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Rugby ChampionshipUna paliza: los All Blacks vapulearon a unos Pumas desconocidos

Festejo de suplentes neozelandeses: Jordie Barrett celebra su try junto a Finlay Christie, en una paliza de All Blacks a los Pumas en Hamilton, por el Rugby Championship. Phil Walter - Getty Images AsiaPac

En Hamilton, el local aplastó a la Argentina con una goleada y una producción que contrastaron con el partido de hace una semana; el 53-3 puso en la punta del torneo al conjunto negro.

Una actuación reivindicatoria y acorde con la historia y la calidad individual de Nueva Zelanda puso un freno al impulso que habían tomado los Pumas en el Rugby Championship. La contundente victoria por 53-3 refleja la intensidad que imprimieron los All Blacks durante los 80 minutos y la incapacidad de los argentinos de adaptarse a la adversidad.

Una semana después de que los Pumas lograran el primer éxito en su historia en tierra neozelandesa, los locales reaccionaron con su mejor desempeño del año. Los argentinos nunca pudieron jugar cómodos ante la presión que ejerció el equipo negro en todas las facetas del juego, especialmente en el punto de contacto, forzando pérdidas con la defensa y jugando con pelota rápida en cada ataque. Además, los visitantes fallaron en adaptarse a las condiciones climáticas que presentó la noche de Hamilton, con mucha lluvia durante el primer tiempo, y cometieron innumerables errores de manejo; los All Blacks, en cambio, parecieron no verse afectados por esa circunstancia.

La cuarta de las victorias más amplias en el historial entre los dos seleccionados deja a los neozelandeses al tope de las posiciones del Rugby Championship antes del partido entre Australia y Sudáfrica, un punto por arriba de los Pumas, que tienen dos compromisos por afrontar ante los Springboks, el primero de los cuales será dentro de 14 días en la cancha de Vélez.

Ya la primera jugada sirvió como muestra de lo que fue todo el partido. Salida de Nueva Zelanda, knock-on de Tomás Lavanini, scrum, penal, 3-0 en un minuto. A los 10, un mal kick de Santiago Carreras le dio un scrum en terreno ajeno a Nueva Zelanda, que forzó el penal, se instaló cerca del in-goal y no tardó en anotar el primer try, obra del pilar Ethan De Groot.

Como si el haka hubiera surtido efecto, el comienzo de All Blacks fue avasallante contra los Pumas.
Como si el haka hubiera surtido efecto, el comienzo de All Blacks fue avasallante contra los Pumas. Bruce Lim – Photosport

El apertura argentino tuvo un rendimiento fallido en la conducción, la toma de decisiones y el uso del pie, además de sufrir un duro golpe en un muslo. En el segundo tiempo ingresó Benjamín Urdapilleta, que regresó a los Pumas luego de tres años y jugó su primer partido ante los All Blacks. Tampoco estuvo fino en las patadas, aunque logró un buen quiebre.

En las declaraciones de entresemana los All Blacks dejaron entrever que utilizarían mucho más el pie. Y así lo hicieron, pero de manera inteligente, sin entregar la pelota sino dándose la posibilidad de recuperarla, o al menos poner bajo presión a los argentinos. Así llegaron, por ejemplo, al segundo try, que terminó firmando Caleb Clarke tras una buena gestión aérea de Will Jordan.

Amonestación, deslucida actuación individual y goleada ajena: Tomás Lavanini no la pasó nada bien en Hamilton, a pesar de que, según su visión, los neozelandes "no hicieron nada guau".
Amonestación, deslucida actuación individual y goleada ajena: Tomás Lavanini no la pasó nada bien en Hamilton, a pesar de que, según su visión, los neozelandes «no hicieron nada guau». MICHAEL BRADLEY – AFP

En la segunda mitad del primer tiempo los Pumas tuvieron algo más de control y un par de oportunidades: una terminó frustrada cuando le birlaron la pelota a Thomas Gallo en pleno avance y en la siguiente debieron conformarse con sumar de a tres (24-3 en 33 minutos). Pero el hambre de los hombres de negro (como el nivel de desconcentración de los argentinos) se advirtió en la salida siguiente, que recuperaron tras hacer una tremenda presión en la recepción, y así consiguieron un nuevo try, de Rieko Ioane.

Otra muestra de la diferencia de foco entre ambos conjuntos se dio al inicio del segundo período. Los Pumas tuvieron sus chances con varios minutos cerca del in-goal ajeno en los que forzaron penales (y una tarjeta amarilla), pero no lograron el try. Juan Martín González y Lavanini estuvieron cerca de apoyar. Sin embargo, la acción se diluyó, y en un contragolpe letal iniciado por Ioane, el más desequilibrante del partido, llegó la conquista de Jordie Barrett (34-3) que, con 20 minutos por jugar, sentenció la suerte del encuentro.

Matías Orlando encara; el back tucumano reemplazó a Lavanini en el scrum en los 10 minutos que el segunda línea pasó fuera de la cancha a raíz de la tarjeta amarilla.
Matías Orlando encara; el back tucumano reemplazó a Lavanini en el scrum en los 10 minutos que el segunda línea pasó fuera de la cancha a raíz de la tarjeta amarilla. Prensa UAR

Nueva Zelanda sumaba seis derrotas en los anteriores ocho partidos, algo que había ocurrido apenas dos veces en su historia (1928/30 y 1949). El entrenador Ian Foster estaba bajo enorme presión, lo mismo que el capitán, Sam Cane. La reacción estuvo a la altura de la nación más poderosa del rugby mundial.

Los All Blacks jamás aflojaron y se aprovecharon del desconcierto de los Pumas, que sin renunciar al tackle se vieron muy lejos en el marcador y no tuvieron respuestas anímicas. Hubo tiempo para tres conquistas más; la última con cuatro minutos de adición, prueba del hambre con que jugaron los locales. Demasiado para un equipo argentino que estuvo lejos del estándar que él mismo se impuso.

Casi una ilusión óptica: una ataque franco argentino superando a la marca neozelandesa, a cargo de Pablo Matera.
Casi una ilusión óptica: una ataque franco argentino superando a la marca neozelandesa, a cargo de Pablo Matera. Prensa UAR

La dura derrota representa un golpe fuerte para el orgullo de los argentinos y un freno al buen impulso que habían tomado a partir de la asunción de Michael Cheika, en cuya gestión –vale repetir– ganaron una serie en la Argentina por primera vez en 15 años (ante Escocia), lograron la victoria más amplia en su historia frente a un equipo del Tier 1 (el 48-17 a Australia en San Juan) y venían del primer éxito en Nueva Zelanda. Las posibilidades de ganar el certamen todavía están vivas. La mira, ahora, está puesta en recuperar el temple que los identifica y los elevó a esos logros pero que estuvo ausente en el Waikato Stadium. Nada mejor que hacerlo en casa ante los campeones del mundo, dentro de dos semanas.

 

 

 

 

 

 

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