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Palacio del QuirinalJuró el flamante gobierno de derecha extrema de Giorgia Meloni, el primero de la historia de Italia liderado por una mujer

Meloni hizo historia al llegar al poder en su país, una conquista que fue destacada por todo el arco político.

En un clima solemne y sin ocultar la emoción, juró hoy el flamante gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni, el primero de la historia de Italia liderado por una mujer.

Poco después de las 10 de la mañana (las 5 en la Argentina), en el impactante Salón de Fiestas del Palacio del Quirinal, sede de la presidencia, Meloni y sus 24 ministros -nueve de su partido posfascista Hermanos de Italia, cinco de Forza Italia de Silvio Berlusconi, cinco de la Liga de Matteo Salvini, los demás técnicos, siete mujeres-, juraron su fidelidad a la Constitución y a la república, ante el presidente, Sergio Mattarella.

De riguroso traje azul oscuro, Meloni fue la última en llegar para la jura, un momento que siempre soñó, en el que estuvo acompañada por su pareja Andrea Giambruno -periodista de la cadena Mediaset de Berlusconi- y su hija de 6 años, Ginevra -vestida de blanco, trencitas rubias y evidentemente desorientada-.

Sus familiares estrechos nunca antes habían sido vistos en eventos oficiales. También estaba su hermana mayor, Arianna Meloni, esposa de Francesco Lollobrigida. Llamado maliciosamente “el cuñado de Italia” y pariente de la famosa actriz Gina Lollobrigida, se trata de una de las personas de más confianza de Meloni, que no solo es jefe de la bancada del posfascista Hermanos de Italia en Diputados, sino que también juró como ministro de Agricultura y Soberanía Alimentaria.

Esta fue una de las varias carteras que cambió sugestivamente de nombre en la nueva era Meloni, marcada por una derecha soberanista. En línea con los caballitos de batalla de esta fuerza política posfascista, también cambió de nombre, entre otros, el Ministerio de Desarrollo Económico, que fue rebautizado de “Empresa y Made in Italy” y apareció el Ministerio del Sur y del Mar, por el que juró el exgobernador de Sicilia, Nello Musumeci.

Trigésimo primera jefa de gobierno desde la instauración en Italia de la república, el 2 de junio de 1946, Meloni logró la hazaña histórica de ser la primera mujer que llega al poder, una conquista y un mérito que, más allá de la siempre agitada política italiana, fue destacado por todos, incluso desde la oposición.

“¿Tener a una primera ministra es de por sí una apertura de espacios de reconocimiento femenino? ¿Ayudará a sacudir la cultura dominante de un país, el nuestro, donde ni siquiera una mujer de dos tiene un trabajo retribuido y donde los prejuicios inconscientes mantienen como rehenes los destinos de las chicas?”, se preguntó la vicedirectora del diario Corriere della Sera, Barbara Stefanelli en un artículo. “La respuesta es ‘sí’.

Desde este templado otoño 2022 las mujeres italianas, más o menos jóvenes, podrán sentirse alentadas a aspirar al mando. Al ‘poder’, palabra que -más generaciones de feminismo después- parece darnos aún miedo, sino horror”, agregó la editorialista, que subrayó, por otro lado, los temores de una parte de la sociedad sobre qué puede pasar con algunos derechos de las mujeres, entre ellos el derecho al aborto, legal en Italia desde 1978. La nueva ministra de Familia, Natalidad y Paridad de Oportunidades, Eugenia Roccella, es conocida por sus posturas consideradas “oscurantistas”, en contra del aborto, las familias homosexuales y la procreación asistida.

Giorgia Meloni
Lo cierto es para romper ese “techo de cristal” de Palazzo Chigi, sede del gobierno, Meloni tuvo que imponerse a sus dos aliados de coalición: Silvio Berlusconi, de 86 años, fundador de Forza Italia; y Matteo Salvini, de 49 años, líder de la Liga. Tanto Berlusconi como Salvini, hasta el final, intentaron obstaculizar su llegada al poder, pero fracasaron. En las elecciones del 25 de septiembre pasado, Meloni, que en los últimos cinco años fue la única que siempre se mantuvo en la oposición, arrasó: obtuvo el 26% de los votos, mientras que Salvini y Berlusconi, un magro 8% cada uno, que los catapultó a un amargo segundo plano.

Berlusconi, que esta semana, fuera de sí, hizo de todo para boicotear el nacimiento del flamante gobierno Meloni, furioso porque ella no le dio los ministerios que pedía para su gente, fue el gran ausente en la ceremonia de jura. Aunque la paradoja es que once de los miembros del flamante ejecutivo que juraron ante Mattarella fueron parte del último gobierno de Berlusconi (2008-2011), entre los cuales la misma nueva premier, entonces ministra de la Juventud.

Pese a los audios explosivos sobre su amistad con Vladimir Putin -que le envió 20 botellas de vodka de regalo de cumpleaños y que para él se vio obligado a invadir Ucrania-, sí estuvo Antonio Tajani, número dos de Forza Italia y considerado el hombre que apaga los incendios de Berlusconi. Este veterano político finalmente juró como ministro de Relaciones Exteriores.

Expresidente del Parlamento europeo, Tajani también será vicepremier, al igual que el líder de la Liga, Salvini, que juró como ministro de Infraestructura. Salvini hubiera querido volver a ser ministro del Interior -como lo fue en 2018 durante el primer gobierno de Giuseppe Conte, cuando le cerró los puertos a los barcos que rescataban migrantes en el Mediterráneo-, pero Meloni le dijo que no. Puso allí a otro Matteo, Matteo Piantedosi, prefecto de Roma y figura considerada su sombra, que había sido su jefe de gabinete cuando estaba al frente de la cartera del Interior.

La gran pregunta que muchos se hacen es cuándo “el capitán” -que al igual que Berlusconi jamás ocultó su admiración por el presidente ruso y difícilmente soporta que ella, Meloni, ahora sea la jefa- podrá vengarse.

Aunque en el nuevo gobierno de derecha -el más de derecha desde la Segunda Guerra Mundial- aseguran que serán una coalición unida y compacta, las divisiones internas estuvieron a la vista en las últimas cuatro semanas. Fueron días de gran turbulencia e internas, en los que sorprendió a todo el mundo Meloni, que mantuvo una actitud de sobriedad, de perfil bajo, de seriedad, necesaria en un momento a toda luz complicado para Italia, donde la crisis energética, la inflación y la recesión en puerta representan un combo explosivo.

Mañana a las 10.30, Meloni, que es consciente de que le espera una tarea titánica, más que difícil, recibirá de manos del premier saliente, Mario Draghi, la clásica campanita que marcará formalmente el traspaso de poder. Y a las 12 dirigirá el primer consejo de ministros del nuevo ejecutivo, que durante la semana recibirá un voto de confianza en el Parlamento.

Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni hicieron las paces

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