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Liga Profesional 2023Vélez le ganó con justicia a River y festejó bajo la lluvia

La imagen de River dejando la cancha de Vélez, todo un síntoma. Foto: Marcelo Carroll.

Pobre imagen del equipo de Demichelis, que tuvo a Armani como figura. El Fortín se impuso 2 a 0 por los goles de Aquino y Castro. El local arrancó el partido en zona de descenso.

Treinta segundos. Eso fue lo que tardaron los jugadores de River y el cuerpo técnico en abandonar el campo de juego del mojado José Amalfitani. Sí, casi que huyeron, mientras que todos en Vélez festejaban ese 2-0 tan vital pensando en la tabla que más duele.

La nueva derrota de visitante del campeón de la Liga 2023, que ganó 1 de los últimos 12 duelos, traerá muchos análisis en la semana. Porque un equipo con un plantel tan rico como el del elenco de Núñez no puede jugar con tanta apatía y con tan pocas ideas.

River aún está aturdido por la temprana eliminación en Copa Libertadores. El golpe de Porto Alegre todavía repercute y se nota en la manera del jugar del conjunto que comanda Martín Demichelis.

Al traspié en La Paternal contra Argentinos le siguió la goleada contra Barracas Central en el Monumental, en un duelo que se abrió en la segunda parte tras la expulsión de un rival. Y anoche en el José Amalfitani, River completó un primer tiempo como para olvidar pronto. O mejor: para repetirlo una y otra vez para explicar cómo no se debe jugar.

El dato asombra: ese equipo que suele atacar hasta cuando no quiere, no pateó al arco en los primeros 45 minutos en Liniers.

Se sacó las ganas Demichelis de plantar en cancha a su tan querido 4-3-3, el más perfecto de todos los esquemas, según su paladar. Pues bien: River no fue River a bordo de ese dibujo. No lució trabajado el equipo y ahí hay una culpa que cargarle al entrenador, por mucho que los futbolistas tuvieron un opaco rendimiento. River jugó sin conceptos, no se vislumbraron movimientos preestablecidos y no se asoció en ofensiva. Para ser la primera muestra de la táctica, fue preocupante.

Lo que sucedió es que River perdió la ambición en la fresca y lluviosa noche de sábado. No atacó con la potencia y la masividad con la que suele hacerlo, ni presionó para ahogar al rival. Esperó en mitad de cancha el conjunto visitante y solo pudo complicar en un par de situaciones de contragolpe.

Para muestra alcanza con ver el gol de Vélez en esa etapa inicial: Lautaro Gianetti remontó varios metros la pelota sin que un rival lo marcara. Por esa libertad (tiempo y espacio, eso que no suele abundar en nuestro fútbol), el zaguero metió un cambio de frente exacto y Claudio Aquino dibujó un golazo: controló y enganchó con el mismo movimiento y definió arriba, previo desvío en Mammana. Fue a Santiago Simón a quien le ganaron la espalda.

No sorprendió tanto la táctica, sino que Demichelis haya decidido sentar en el banco de los suplentes a Ezequiel Barco, el mejor ofensivo de River en el año. Es verdad que Facundo Colidio y Barco suelen arrancar desde el mismo sector, pero el trabajo del entrenador es hacer convivir a los buenos. Si es uno o el otro, River se perdería una posible linda sociedad en ataque.

Lo de Vélez fue para el aplauso porque comenzó el partido sabiendo que estaba en zona de descenso. Y el Fortín lo jugó como una final, aún con sus falencias a la hora de manejar la pelota. Fue virtud esa actitud porque desde ahí superó a River.

Nada cambió en el complemento: el local siguió jugando una final y la visita sin energía ni reacción. Es cierto que River manejó más la pelota y que Vélez se replegó, pero eso no modificó las sensaciones del juego. Y el segundo gol velezano puede servir para graficar: entre Mammana y De la Cruz perdieron una pelota sencilla en salida y Santiago Castro aprovechó el error.

Un rato antes, Armani había salvado dos: la primera ante Aquino de tiro libre; la segunda tras un remate desde afuera de área del sacrificado Braian Romero.

 

 

Demichelis mandó a la cancha a todo lo que tenía: Barco, Nacho Fernández, Rondón, Lanzini y Matías Suárez. Por ese nivel de nombres en el plantel, River no se puede permitir jugar tan mal.

Mucho menos cuando le queda solo una competición. La derrota es un nuevo llamado de atención para Micho, que parece haber perdido las buenas sensaciones con las que había atravesado el primer semestre. ¿Qué le pasa a River?

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