Fue 0-0 en el Nuevo Gasómetro. El equipo de Insua deberá ganar por una buena diferencia en la última fecha y esperar por una derrota de los chilenos ante Fortaleza.
Se le complicó la clasificación a San Lorenzo. Necesitaba ganarle a Palestino en el Bajo Flores para igualarlo en el segundo puesto del grupo H de la Copa Sudamericana, pero otra vez estuvo lejos de mostrar un buen nivel, le costó horrores llegar al área de enfrente y apenas empató 0 a 0. Ahora, el sueño copero depende de un triunfo contra Estudiantes de Mérida en el último cruce de la fase de grupo y que Fortaleza, ya en octavos, supere a los chilenos.
Ya hace algunos partidos le está costando mucho a este San Lorenzo mantener la intensidad que caracterizó al ciclo Insua. De hecho, acumula cuatro sin poder ganar entre ambas competencias (dos derrotas y dos igualdades). Sigue siendo un equipo al que es muy difícil convertirle, pero con el correr del campeonato local y de la Sudamericana fue perdiendo energía de mitad de cancha hacia arriba el Ciclón. Y eso se traduce en problemas para generar situaciones de cara al arco rival.
En un duelo clave en el que se suponía que debía salir a llevarse por delante al adversario, el cuadro de Boedo apenas tuvo dos chances en la primera parte. Y no fueron tan claras. Una se trató de un centro de Andrés Vombergar para que Nicolás Blandi cabecee sin potencia. La otra fue un remate desviado de Agustín Giay tras un rechazo del arquero César Rigamonti.
Palestino, vestido con un clásico 4-4-2, fue más punzante y directo. Remató más y hasta tuvo un tiro en el palo de Fernando Cornejo que paralizó a todos los hinchas que colmaron el Nuevo Gasómetro en una noche primaveral en pleno otoño.
Tan mal jugó el local en esa etapa inicial que el Gallego metió tres cambios en el entretiempo. Puso a Gonzalo Luján por Giay, a Agustín Martegani por Gonzalo Maroni y a Adam Bareiro por Blandi. Revivió con las modificaciones el elenco azulgrana, que se adueñó de la pelota definitivamente aunque careció otra vez de claridad en los últimos metros.
Batalla tapó un par de remates aislados de la visita, que se posicionó definitivamente de contraataque. A Martegani se le presentó una chance inmejorable, pero pateó al cuerpo de un veloz Rigamonti que atoró rápido. Más allá de esa situación de certero peligro, a San Lorenzo no se le cayeron muchas ideas para atacar. No existe otra elaboración que las gambetas del Perrito Barrios y su sociedad con Braida. Y todo se vuelve monótono y previsible.
En el final se quedó con uno menos por la roja a Ezequiel Cerutti. Intentó con pelotazos inofensivos, pero la clasificación quedó en jaque.
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