Para la policía son patotas. Para el vecindario, la droga se carteliza.
Una descomunal disputa territorial se dirimió en la mañana de ayer en los límites de dos barrios conflictivos del este de la capital salteña.
El violento suceso congregó a decenas de jóvenes, entre mayores y menores, y comenzó a gestarse a la altura del colegio secundario América Latina, de donde partió el grupo de villa Lavalle que se encontró en los alrededores de la bajada de esa barriada, sobre avenida Juan Manuel de Rosas, con una decena de sujetos que los esperaban armados con cuchillos, tumberas y machetes, según el testimonio de vecinos consultados por El Tribuno.
La violencia exhibida fue impactante, por eso llamó la atención que cuando terminó no se reportaron heridos ni denuncias, ni entre las personas que se enfrentaron ni por parte de vecinos.
Según fuentes barriales, el feroz encuentro se produjo a las 10 y en pocos minutos los integrantes de la banda de 23 de Marzo tomaron posición de la zona del bajo del puente sobre el río Ancho.
Inmediatamente después, se hicieron presentes los integrantes de la banda «La Torre» de villa Lavalle y comenzaron los disparos de armas de fuego, la pelea a pedradas y golpes de todo tipo.
Hubo corridas y seguramente lesionados, pero a unos 15 minutos de desatada la furia territorial llegaron varios móviles de la policía, la fuerza preventivamente dejó que siguieran agrediéndose hasta que el número de efectivos les permitió actuar y dispersar a los beligerantes.
En esa refriega, los uniformados lograron detener a uno de los más exaltados, quien portaba un arma de fuego que resultó ser una imitación de una verdadera 9 mm.
El informe policial asegura que ese joven fue el único detenido, pues el resto huyó hacia las propiedades de vecinos que se hallan asentados sobre el bajo del río Ancho.
Ayer a la tarde la calma había vuelto al lugar aunque muchos vecinos, sobre todo comerciantes, se quejaron amargamente de estos enfrentamientos.
La Policía de Salta asegura que se trata de «grupos antagónicos» y broncas barriales.
En cambio, para los vecinos de ambas márgenes de la bajada de Lavalle la cosa pasa por otro lado.
«Aquí reina la droga, los dealers, los aprietes nocturnos y diurnos y los robos a toda hora. La causa, las adicciones descontroladas y las bandas que controlan a los adictos y que mandan a los mismos a buscar dinero. El lugar, la «fuente de recursos’, hace mucho que está en disputa entre ambas bandas», afirmó un vecino.
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