El candidato kirchnerista a la gobernación cayó en su propia trampa a causa de la doble candidatura que ostenta y para justificar la dura derrota frente a Sáenz, admitió que no lo conocen.
En la desesperada búsqueda por encontrar justificación a la tremenda derrota sufrida frente a Gustavo Sáenz en las PASO provinciales, Sergio Leavy terminó en una encerrona creada por el mismo.
Al admitir que perdió de manera contundente frente a Gustavo Sáenz porque el electorado no lo conoce, indirectamente Leavy confirmó que en las PASO nacionales, que lo tenían como precandidato a senador nacional, ganó solo por el arrastre del voto sabana que encabeza la formula kirchnerista Fernández-Fernández.
La deducción de los salteños, de sentido común y lógica pura, tras escuchar la insólita justificación de Leavy, generó un interrogante obvio e inmediato ¿Si no te conocen, entonces como ganaste la candidatura a senador nacional?
El sincericidio, quizás inconsciente de Sergio Leavy, admitiendo que no tiene mérito alguno en el triunfo de las PASO nacionales como candidato a senador nacional y que solo fue arrastrado por la fórmula kirchnerista, terminó por mostrar a todos y mostrarle a él mismo, que para intentar ser gobernador de Salta, no solo es necesario un afiche con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, o un acto en el que el candidato presidencial kirchnerista decrete mesianicamente que “el Oso será el próximo gobernador”, sino que se necesita de un mínimo de propuestas de gobierno, serias y consistentes. Indudablemente el discurso de “Soy el candidato de Alberto y Cristina” no alcanzó para convencer a los salteños de que está capacitado para gobernar la provincia.
Aparentemente y a la luz de los resultados del domingo pasado, los desafíos inmediatos que tiene Sergio Leavy por delante sean, primero, hacer que lo conozcan, sin certezas de que eso puede ser bueno o malo. Luego tratar de articular alguna que otra propuesta de gobierno en vez de solo repartir, como estampitas religiosas, su foto junto a la fórmula presidencial kirchnerista.
El electorado salteño mostró este domingo que no está dispuesto a saltar al vacío, menos aún solo agarrado de afiches o de consignas y sloganes huecos.
Alguien debería avisarle a Leavy que la elección provincial no es una fiesta patronal en la que los devotos marchan, fieles, detrás de las imágenes.
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