Provinciales

Realizan una procesión con la Virgen que llora sangre

En estos momentos se está por iniciar un nuevo recorrido desde la casa de la  familia Frías, dueña de la imagen, hasta una plazoleta del barrio Marco Avellaneda.

La humilde casa de madera del matrimonio Frías-Mendoza, se convirtió en un santuario que lleno de velas encendidas y ofrendas a la imagen de la Virgen Rosa Mística que desde el miércoles pasado conmovió a los
metanenses al derramar lágrimas que parecen sangre.

Cientos de fieles de San José de Metán, de otras localidades del sur provincial y de Salta capital llegan a diario a visitarla en el barrio Marco Avellaneda. Muchos son enfermos que llegan a pedir sanaciones milagrosas.

El miércoles pasado hubo una procesión espontánea. “Tenía que llevar a la virgencita hasta la casa de mi madre que está enferma y no se puede movilizar. Por eso la saqué y mucha gente nos acompañó cantando y
rezando, fue muy emocionante”, dijo Mateo Frías, quien es de la familia propietaria de la imagen. Frías anticipó que esas procesiones se van a repetir a diario desde su casa hasta la plazoleta San Expedito del barrio Marco Avellaneda.

“Todavía no salimos del asombro por lo que estamos viviendo. La gente no para de llegar a nuestra casa, lo hacen hasta la madrugada. Las puertas están abiertas para todos. Esperamos que esto sea un mensaje
de unión, de esperanza, algo bueno para San José de Metán”, dijo Frías.

Los sacerdotes Osvaldo Climent y Gustavo Paredes visitaron hoy la casa de la familia Frías para observar la imagen de la Virgen que llora. Al salir dijeron a los fieles que hay que ser prudentes y que la Arquidiócesis de Salta ya está al tanto de lo que está ocurriendo en Metán.

“La Iglesia es muy cauta con estas situaciones porque hay un planteo que justamente es lento discernir. Lo que hay que verificar es si hay una situación extraordinaria. Las señales de Dios siempre apuntan en
la misma dirección, a la conversión, a la oración y a la familia”, dijo el padre Climent.

Los sacerdotes pidieron a los fieles que oren y que tengan paciencia y solicitaron que no toquen ni limpien la imagen y que tampoco dejen dinero como ofrenda. La imagen confeccionada con yeso, que mide alrededor de 50 centímetros del alto, ya fue resguardada en un cofre de vidrio y le pusieron un manto.

Se encuentra en la humilde vivienda de doña Rosana Mendoza, quien reside en la calle José Hernández 173, del barrio Marco Avellaneda, en la zona este de la localidad.

Todo comenzó el miércoles pasado cuando Rosana, quien es esposa de Frías, descubrió que la Virgen derramaba lágrimas. Desde ese momento el comedor de su casa se convirtió en un santuario repleto de velas.

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