Se impuso por 1 a 0 y por primera vez en la historia un equipo africano se clasificó a las semifinales.
El Mundial no respeta títulos nobiliarios. Ni individuales (llamémoslos cracks) ni familiares (léase selecciones). Allá lejos en los días quedaron destituidos de sus honores Alemania, Bélgica, Uruguay o España. Más cerca, Brasil con Neymar. No se salvaron Cristiano Ronaldo y Portugal de la falta de sumisión que anda dando vueltas cerca del Golfo Pérsico.
Pero no le echemos toda la culpa a Qatar 2022. Gran parte le corresponde a la sorprendente Marruecos, estrella máxima de los golpes en esta Copa del Mundo, con un técnico (Walid Regragui) que asumió tres meses atrás y que logró un rendimiento para el asombro. Tampoco es inocente Portugal, pero vayamos por partes. Sobre todo en el primer tiempo, el equipo marroquí le dio una lección de juego colectivo al conjunto portugués, lleno de nombres importantes que pesaron poco a la hora de la verdad.
El gol fue de En Nesyri, de cabeza, tras una floja salida de Diogo Costa, ante Portugal.
Marruecos volvió a mostrar, como ante España (a quien también despidió de la competencia), una admirable solidaridad para defender, pero esta vez le agregó más soltura para atacar. En síntesis, defienden todos y, cuando pueden, atacan muchos. Cuando decimos defienden todos es todos, incluido Hakim Ziyech, uno de los más talentosos, que cuando tuvo que seguir la marca de Raphael Guerreiro no tuvo problemas en quedar como lateral derecho, en una línea de cinco defensores por momentos. Overol para el zurdo ex Ajax y actual delantero del Chelsea. Overol para todos a la hora de achicar y dejar sin espacios a Bernardo Silva, Bruno Fernandes y Joao Félix. Goncalo Ramos, después del triplete a Suiza, nunca estuvo solo. Cristiano Ronaldo, un rato después, mucho menos.
Al igual que Ziyech, pero en la otra punta, Sofiane Boufal retrocede para marcar sin que eso le quite nada a su buena técnica. En realidad, casi todos (no tanto los suplentes) muestran buen pie, empezando por el arquero Bono, zurdo, impertérrito a la hora de salir jugando. La salida por abajo sale natural, siempre con Achraf Hakimi listo y el excelente Sofyan Amrabat dispuesto a facilitar todo. Cuando Ziyech o Boufal aceleran, las contras suelen ser electrizantes.
Es la primera vez en la historia que un equipo africano llega a semifinales
No llegó mucho al arco rival, pero el arquero Diogo Costa le dio una muy buena chance antes del cierre del primer tiempo al salir mal en un centro y permitir que El-Nesyri le ganara de cabeza.
Portugal nunca le encontró la vuelta. Llegó con claridad en el comienzo del partido con un cabezazo de Joao Félix que Bono mandó al córner. Tuvo alguna más, también en remates del delantero del Atlético de Madrid, pero poco en relación al tiempo que tuvo la pelota y a la calidad de sus intérpretes.
El técnico Fernando Santos mandó a Cristiano Ronaldo a la cancha a los cinco minutos del segundo tiempo, tal vez más para evitar polémicas que por convencimiento. Pero CR7 cerca del área, aún sin estar en su mejor versión, genera otra inquietud en los rivales.
Tiró todo a la parrilla Portugal, pero no le alcanzó. El 4-2-1-3 del principio se transformó en un 4-2-4, con Bernardo Silva como volante iniciador, Cristiano en el área junto a Ramos y Bruno Fernandes y Joao Félix abiertos. Después Rafael Leao reemplazó a Ramos. Ganó en amplitud y logró profundizar por los costados, pero casi todos los intentos terminaron en centros, donde Bono no suele dudar.
Marruecos sintió el desgaste, perdió por lesión a su capitán Saiss, y terminó atrincherado demasiado cerca de su arco. La única que tuvo Cristiano la resolvió Bono. Y así Marruecos dio otro golpe, en su mejor actuación en la historia de los Mundiales, otra vez ante un público mayoritario y estruendoso.
El delantero mostró su frustración tras la derrota y quedar fuera del Mundial de Qatar.
También Portugal, y Cristiano Ronaldo, se despiden más rápido de lo que esperaban. A este Mundial no le importan los títulos nobiliarios, quedó claro. Y a Marruecos mucho menos.
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