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Federal AJuventud y Gimnasia y Tiro empataron el clásico 1 a 1

El primer clásico de la temporada el albo se imponía gracias al tanto de Pablo Motta, de tiro libre, pero en el complemento Leandro Zárate igualó para el santo.Fue insulso, híbrido y anodino el clásico salteño entre Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro. A santos y albos les llevó un tiempo estudiarse y otro nutrirse de situaciones muy puntuales que también forman parte del juego, como ser el aprovechamiento de los recursos individuales en un balón detenido y la capitalización de los errores rivales para abrir el marcador. Y así llegaron los goles, de Gimnasia primero y de Juventud después, según informó El Tribuno.

Lo cierto es que el pleito entre salteños fue un auténtico clásico de primera ronda, siempre adentro de la cancha (afuera, el marco no fue en las tribunas, como se presumía). Porque en el rectángulo verde predominaron las especulaciones iniciales, el estudio excesivo al rival, el temor a perder, la rispidez en las situaciones divididas y, sobre todo, aquellos “plus” que muchas veces son los que pueden abrir los herméticos cerrojos de un duelo entre rivales antagónicos, como ser una pelota parada (el golazo de Pablo Motta, con ayuda de Menéndez para descolocar a Pave, a los 4’ del complemento) y una cadena de titubeos defensivos del contrario (un yerro en la salida de Gimnasia anterior al quirúrgico centro de Acosta, más la única desatención de la solvente zaga central Zuvinikar-Cazula y la salida a destiempo de Leguiza para que anticipe un “vivo” Leandro Zárate a los 33’ del mismo período).

Gimnasia, en líneas generales, mostró un poco más que su rival en juego asociado, en propuesta y en situaciones de peligro. Sin embargo, excluyendo los goles, las polémicas de la tarde condimentaron más el clásico que el juego mismo: estuvieron acertados Guaymás Tornero y su asistente Benítez en la acción “finita” en la cual se reclamó off side de la Chancha en el empate antoniano, ya que Medina lo habilitaba por centímetros. 

Posteriormente, fueron los del santo los que aseguraban la legitimidad de un gol anulado cuando Gustavo Balvorín le asestó un sutil manotazo a un errático Leguiza, quien, en su intento por salir a cortar en las alturas, se desestabilizó y perdió el control de la pelota, lo que desembocó en el segundo gol de Zárate, anulado por el juez salteño.

El clásico no mostró mucho más que eso. Juventud arrancó presionando más arriba, pero poco tardó Gimnasia en equilibrarlo con dos acciones claras en el primer tiempo: la primera de López Macri y la segunda de Fabio Giménez, quien remató cruzado y apenas desviado tras una gran acción colectiva en la que participó Toledo y que tuvo como abanderado a Motta, el jugador más clarificador en cancha, más allá del gol.

Al final, en un clásico bien clásico, Juventud y Gimnasia repartieron puntos que no desagradan al local por el trámite, aunque el negocio tampoco le sentó mal al albo, que hizo méritos para no irse del mundialista con las manos vacías.
 

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