Policiales

La Caldera Quiso cobrar sus haberes y la agredieron de todas las formas

La mujer denunció que entre los agresores estaba presente un juez de Menores. Dijo que la trataron de negra del cerro, artesana devenida en doméstica, pero no le pagaron.

Una mujer que habita en los humildes faldeos de los barrios bajos de La Caldera denunció en su propio pueblo a sus expatrones, por violencia de género, agresiones verbales y físicas y misoginia.

Entre los denunciados en un audio que hizo público se encuentran un alta funcionaria municipal, un médico y hasta un juez de Menores.

Alejandra Moreno expresó anoche en una solitaria plaza de La Caldera, donde recibió a nuestro matutino por no tener dinero para trasladarse hasta esta capital, que tras las agresiones físicas que sufrió al ser echada con violencia de un domicilio de calle Deán Funes al 1000, intentó radicar la denuncia por violencia de género, además del dinero adeudado por sus servicios de más de dos años, recibió en la comisaría 1 como respuesta que no podían tomarle tamaña acusación y que solo le podían tomar su caso como una exposición,según publicó El Tribuno.

Contrariada, la mujer intentó llegar hasta la Secretaría de Trabajo, donde dejó asentada su queja, pero en ese lugar tampoco recibió ninguna ayuda, sino un sinnúmero de diligencias, entre ellas le conminaron a volver a presentarse en su trabajo, así evitaría la denuncia por abandono del mismo, que después supo ya había hecho el empleador al saberse amenazado de que el escándalo tomara estado público.

Al respecto, Alejandra Moreno dijo: «Cómo un funcionario puede enviarme al trabajo donde me denigraron, me golpearon, me estafaron por no pagarme, solo para evitar que ellos me denuncien. ¿Quiere decir este señor que cuando uno va a hacer una denuncia laboral todo ya está arreglado, que tengo que bajar la cabeza y volver de nuevo al yugo?, me parece que está equivocado, no voy a volver. Y si me denuncian que lo hagan, qué van a decir «negra bajada del cerro. Aquí engordaste porque te matamos el hambre. Artesana devenida en empleada doméstica’. A eso quiere que regrese. No, yo quiero mi sueldo, mis vacaciones, el aguinaldo que esta gente incluso con la presencia de un juez me lo denegó, y a cambio me dieron una golpiza de la que logré hacer un audio, aunque no imágenes. Yo trabajé durante más de dos años y lo único que quise es cobrar el aguinaldo de 6.000 pesos acordado en su momento. Hace dos años que cuido de su madre Rubí F., que tiene 84 años y padece Alzeihmer. Es como cuidar un bebé. Hace años que me ocupo de ella, de lo que ellos no quieren hacerlo, y de cuidarles sus biene, y solo le reclamé el sueldo de junio y el aguinaldo de 6.000 pesos. Lo hice el 19 de junio. No recibí nada, y ya sin dinero para el colectivo lo encaré a uno de los hijos de la mujer, que me denigró de todas las formas. Ni a una esclava se puede tratar así en el siglo XXI, pero así nos tratan aquí, a las «artesanas devenidas en domésticas’, como me tildó quien se quedó con mi salario. Me golpearon no físicamente sino en lo más íntimo que tiene una mujer. Si eso no es violencia, entonces la violencia en Salta no existe», finalizó.

Cadena de silencios y dilaciones

Alejandra denunció que trató de hacer público su caso, pero que al escuchar quienes son los denunciados comienzan a retacear la ayuda.

«En una comisaría me mandaron a asesorar primeramente con un abogado, luego que haga las denuncias laborales para que me recepcionen el tema como una denuncia formal. Acaso tengo que ir desangrándome para que me escuchen. Las heridas que me abrieron son peores que todas las que cualquier persona imagina. Mire que ni siquiera pude cobrar un peso. Estamos a 7 de julio y estoy reclamando desde el 19 de junio. O sea me castigan por mi pobreza. Me quieren doblegar por el hambre. Acaso eso no es violencia de género. Si lo ejerce uno de ellos, parece que no. Aún así estoy dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias. Tengo un solo y único hijo varón, a quien tuve que contener porque no puede soportar tanta maldad contra mí, que tanto hice para criarlo, sola».

Un poco más calmada nos hace escuchar el audio y relata que cuando estaba siendo agredida estaba presente un juez de Menores, esposo de una de las hijas de la mujer que ella cuidaba desde 7 de la mañana hasta las 19 horas todos los días, durante dos años.

«El mismísimo juez estaba ahí, presenciando la agresión que sufrí. La humillación extrema de ser sacada a golpes de tu lugar de trabajo, por el solo hecho de pretender cobrar 6.000 pesos del primer aguinaldo que me iban a pagar durante los años que trabajé ahí.

Me contactaron otras chicas que también se fueron de allí por la misma causa, serán mis testigos».

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