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La ruta del dinero KEncapuchados coparon una estancia en Santa Cruz para buscar “plata enterrada” de Lázaro Báez

Cuatro personas secuestraron durante dos días a estancieros amigos de la hija del empresario K. Rompieron pisos y entretechos y buscaban un “contenedor bajo tierra”.

Un grupo de desconocidos copó durante casi dos días la estancia Monte Negro, en Santa Cruz, donde mantuvo secuestrada la familia propietaria que es amiga de Luciana Báez, hija del empresario K. A los dueños les pegaron y preguntaron por el «dinero enterrado en un contenedor» que tendría Marcos Muller, pareja de Luciana.

La denuncia que hizo la familia de Esteban Jamieson, propietaria de la estancia Monte Negro, ante la Justicia agrava la interna de la familia de Lázaro Báez a pocos días de que empezara el juicio oral y público por la ruta del dinero K. Báez y su hijo Martín tiene una estrategia judicial común, mientras Leandro se alineó con su madre Marta Calismonte, junto con sus hermanas Lucía y Melina. 

Por otra parte, el ataque confirma el accionar de delincuentes o cazadores de fortunas que están buscando los supuestos contenedores con dólares o euros enterrados por Báez y que, hace unas semanas, fueron buscados sin éxito por el juez federal Claudio Bonadio en la estancia Cruz Aike. Un peritaje mostró que unos días antes de que llegaran los gendarmes con equipos de vialidad había habido movimientos extraños de tierra en el suelo de la estancia. Los Jamieson son amigos de Muller.

Otro que confirmó haber visto «dólares húmedos» fue el financista Leonardo Fariña, quien se arrepintió ante el juez federal Sebastián Casanello y ahora colabora con la Justicia, entre otros testigos. Algo parecido dijo el financista Ernesto Clarens en la causa de los cuadernos de las coimas.

 

En los últimos días en Cruz Aike se vio a desconocidos haciendo nuevamente pozos. Mientras en la provincia, hay como una “fiebre del oro” en busca de la supuesta plata enterrada de Báez. El empresario, preso hace más de dos años, el martes se sentó por primera vez en el banquillo de los acusados por el lavado de 60 millones de dólares. En la provincia circula una versión según la cual empleados aún fieles de Báez estarían moviendo dinero de un lado a otro para que no sea embargado por la Justicia.

El caso de la estancia Monte Negro sucedió entre el 17 y 18 de septiembre, pero la denunció salió a la luz este jueves. Esos días cuatro personas encapuchadas entraron sigilosamente a la estancia Monte Negro, ubicada a 80 kilómetros de la Río Gallegos sobre la ruta nacional 3. 

Primero ingresaron a la casa del personal temporario, luego a la del fijo y finalmente al casco de la estancia donde redujeron primero a los golpes a su casero, de apellido Centeno, y luego a sus dueños Enrique y Colin Jamieson, a quienes le preguntaron insistentemente por “el contenedor que Muller” tendría escondido en esa estancia. También, mientras los mantenías atados a sillas con precintos les preguntaron por la maquinaria que tenían para hacer excavaciones, revelaron a Clarín fuentes judiciales. El grupo tenía información según la cual Muller, con Luciana Báez, iban esa noche a cenar a la estancia. “Estamos buscando la plata de Lázaro Báez a quien queremos hacer mierda así que colaboren con información”, decían los secuestradores.

Durante el copamiento de la estancia, los secuestradores rompieron pisos, entre techos, armeros y placares en busca de la supuesta plata de Báez escondida allí “según la información que les habían dado” un soplón.

Mientras los captores amenazaron con teléfono a Muller con mensajes que decían “lo que pasó en la estancia no fue de gente improvisada. Solo queremos hablar con vos, sino los platos rotos los van a pagar los Jamieson”. Otro mensaje amenazante recibido por Muller indica, por ejemplo, que “deja de decir que nos vendieron información equivocada… Te la voy a hacer fácil baja dos palos y no se te molesta más. Los dos palos incluyen el nombre de tu soplón como decía vos… No desaproveches el momento”.

Luego de mantener capturados dos días a los Jamieson y a su casero, los delincuentes se robaron una Hilux, 28 armas, jarras de plata, un dron, cuchillos y una laptop, entre otros elementos. Se fueron amenazando que iban a “plantar pruebas falsas” si los denunciaban y que iban a volver si Muller no colaboraba.

El juez federal subrogante, Aldo Suárez, dispuso una custodia de la policía de Santa Cruz para los Jamieson y los Muller y luego se declaró incompetente y pasó el caso a la justicia provincial, mientras el misterio de la plata enterrada de Báez sigue creciendo.

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