Salud

¿Puedo consumir alcohol si estoy tomando antibióticos? 5 mitos y verdades sobre estos medicamentos

«No me sirvas vino porque estoy tomando antibióticos». Esta frase, tan repetida como poco cuestionada, lleva implícita la creencia de que el alcohol puede interferir con el efecto del remedio. ¿Es esto cierto?

Una menos difundida, pero que también circula: ¿un tratamiento antibiótico puede causar micosis vaginal en las mujeres?

¿Y qué pasa si corto la toma antes de lo que me indicó el profesional que me prescribió los antibióticos?

Clarín conversó con profesionales de la salud para averiguar cuáles de las principales creencias que circulan en torno a estos medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas son ciertas, y cuáles no.

1. Si estoy tomando antibióticos, no puedo tomar alcohol.

Falso.

Si bien nunca tomar alcohol es una recomendación saludable, lo cierto es que tampoco es verdad que, de consumir una copa o un trago en cantidad moderada, el antibiótico deje automáticamente de tener un efecto en el organismo.

«Si alguien está tomando antibióticos, puede consumir alcohol en cantidad moderada», sostiene Ramiro Heredia, médico de planta del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. «El consumo moderado de alcohol, como una copa de vino, no está contraindicado si una persona está tomando un antibiótico», confirma.

Sin embargo, hace una salvedad, ya que no todos los antibióticos son iguales.

Tomar alcohol en exceso no es una buena idea si uno toma antibióticos. Foto Shutterstock.Tomar alcohol en exceso no es una buena idea si uno toma antibióticos. Foto Shutterstock.

«En algunos casos en particular, como por ejemplo con el metronidazol, usado para algunas infecciones abdominales y genitales, o trimetoprima, para infecciones respiratorias o cutáneas; se ha descripto en algunos pacientes un efecto desagradable llamado efecto ´disulfiram´», explica el médico.

El profesional, editor del portal Infomed, explica que el «disulfiram» es una droga usada en algunos tratamientos para dejar de beber, y cuando se ingiere alcohol las personas «se sienten muy mal, con palpitaciones, cefalea, rubor, náuseas, vómitos; lo que hace que no quieran tomar alcohol nuevamente».

Por otro lado, sostiene que aunque no esté contraindicado, «hay que tener en cuenta que la persona que está tomando un antibiótico se puede sentir enferma, por lo cual consumir alcohol, y más si es en exceso, puede hacer que se sienta peor», aclara.

Por último, subraya: «En el caso de la gran mayoría de los antibióticos, el consumo moderado de alcohol no está contraindicado, siempre y cuándo no sea en exceso, ya que no interrumpe ni modifica en un modo importante el efecto de estos fármacos».

2- No hay que interrumpir la toma al sentirse mejor

Verdadero.

«El objetivo es eliminar la bacteria que está causando el proceso infeccioso. De manera que si el médico indica antibióticos por 5, 7 o 10 días deben cumplirse esos esquemas de manera completa», indica Flor María Ledesma, jefa de Telemedicina de Medifé.

De lo contrario (o sea, de discontinuar la toma), se corre el riesgo de que la infección vuelva. Esto es porque de no tomar la dosis indicada, las concentraciones «disminuyen demasiado», y no serían suficientes para controlar la infección.

«Si interrumpo la toma a los tres días porque me siento mejor, es probable que al cabo de unas horas las bacterias que aún permanecen vuelvan a multiplicarse y reaparezca el cuadro, por lo que habrá una recaída del proceso infeccioso», añade.

«Además -continúa-, durante ese tiempo, la bacteria puede haber cobrado un mecanismo de resistencia contra el anitibiótico y cuando lo volvemos a tomar ya no es tan efectivo, porque la bacteria desarrolló esos mecanismos antimicrobianos».

La resistencia a los antibióticos es una de las grandes amenazas que enfrentamos como comunidad global. Cada años se producen unas 700.000 muertes debido a que los antimicrobianos que usamos durante décadas dejaron de ser efectivos contra las bacterias, número que podría multiplicarse hasta llegar a 10 millones en 2050, advierten desde la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones.

Desaconsejan suspender los antibióticos cuando uno se siente bien: hay que completar el tratamiento. Foto Shutterstock.Desaconsejan suspender los antibióticos cuando uno se siente bien: hay que completar el tratamiento. Foto Shutterstock.

«El cumplimiento de los días de tratamiento indicados para cada infección, como por ejemplo, una infección urinaria no complicada o cistitis, nos asegura en la mayor parte de los casos la eliminación del microorganismo o agente causal. Cada infección, se trata un número de días determinado», coincide Heredia

Y concluye: «En todo caso, un médico es el que debe decidir cuándo empezar o discontinuar un tratamiento antibiótico; y no el paciente».

3- Los antibióticos disminuyen el efecto de las pastillas anticonceptivas

Falso.

Que las personas que usan anticonceptivos hormonales por vía oral, al tomar antibióticos, pierden la efectividad del método para prevenir el embarazo no solo es una creencia muy difundida a nivel popular, sino que también pueden indicarlo los prospectos de este tipo de pastillas, que señalan que, de tomar antibióticos, deben incorporarse otros métodos de protección denominados «de barrera», como puede ser el preservativo.

«En una importante revista científica, se publicó en el año 2018 un metaanálisis (una revisión de estudios sobre un tema determinado), en el que analizaron si la mayoría de los antibióticos interferían o generaban fallas en estos métodos anticonceptivos hormonales», relata Heredia.

Si bien se cree que disminuye su efecto, las pastillas anticonceptivas y los antibióticos no son incompatibles. Foto Shutterstock.Si bien se cree que disminuye su efecto, las pastillas anticonceptivas y los antibióticos no son incompatibles. Foto Shutterstock.

