Policiales

Inacción de la justiciaUna policía salteña es acosada por su jefe a pesar de haberlo denunciado

La uniformada reveló que la institución respondió trasladando a la víctima en lugar del denunciado.

Un escándalo por acoso sacude a la Policía de Salta. La denuncia fue presentada por una suboficial principal contra su jefe por acoso y hostigamiento laboral. La acusación se tramita en el Juzgado de Violencia Familiar y de Género N° 2 desde mayo de este año.

Cuarto Poder pudo acceder a la denuncia y dialogó con la denunciante para conocer más a fondo la problemática. La agente pertenece al Departamento de Seguridad Urbana -DSU-. «Él jefe se hizo presente a fines de diciembre aquí. Desde un primer momento se notaba su conducta inapropiada. Yo iba al gimnasio del DSU y dejé de ir porque me sentía incómoda. Después me hizo poner en la guardia fija, cuando yo soy uniformada, y por ende, de calle. En la guardia están únicamente los civiles», relata C.R.

«Después empezó a insinuarle a mi compañera que me iba a invitar a cenar. A la noche me hizo llamar al buffet del trabajo y querían que me siente al lado de él. Yo le dije que no, que ya me había encargado comida y me insistía. Agarré una porción y me fui delante de todos», continúa.

«Pasaron cuatro o cinco noches y le dije al jefe que me vuelva a la calle porque todos mis compañeros ya se habían dado cuenta. Una sargento que trabajaba en ayudantía me dijo: «principal, el jefe ya se fijó en usted. Hizo hacer una constancia en donde ordena que se haga cargo de la guardia. Son comportamientos que no corresponden a un jefe.  Fue ahí donde decidí poner la denuncia», detalló.

A lo largo de varios meses, el jefe continuó con esas actitudes. «Se quedaba parado mirándome hasta que me iba a formar. Siempre venía a la guardia y cuando salía pasaba con la música a todo volumen y el chofer decía que me la dedicaba a mí. Se mordía la boca y me señalaba. Son comportamientos que no corresponden a un jefe», relató la denunciante.

La respuesta de la institución ante la denuncia de la suboficial resultó en el traslado de la víctima. C.R. cuenta que la primera denuncia que realizó fue contra uno de sus compañeros. «Luego de esta situación me pusieron con un chofer que es problemático y atrevido con las mujeres. Me faltó el respeto, distribuía fotos mías. Le dije al oficial que no quería seguir con esta persona porque era muy violento. Pero no sabía que era amigo del jefe. El oficial parece que le dijo al jefe y me mandaron a Grand Bourg, que es una zona muy alejada de mi domicilio. Mi compañero, el atrevido, seguía ahí. Incluso me quiso empujar y me amenazó de muerte por la denuncia que hice», detalla la uniformada.

«Después de eso el juzgado ordenó una perimetral como medida cautelar, pero ellos la violaron. Mis compañeros me decían: ‘tenga cuidado porque el jefe está buscando cómo hacerla caer’. Llamé a la Oficina de la Mujer de la policía, pero no hicieron nada. Me dijeron que el jefe de esa área es muy machista y tapaba todos estos casos», denunció.

No conformes con la disposición del traslado, comenzó el operativo para desacreditar la imagen y el desempeño laboral de la víctima. «El 1 de mayo me comunica un compañero que me habían hecho una cama con un informe falso para hacerme trasladar».

En efecto, algunos de sus pares reconocieron haber sido forzados por el jefe a confeccionar informes en su contra. Uno de ellos daba cuenta de que la suboficial había omitido secuestrar elementos de prueba en un operativo de microtráfico. La suboficial que redactó el informe falso había sido obligada a hacerlo bajo amenazas, según consta en la denuncia.

«Fue ahí cuando pedí la carpeta psiquiátrica. Fui diagnosticada con estrés agudo. Me perjudicaron personal y laboralmente. Yo tengo muy buenos procedimientos, no salía a pasear en el móvil, pero la actitud del jefe me desmotivó y me marcó un límite», destacó C.R.

El comisario denunciado resultó tener antecedentes por acoso en otras áreas en las que prestó servicio, según consta en los registros de la Oficina de la Mujer. Sin embargo, esto no fue impedimento para que el denunciado siga incurriendo en abuso de poder. «Desde la policía no se tomaron medidas. Cuando hay una denuncia contra un personal, lo suspenden o le quitan el arma, pero él sigue trabajando normalmente, tiene mucho respaldo político. Ningún abogado quería tomar mi caso», manifestó la víctima.

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