Provinciales

MetanUna mujer asegura que la Virgen que llora la curó de un cáncer

María Luisa Velis tenía un tumor maligno de ocho centímetros en la cabeza que desapareció luego de visitar la imagen que está en el barrio Marco Avellaneda.

La imagen de la Virgen Rosa Mística volvió a derramar lágrimas que parecen sangre el sábado pasado a las 8 de la mañana. Mientras tanto, siguen apareciendo testimonios de sanaciones y milagros concedidos por la denominada Virgen que llora.

María Luisa Velis tiene 46 años, es madre de cinco hijos y esposa del excombatiente de Malvinas Carlos Bruno Delgadillo. La mujer vive con su familia en el barrio San Martín de la localidad del sur provincial y aseguró que la Virgen la curó de un cáncer.

Peregrina

María Luisa es una mujer de mucha fe. Es peregrina del Milagro desde hace cuatro años y camina desde Metán a Salta capital con el grupo de la familia Cazón.

Desde 2012 comenzó a tener problemas de salud. Le sangraba el oído izquierdo. En principio la trataron por una supuesta otitis y la medicaron para tratar de controlar el sangrado.

«El 6 de enero de este año me volvió a sangrar el oído. Fui con mi esposo a Salta capital a hacerme estudios, y me hicieron un tratamiento porque estaba inflamado. Luego una tomografía mostraba que tenía un tumor en la cabeza y llegaba al oído medio, estaba tapando el nervio facial», dijo Velis a El Tribuno.

Con las copias de los estudios en mano la mujer demostró la situación que atravesó. Le hicieron una biopsia y en las pruebas se desmayaba.

Le dijeron que el tumor, de ocho centímetros era maligno.

«Yo estaba shockeada, recuerdo que luego de la terrible noticia nos fuimos con mi esposo a la catedral en Salta capital y me puse a llorar, estaba muy mal. Ya tenía afectado el oído con una pérdida de audición del 90%», remarcó.

Comentó que en una clínica privada de Salta capital ya le habían dado fecha para una operación, para extirpar el tumor. «Me dijeron que no iba a quedar bien, que iba a perder la audición de ese oído, la visión del ojo izquierdo e iba a tener falta de sensibilidad en el rostro de por vida. Pero yo no me quería operar porque esas secuelas eran graves y tenía mucho miedo», dijo María Luisa.

Luego decidieron viajar a Córdoba para hacer otra consulta. Llevó los complejos estudios, le confirmaron la presencia del tumor y la iban a operar allá.

«Regresamos a Metán y recuerdo que en abril pasado hacía una semana que estaba llorando la imagen de la Virgen Rosa Mística en el barrio Marco Avellaneda. Nos fuimos una tarde y yo bajé los brazos, la toqué, la miré y le pedí que salga bien la operación. Le pedí por mi salud, que me diera la oportunidad de ver a mis nietos crecer», dijo la mujer.

Un fuerte dolor

María Luisa dijo que se encomendó a las manos de la Virgen que llora.

«Cuando le estaba pidiendo por mi salud me dio una puntada muy fuerte, muy dolorosa en la nuca, por eso salí de la casa en la que está la imagen y le pedí a mi esposo que me llevara a mi hogar», detalló.

Comentó que no soportaba el dolor de cabeza y que al día siguiente viajaron nuevamente a Córdoba.

«Pero lo que ocurrió luego fue un milagro. La virgencita me curó porque en esa provincia me hicieron nuevos estudios para operarme y el tumor había desaparecido. Solamente quedaba una cicatriz. Incluso hubo una junta médica en el hospital de Clínicas porque los médicos estaban sorprendidos por lo sucedido».

«Un médico me dijo que no tenía nada y que lo que veían era solamente una cicatriz, donde supuestamente estaba el tumor. Hasta me preguntaron si me había operado en otro lugar o había hecho algún tratamiento. Pero yo les contesté que la Virgen Rosa Mística me había curado», destacó.

Hoy milagrosamente María Luisa tiene una vida normal junto a su familia. No sufre dolores ni sangrado y recuperó completamente la audición del oído que estaba afectado. En agradecimiento le tejió un manto que le llevó a la Virgen cuando fue a visitarla para agradecerle.

«La Virgen que llora es muy milagrosa. Incluso yo la había soñado antes de ir a conocerla. En el sueño me tenía del hombro y me decía que todo iba a estar bien», concluyó.

 

Una humilde casa, lugar de adoración

La imagen que conmueve a Metán, de la que se habla en todo el sur de Salta y otras provincias vecinas, es como otra cualquiera, pero la fe que ha comenzado a despertar es inocultable.
Se trata de una virgencita de yeso, de unos cincuenta centímetros de altura, que se encuentra en la casa de la familia Frías-Mendoza, en el barrio Marco Avellaneda.

El humilde living de la vivienda de Rosana Mendoza y de Antonio Mateo Frías se convirtió en un santuario.
 La Virgen lloró lagrimas que parecen sangre, por primera vez, el pasado 5 de abril.
 Desde ese momento, a diario, llegan personas a visitarla para pedirle favores, sanaciones y milagros.

“A nuestra casa sigue llegando gran cantidad de gente, incluso de otras provincias y hasta del exterior. La Virgen ya hizo muchos milagros”, dijo Rosana a El Tribuno.
Los testimonios desde la aparición del fenómeno suman por decenas y las manifestaciones de fe se repiten día a día en la humilde vivienda, que recibe visitas sin parar desde aquel día de principios de abril.

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