«La conclusión fue -prosigue- que los antibióticos distintos a la rifampicina, no alteraban la efectividad de los métodos anticonceptivos orales. Esto quiere decir que para la mayoría de los antibióticos usados, no habría una interacción significativa con los anticonceptivos orales.»

«Por supuesto que ante cualquier duda, el usuario de los anticonceptivos orales debería consultar a su médico», añade.

No obstante, advierte que la rifampicina (usada en el tratamiento de la tuberculosis y de infecciones de piel, huesos y articulaciones, entre otras) sí podría llegar a interferir.

Por su parte, Ledesma concuerda con que esta premisa es un mito que se mantuvo por muchos años, pero que carece de sustento científico.

«Se creía que el antibiótico, al alterar la flora intestinal, interfería en la absorción de las hormonas presentes en el anticonceptivo, pero hoy se sabe que no hay contraindicación de darlos juntos, ya que no tienen interacción farmacológica salvo en el caso de la rifampicina«, cierra.

4- Los antibióticos pueden generar infecciones en genitales

Verdadero.

«Muchas veces, los antibióticos alteran la flora bacteriana, que son el grupo de bacterias y microorganismos que están, en equilibrio, en nuestra mucosa. Esto genera, que en algunas ocasiones, bacterias, u hongos, como por por ejemplo la cándida, se desarrollen en mayor cantidad y generen, por ejemplo, una infección genitales, que requiera un tratamiento específico», explica Ledesma.

«Lo mismo puede ocurrir en otras mucosas, como la oral, o en la mucosa del tubo digestivo», añade.

Puede ocurrir que quienes tomen antibióticos padezcan hongos vaginales. Foto Shutterstock.Puede ocurrir que quienes tomen antibióticos padezcan hongos vaginales. Foto Shutterstock.

Los conocidos hongos vaginales suelen ser las afecciones más comunes que se desarrollan de manera paralela a la toma de antibióticos.

«Puede alterar lo que se considera flora normal en el tracto genital de la mujer, y conducir a que los hongos, que también son microorganismos normales presentes en la vagina, puedan multiplicarse de manera anormal y producir micosis», detalla la médica de familia.

Además, señala que se contraindican las soluciones para lavado vaginal, y que existen los antimicóticos locales que pueden ser empleados de darse este efecto indeseado.

5- Debe cumplirse el horario establecido de la toma

Verdadero.

Si bien esto, se sabe, debe respetarse, también es común que se produzcan olvidos u omisiones, y en esos casos puede primar el desconcierto. ¿Debe tomarse lo antes posible, una vez que se advierte el olvido de la toma? ¿Qué pasa si pasaron muchas horas? ¿Se deben tomar dos pastillas juntas? ¿Puede ser necesario reiniciar el tratamiento?

Para saber cómo se debe actuar es importante entender el procedimiento mediante el cual actúan los antibióticos.

«La frecuencia en la toma del antibiótico tiene que ver con mantener en la sangre los niveles adecuados de la droga, para que ésta haga su efecto», aclara Heredia.

Poner alarmas para recordar el horario del remedio es una buena manera de no saltearse tomas. Foto Shutterstock.Poner alarmas para recordar el horario del remedio es una buena manera de no saltearse tomas. Foto Shutterstock.

En el mismo sentido, Ledesma manifiesta: «todo fármaco tiene una farmacocinética, es decir, desde que lo ingerimos (y pasa por el tracto digestivo, se da su absorción, su distribución, su unión a proteínas en el plasma) hasta la excreción por riñón o intestino: ese movimiento que tiene el antibiótico en nuestro organismo se realiza durante unas horas determinadas».

Y agrega: «una vez cumplido ese ciclo, ya no tenemos la sustancia en nuestro cuerpo y ya no va a tener efecto sobre la bacteria. De nada sirve entonces tomar dos tabletas juntas, porque estaríamos causando más efectos adversos», sugiere.

Por su parte, Heredia afirma: «Cada antibiótico tiene una posología determinada, según el foco de la infección que uno quiera tratar, y los gérmenes que la pueden provocar. Es importante cumplir con las tomas y con los horarios recomendados».

«Esto es principalmente importante -aclara- con los antibióticos beta-lactamicos, dentro de los que está incluida, entre otros, la penicilina».

En el caso de olvidar una dosis, el médico señala que debe tomarse en el momento en que se advierta la omisión, y continuar con los horarios recomendados por el médico.

«Generalmente no hay que reiniciar un tratamiento. Si bien es importante cumplir los horarios de los tratamientos, tampoco es que deben ser cronometrados», tranquiliza.

Los anitbióticos deben ser siempre recetados por un médico. Foto Shutterstock.Los anitbióticos deben ser siempre recetados por un médico. Foto Shutterstock.

La importancia de la supervisión médica

Por último, ambos profesionales destacan la importancia de no automedicarse, así como de consultar con el médico ante posibles peligros en las interacciones con otros medicamentos.

«Es importante tomar conciencia respecto de las posibles interacciones que los antibióticos tienen con otros medicamentos. Cuando los médicos prescribimos un antibiótico, estamos muy atentos a si el paciente está consumiendo otros que pueden interactuar y conllevar efectos adversos como arritmias, daño en el riñón o en el hígado o el oído», alerta Ledesma.

«También observamos si la persona es muy mayor, o si tiene insuficiencia renal o hepática, ya que son condiciones que pueden alterar el movimiento del antibiótico en el organismo desde su absorción hasta su excreción, y al estar mezclados otros medicamentos, pueden causar interacciones tóxicas o alterar la su respuesta», añade.

Para cerrar, Heredia suma otro argumento vinculado a los riesgos de la automedicación: se contribuye, de algún modo, al «drama que se está dando con la generación de resistencia bacterianas a los antibióticos comunes»

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