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Copa AméricaArgentina llegó a la final soñada contra Brasil

Se puso en ventaja muy rápido, pero no lo pudo sostener y Colombia complicó hasta último momento. En la definición por penales, el arquero atajó tres penales de cinco y selló el pase a la gran final contra Brasil.
Hay lágrimas. Hay descarga. Hay cantos. Hay locura total en ese festejo desenfrenado de la Selección Argentina, que rompió el silencio de la noche de Brasilia con un grito que lo escuchó hasta la Brasil de Neymar, que esperará a Lionel Messi y compañía el sábado en Río de Janeiro para la gran final de la Copa América. Todo el sufrimiento se hizo alegría con cada atajada fenomenal de Emiliano Martínez, que tuvo su actuación consagratoria al contener tres penales, tras el empate 1-1 en los 90 minutos, y atrapar la clasificación al partido que todos quieren jugar. Leo tendrá la chance de dar el golpe, como pidió antes del debut.

El plan inicial le sigue saliendo a la perfección a la Argentina de Scaloni. Presionar, intenso y bien arriba, para morder primero. Y como en Barranquilla, consiguió rápido el gol. El aviso había llegado a los 3 minutos apenas con un jugadón de Messi, que gambeteó a tres rivales y sacó el centro de derecha para un Lautaro Martínez que anticipó al largo de Yerry Mina y metió un cabezazo que se fue cerca del palo más lejano de David Ospina.

Un puñado de minutos después, la Selección concretó la insinuación: un pase filtrado de Giovani Lo Celso a Leo, que pensó de espalda al arco y le dio el pase atrás a Lautaro para que definiera de frente. Quinta asistencia del mejor del mundo en lo que va de esta competencia.

Parecía que la semifinal se le abría a los argentinos, pero Colombia empezó a merecer la igualdad segundos después de sacar del medio. La respuesta fue inmediata y Emiliano Martínez tuvo que responder ante el remate de Juan Guillermo Cuadrado tras un desborde del inquieto de Luis Díaz, que le trajo varios dolores de cabeza a Nahuel Molina por su sector.

Los dirigidos por Reinaldo Rueda, que habían salido a presionar igual que los de Scaloni, se proclamaron dueños de la pelota y fueron llevando a sus adversarios contra su área. La Argentina se vio superada por varios segmentos y Colombia encontró algunos espacios para manejar y llegar con claridad.

Los palos se pintaron de celeste y blanco, primero en un disparo de Wilmar Barrios que rebotó en Lo Celso y se estrelló en la base del poste izquierdo de un Martínez al que solamente le quedó resignarse y mirar. Y después, con un frentazo de Mina, el gigante que le ganó a todos en las alturas y le sacó pintura al travesaño.

Colombia merecía el empate por control y generación de situaciones ante una Selección Nacional que no encontraba caminos allanados cuando sus elaboradores buscaban progresar en el campo. En reiteradas situaciones se lo vio a Lo Celso con el balón bajo la suela sin tener pase a la vista. Poca movilidad y desmarque ante la buena presión cafetera.

¿Y Messi? Siempre rodeado, cuando pudo atraparla se mostró inspirado, como en las primeras jugadas de peligro y como cuando armó otra apilada por el medio que no prosperó. Y su zurda siempre es una amenaza: de un tiro de esquina suyo pudo haber nacido el segundo sino fuera porque el bueno de Ospina le tapó en la línea un cabezazo de pique al suelo a Nicolás González, que saltó como un jugador de la NBA aunque le faltó direccionar mejor el parietal.

No tuvieron ninguna piedad los futbolistas colombianos con el rosarino. Sin sonrojarse, apelaron a fuertes infracciones para frenarlo y el árbitro venezolano, Jesús Valenzuela, se guardó alguna amarilla como la que debió mostrarle a Frank Fabra por un duro planchazo sobre el 10. De hecho, Fabra debió haber sido expulsado ya que en la siguiente sí fue amonestado por otra infracción sobre La Pulga en la mitad de la cancha.

Scaloni metió a Gonzalo Montiel por Molina, pero Díaz siguió siendo una presa muy escurridiza por la izquierda del ataque de Colombia, que no esperó para mover el banco con tres cambios en el inicio del complemento. Uno de los que ingresó fue Edwin Cardona. El hombre de Boca demostró toda su calidad con una asistencia perfecta para Díaz, que se le escapó a Germán Pezzella y cayéndose definió al segundo palo para poner el empate que merecía su equipo.

La historia pudo haberse terminado antes de los penales. Angel Di María entró otra vez enchufado y Argentina recuperó el color en el ataque, a pesar de un Messi diezmado y con sangre en un tobillo izquierdo desde el patadón de Fabra. Un regalo de Daniel Muñoz lo dejó a Fideo solo al gol. Di María pasó a Ospina, pero no se animó a definir y se la cedió a Lautaro, cuyo tiro fue interceptado por Barrios en la línea y el propio Fideo desperdició el rebote.

Y Messi pegó un zurdazo en el palo luego de una excelente jugada de Di María. No quiso entrar. Pero en los penales se hizo gigante Martínez al atajar los tiros de Sánchez, Mina y Cardona, y el sufrimiento se volvió descarga, festejo y pasaje directo al Maracaná.

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