Policiales

Violación en Santa Ana IIIRelato del horror: dramático testimonio del ultraje que sufrió Belén

Reclamos de justicia en una de las marchas tras el ultraje a Belén

«En el auto pensé que me iban a matar y que sería una más» dijo la joven durante una entrevista. Contó en detalles los momentos horrorosos que le tocó vivir.

La joven contó el horror que vivió luego de quedar inconsciente, tras ser violada y golpeada. El lunes, mientras marchaban, recibieron disparos. Denuncian a la familia de uno de los imputados.

Sobre los aberrantes episodios a los que milagrosamente sobrevivió, Belén decidió contar durante una entrevista con el diario El Tribuno el horror de esa noche cuando junto a otra joven fue a una reunión de amigos en el barrio Intersindical.

Comenzó su relato en estos términos: «El dueño de casa donde nos juntamos, Facundo Z…, la invitó a mi amiga a través de Facebook y ella me preguntó si quería ir. Acepté y salimos de mi casa a las 21.30 más o menos. Cuando llegamos estaba el dueño y dos amigos más a quienes conocemos». Hasta ese momento nada hacía presumir lo que ocurriría más tarde. «Un ratito antes de las 12 de la noche o incluso a esa hora llegaron los dos muchachos, a quienes el dueño de casa estaba esperando. Los chicos que estaban con nosotras decidieron irse porque no les caían o una onda así», refirió.

Se suponía todo debía marchar en paz y armonía, sin embargo un hecho particular dio paso a una pesadilla que la joven jamás imaginó podría resistir. «En un momento me levanté para ir al baño, y cuando volví advertí que me habían robado el celular. Eran cerca de las cuatro cuando le dije a mi amiga que nos fuéramos, estaba mal porque me habían robado y el que me sacó el celular fue M. M. -menor de edad- mientras tanto el otro, A. B. -mayor- trataba de hacerme la cabeza de que su amigo no había sido».

El horror

Sin ganas de seguir en el barrio Intersindical, zona sur de la ciudad, Belén se dispuso volver a su casa. Lo que pasó a partir de ese momento lo contó así: «Estábamos saliendo los cuatro -Belén, A. B., el dueño de casa y la otra joven- cuando Facundo Z le pidió a mi amiga que dejara que nos fuéramos solos. Ella se volvió diciéndome que ya nos alcanzaba y me dejó sola con A. B. Éste supuestamente me acompañaría hasta la parada, y cuando llegamos me pidió que le convide fuego. En eso sentí que me agarraron del cuello pero de una forma tan particular que no podía gritar. Estaba sola, sin poder moverme, el único local abierto a esa hora era McLucas».

La atrocidad estaba al caer. Mientras la víctima intentaba liberarse, sintió la llegada de un auto oscuro y no pudo divisar la marca ni el color. En medio del escalofriante relato, mezclado con momentos de furia pero sobre todo con una profunda angustia, manifestó lo siguiente: «A. B. me agarró de adelante y me subieron por la parte trasera del auto. No dejaba de ahorcarme mientras M. M., que estaba en el asiento del acompañante se reía, el tercer tipo que aún no atraparon era el que manejaba. Comenzaron a golpearme, lo único que podía expresar eran gemidos que no llegaban a ser gritos. Después me desmayé y desperté en medio del monte».

Ultrajada y casi sin movilidad, al cabo de algunas horas Belén despertó sin saber qué le había pasado. Estaba desnuda, mojada, ensangrentada y sin movilidad. «Desperté y estaba boca abajo, con la cabeza entre los yuyos. Muy dolorida, no podía abrir uno de los ojos de tan hinchando que lo tenía, igual que la boca. De a poco fui recordando y de golpe me dio muchísimo miedo, pensaba que si esos tipos volvían podían matarme. Sabía que tenía que levantarme y comencé a arrastrarme», comentó.

La creyeron muerta

Ultrajada y humillada llegó a una casa en Santa Ana III. Tras golpear la puerta una señora a quien la víctima conoce no logró reconocerla. «Me preguntó quién era y le dije mi nombre, salieron sus hijos e inmediatamente pidieron ayuda», dijo. A Belén le habían robado sus pertenencias.

«Los investigadores fueron al lugar donde me dejaron creyendo que estaba muerta y encontraron mi anillo, la tarjeta Saeta y hasta el momento no apareció mi celular ni el tercer hombre», refirió.

«En el auto pensé que me matarían, que iba a ser una más de tantas. En el descampado, después de unos minutos, le pedí a Dios que me ayudara; le dije diosito ayudame por favor. Me pare despacio, por mi cabeza pasaba que si me volvían a ver esos tipos iban a matarme. Dios me dio fuerzas para salir de ese lugar».

Con ayuda psicológica y mejorando a diario físicamente, Belén manifestó su firme decisión de seguir con su lucha y con las marchas para que el horror que sufrió no se repita.

 

Fuente: El Tribuno

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