Un estudio en el que participó la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) sobre tecnologías y primera infancia -realizado entre padres y cuidadores de niños, entre los 0 y 5 años- estableció que más de la mitad de los infantes menores de 2 años están expuestos a tablets y celulares todos los días. La opinión de los expertos
Antes podía ser una rareza, pero ahora estas imágenes son postales de la vida cotidiana de cualquier lugar de la Argentina. Y más aún de cualquier centro urbano del país.
Es el mediodía y una pareja está sentada en un restaurante del barrio porteño de Palermo con sus dos hijos pequeños. El más chico está en una sillita de bebé y tiene un babero puesto. Los adultos conversan. El bebé de aproximadamente 9 ó 10 meses está viendo un video en una tablet. El otro hijo (cercano a los 3 años) está jugando con el celular.
Una situación parecida aparece en un tren bonaerense que se dirige a Merlo. La mamá sentada con un niño pequeño en brazos. Ella mira por la ventana y el nene que no debe superar los 2 años juega entusiasmado con su teléfono.
Los niños hoy dominan las tablets de sus hogares y las usan para ver juegos y videos. También saben usar el celular para enviar un mensaje y sacar y enviar fotos.
Los padres se sienten muchas veces maravillados con la «independencia», la «autonomía», la «destreza» y la «decisión», con la que sus pequeños se manejan con la tecnología. Pero también muchas veces funcionan como «chupetes electrónicos» para que los padres puedan cenar, charlar, limpiar, ordenar, trabajar o descansar.
Vera Rexach, especialista en TIC y Educación de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) compartió con Infobae una serie de datos obtenidos en una indagación sobre tecnologías y primera infancia realizada entre padres y cuidadores de niños entre 0 y 5 años:
Los celulares y las tablets (con íconos llamativos, colores y formas definidas) son los mas elegidos por los niños de 0 a 5 años.
*El 75% los niños entre 0 y 5 años utilizan tecnologías digitales casi todos los días.
*El 58% de los niños entre 0 a 2 años utilizan tecnologías digitales todos los días.
A medida que van creciendo, ya entre los 4 y 5 años, aunque siguen liderando los celulares, el uso de dispositivos móviles se diversifica y los niños acceden también a PC de escritorios y tablets con más frecuencia.
*El 87% de los encuestados eligen aplicaciones gratuitas. Estos programas que son los más descargados muchas veces no son los más educativos o los más apropiados para los niños.
*El 66% de los adultos consideró que sus hijos son capaces de elegir por sí mismos el juego o aplicación que usan.
*El 16% aclaró que los eligen solos, pero con una pequeña ayuda como iniciar el navegador o indicar visualmente donde hacer el click.
Rexach explicó a Infobae: «Cuando decimos 0 años en general hablamos de bebés de más de 6 meses. Entre los 8 y 9 meses, cuando la mayoría aprendió a sentarse, es el momento en que los adultos les empiezan a poner el celular para «entretenerlos». Además la especialista relató: «Cuando hicimos esta encuesta esperábamos una primera comprobación: en efecto, las pantallas y los consumos digitales han avanzado fuertemente sobre una franja de edad muy temprana. La reacción de muchos de estos padres, madres y responsables de crianza después de responder fue de genuino interés por saber qué hacer frente a este consumo, que ellos mismos consideran alto».
La exposición temprana a las pantallas
Aunque muchos padres se asombran y fascinan con la manera en la que sus hijos pequeños navegan y recuerdan íconos como el de Youtube sin saber leer aún, darles celulares y tablets desde su primera infancia tiene consecuencias.
Liliana González, psicopedagoga cordobesa, explicó a Infobae que: «Se sabe que el uso de tecnología en los primeros años de la vida desarrolla más el área conectiva perceptiva del cerebro pero disminuye los procesos simbólicos. Esto quiere decir que los chicos, acostumbrados a mirar imágenes, luego les cuesta muchísimo más fantasear, inventar y crear.
Si a esto le sumamos la caída del proceso simbólico, tendremos en la escuela alumnos que no pueden dejar su cuerpo quieto y que se aburren en el aula porque no hay botones para apretar.
González agregó: «Además de muchas dificultades para conectarse con la lectoescritura que es un proceso difícil y que está en las antípodas de apretar botones para que venga la imagen y el sonido. Los especialistas están coincidiendo que hasta los 2 ó 3 años debería ser cero pantallas porque es el momento en la vida para crear el universo del lenguaje en los chicos».
«Hoy los psicopedagogos estamos realmente alarmados por la cantidad de chicos con problemas y retraso en el lenguaje, porque en lugar de escuchar y de ser escuchados, están pegados a las pantallas sin generar ni pensamiento ni lenguaje».
En el mismo sentido la psicoanalista Daniela Furst (MN 22726) afirmó que: «Los padres suelen facilitar el uso de la pantalla indiscriminadamente a los chicos menores de 5 años para poder continuar con sus actividades y mantenerlos entretenidos. Así, celulares y tablets funcionan como un «chupete electrónico».
Ejemplificó Furst: «En el consultorio veo que los adultos recién toman conciencia cuando tienen la devolución de las maestras de jardín de infantes, acerca de problemas con el lenguaje o de integración con sus compañeros.
Uno de los grandes problemas es el aislamiento. Paradójicamente en la era de la comunicación, los niños están -o se sienten- más aislados. Los padres dejan de lado los programas con otros amigos, que se trata del laboratorio social por excelencia».
El frenesí que provoca el touch
Vera Rexach explica que: «En el 2016 la Asociación Americana de Pediatría publicó una ampliación de sus recomendaciones sobre niños pequeños y pantallas, en la que se indica evitar todo consumo mediático antes de los 18 meses (a excepción de, por ejemplo, de comunicaciones con familiares por medios digitales). También se habla de contenidos digitales de alta calidad, en compañía de adultos y limitados a una hora por día, entre los 2 y los 5 años. Pero, a pesar de estas recomendaciones, si uno simplemente mira a su alrededor, ve suceder otra cosa».
Por último, Rexach se pregunta si esta temprana exposición a pantallas podría ser mejorada. De alguna manera, «nutrir» a los recursos digitales de herramientas y usos más ricos. ¿Tendremos los padres y educadores que prestar más atención a qué miran, qué consumen y qué eligen nuestros pequeños? ¿Seremos capaces de transformar estas experiencias, hoy más en manos de los mercados que de la educación, en exploraciones activas, en diálogos, en espacios de confluencia? Podemos ver la tendencia entonces como algo para demonizar o como una oportunidad. En tal caso elijo verlo como otra ocasión para educar», agregó la especialista.
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