AnalisisNomadismo y abuso de poder: el ejemplo de Indalecio Gómez

Por Carlos Saravia Day

Antes de las elecciones en Roma, los candidatos debían presentarse vistiendo la toga cándida que simbolizaba con su albura la pureza del candidato. No tenía bolsillos lo que denotaba su honradez y la espalda del candidato al descubierto para demostrar que nunca había huido. Hoy la toga del candidato tiene bolsillos negros y profundos como los payasos de circo.

También recuerda el sincretismo político de Giuseppe Garibaldi la anécdota de cuando en el Congreso de la Nación nuestro comprovinciano Indalecio Gómez, ministro del Interior del Presidente Roque Saénz Peña, se opone a la autorización del gasto para la erección de un monumento de aquel en la plaza Italia con sobrados argumentos: “En Ginebra, dice Gómez, el excampeón de la casa de Saboya se proclama  demócrata, luego lo vemos en Francia en donde se afilia a la Internacional, en la Argentina y Uruguay en riograndense, Riverista, Papista, asalariado del rey, del Congreso de la Paz y comunista” y cuando está en Lima se dedica a contrabandear opio de China.

Son los nómadas o almas vacantes como las calificara Papini. Uno de estos perpetuos ambulantes a escrito: “Quisiera que después de mi muerte se hiciera una valija con mi piel”.

Trashumancia y nomadismo son rasgos constantes en nuestra política actual.

El pelo unánime del caballo criollo ha sido sustituido por el overo sin marca y sin dueño.

Así cobra actualidad la vieja copla de Salta

Yo soy quien pinta las uvas

Y las vuelve a despintar

Al palo verde lo seco

y al seco lo hago brotar

El doctor Indalecio Gómez fue autor de la Ley Sáenz Peña y como ministro del Interior fue interpelado y cuando un diputado le hizo la advertencia que la ley le venía como guante a la mano, Gómez no se hizo esperar y le contestó: ”Sepa la Republica que la matriz del gobierno queda clausurada para concebir ningún candidato oficial” lo que los romanos llamaban “procurator un rem suam” (procurador en su propio  beneficio), porque el autor de la ley está doblemente obligado, como autor y como ciudadano.

Eran otros tiempos y otros los ministros.

A la política de ideas le sucedió la política de hombres y cosas y el votante se hizo cliente.

Las generaciones nuevas sufren un incunable escepticismo, como consecuencia del nomadismo de sus candidatos.

Aníbal Ponce en su libro “La vejez de Sarmiento” puso estas palabras: “Hay cosas que los jóvenes no toleran, la contradicción en el pensamiento y la inconsecuencia en la conducta”.