Brisa fue a la casa de Claudio Segundo, en la calle Mar Caspio. En la habitación de él hubo una discusión. Luego la hermana del imputado vio como Brisa estaba en el suelo y él encima, ahorcándola con un cinto. El acusado introdujo el cuerpo de Brisa en una bolsa y lo escondió bajo la cama. La hermana de él salió y le pidió ayuda al vecino del frente, también envió mensajes a una amiga y a su madre. La Policía llegó al lugar y Segundo dijo que Brisa se había ido a comprar y amenazó a su hermana para que dijera lo mismo. Luego el individuo cavó un pozo.
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