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Facturas truchasFigura como socio de Huergo, pero aseguró ser «empleado»

Silva, socio de las empresas investigadas asegura que solo fue socio en «los papeles».

En la Justicia federal se retomaron ayer las declaraciones en la causa por las facturas apócrifas que habrían emitido contratistas del Estado, según informó El Tribuno.

Pasada las 9, el Juzgado Federal N§ 1, a cargo de Julio Bavio, recibió el primer testigo planificado para la semana: Sebastián Héctor Silva. Está imputado por ser socio del empresario Matías Huergo en cuatro empresas, pero se negó a declarar. Al igual que Gerardo Romero, otro socio de Huergo, aseguró ser solo un «empleado». Ambos involucrados irían por la misma estrategia: demostrar que fueron contratados por las empresas investigadas y haber sido «prestanombres» de las diferentes sociedades. De ese modo, pasarían de acusados a víctimas.

Silva fue acompañado por su abogado defensor, José Fernando Teseyra, quien le recomendó negarse a declarar, a la espera de poder acceder a las imputaciones, y poder «evaluar» si será necesario pedir una ampliación de declaratoria.

Silva fue llamado a declarar por figurar como socio de empresas que pertenecerían a Matías Huergo y que hoy están en la mira por facturas apócrifas, licitaciones sospechosas y coimas a funcionarios públicos: Arcadio, Secsa, Obrar SRL y Lusal obras y servicios.

La dependencia laboral de Silva en Arcadio, según su abogado, podría ser verificado porque «estaba en blanco». «Tenía una relación muy buena con Huergo, que al ver que trabajaba muy bien, lo quisieron retribuir dándole una participación como socio por su trabajo de empleado», justificó Teseyra. Habría trabajado en Arcadio durante «dos o tres años» y hasta febrero pasado, cuando le llegó un telegrama de despido sin causales, luego de la explosión pública de la causa.

Según figura en un Boletín Oficial de abril del 2017, tanto Silva como Romero, otro testigo que aseguró ser «solo un cadete», se reunieron para «modificar la cláusula quinta de Capital Social de Arcadio Obras Eléctricas SRL», y para la designación de un nuevo gerente. Se detalla además que ambos conformaban el 100 por ciento del capital social fijado en $400 mil. Monto que sería pagado en 2400 cuotas de cien pesos por Gerardo Rubén y 1600 cuotas también de cien pesos afrontadas por Héctor Silva, especifica el documento.

Dada las pruebas, Silva no negará ser socio de las empresas investigadas, aunque apuntaría a haber figurado solo «en los papeles» y ser una «víctima más» de Huergo, lo que incluso, deslizó su abogado, podría llevarlo a ser un denunciante más de la causa.

«Por más que él pueda figurar como socio, tenía una relación de empleado, no aportó dinero para ser socio. Demostraremos que él no actuó como socio, no tomó decisiones financieras. Nunca percibió ganancias, es algo que también vamos a tener que evaluar porque seguramente haya defraudación a su nombre, si él estaba figurando como socio para que se remunere su trabajo, y en la practica no hubo dividendos, puede ser que él haya sido víctima», advirtió Teseyra.

Silva reforzará su estrategia de «total desconocimiento» de lo que sucedía con las firmas bajo la lupa, y su desvinculación con lo que es la facturación fiscal, especificando que su rol como empleado se limitaba al trato con empresas que realizaban obras privadas. Además, resaltará que el hecho investigado, en todo caso lo dañaba económicamente: «Supuestamente con las facturas apócrifas se disminuye lo que puede ser la utilidad para los socios. Mal puede haber tenido una vinculación con esas facturas apócrifas», resaltó su abogado defensor.

Maniobras iguales

La hipótesis de los prestanombres iría tomando fuerza a medida que avanza la causa. La semana pasada, Gerardo Romero, que figura como socio de algunas empresas ahora investigadas, aseguró que su tarea se limitaba a llevar papeles de un lugar a otro, y que participó de las sociedades a pedido de Huergo porque iba a ser por un tiempo determinado. Por otro lado trascendió que Huergo habría reconocido ser propietario y responsable de las empresas pero que las conformó a través de terceras personas por haber estado al frente de Lusal, la empresa encargada del mantenimiento del alumbrado público en la ciudad de Salta. Silva, socio de Arcadio pero que señala haber sido empleado, también fue socio de Berkana, una empresa que estaba vinculada a  Huergo.

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