Opinión

AnálisisLa cabeza del danés, el estado y Messi

Por Carlos Saravia Day

En la cultura provenzal la palabra deportes quería decir conversación y poesía y solatz ejercicios corporales.

Antes de la cultura antigua las fuerzas culturales unificadoras fueron las epopeyas homéricas y los juegos olímpicos los que mantuvieron unidos los pueblos de la confederación griega.

Los países del mundo hoy, difieren en todo, pero están de acuerdo en cómo practican los deportes más populares. En esta unidad deportiva, en ese afán de obedecer con honor y limpieza las mismas reglas de competencia está el fundamento de la sociedad contemporánea.

No puede hablarse de futbol propiamente dicho hasta el descubrimiento casual en el siglo XI de la macabra de patear “la cabeza del danés”.

Poco después que los daneses abandonaran Inglaterra, donde habían gobernado tiránicamente, unos trabajadores que hacían excavaciones dieron con el cráneo de un invasor danés y tratándose de vengar viejas humillaciones la emprendieron a patadas con el cráneo convirtiéndose en una virtual cancha de fútbol. Alguien tuvo la ocurrencia de llevar una vejiga de vaca quitando así al fútbol su origen macabro.

En el siglo XIX cobraron importancia los juegos al aire libre, pero siendo la situación de anomia se hizo necesario fundar la “Footbal Associatión”.

El primer partido de fútbol bajo las nuevas reglas se jugó en Londres entre los equipos de Sheffield y Londres.

En 1904 se fundó la Federación Internacional de Fútbol asociación más conocida como FIFA.

El deporte de competición fue una enorme fuerza histórica. El estado nació del deporte, no de la familia, como una especie de súper club que agrupo a los jóvenes para coordinar sus actividades ya fueran estas belicosas o eróticas (raptar las mozas de otros poblados). Los esfuerzos individuales dispersos en un primer momento acabaron en un esfuerzo colectivo organizado gracias a una súper estructura histórica que comenzó siendo una suerte de club deportivo y acabó siendo el estado. Este punto de vista lo sostiene Ortega y Gasset en su ensayo del origen deportivo del estado.

Lo importante del fútbol es que modela y morigera el instinto arcaico de pugnacidad y lo convierte en competencia reglada y aceptada por los rivales que acatan el resultado. Superar significa vencer y para vencer hay que competir.

Al concluir el partido los jugadores se dan la mano dando el ejemplo de que se puede ganar o perder.

Hoy en día, Messi se ha convertido en un caballero deportivo sin tacha ni reproche.

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