Se trata de un accesorio que se utiliza para fortalecer el suelo pélvico. Cómo utilizarlo.
Las bolas chinas están en el centro de la escena luego de que Guillermina Valdés contara al aire de Loft, el nuevo programa de streaming de Cande Molfese, que es una de las tantas usuarias de ese accesorio.
«Usé las bolitas chinas. No son para generar satisfacción, son para hacer un ejercicio. Me sentí rara con esas dos bolas. Fui al supermercado, por ejemplo», dijo la actriz. Y añadió: «Habla bastante bien de mí que no se deslizaron, porque las bolitas quedaron ahí, no bajaron. O sea que hay un tema contráctil importante», señaló entre risas.
Las bolas chinas, un accesorio saludable
La psicóloga y sexóloga Mariana Kersz explicó en su libro Un viaje al placer (Urano) que “además de mejorar la salud tonificando el suelo pélvico, las bolas chinas o bolas de geisha cumplen un importante rol en la mejora de la sexualidad femenina”.
Las mismas “son unas esferas unidas entre sí, algunas de las cuales tienen a su vez otras bolas más pequeñas en su interior y se mueven, generando vibraciones muy placenteras. Los músculos del suelo pélvico comienzan a trabajar desde el momento en que te las introducís, y se contrae para sostener el peso en el interior de la vagina”, añadió la especialista (en Instagram, @lic.marianakersz).
Kersz mencionó que existen distintos tipos de bolas y que según el nivel de entrenamiento se pueden probar unas u otras hasta identificar cuál es la adecuada para cada tonicidad vaginal.
Bolas chinas: qué son y cómo se usan
Generalmente las bolas chinas son de silicona, pero las hay también de otros materiales como metal, vidrio, vinilo o plástico y suelen medir entre dos centímetros y medio y tres de diámetro, detalló la sexóloga.
En tanto, colocarlas es un proceso sencillo: hay que estar en una posición cómoda e ir introduciéndolas de a una en el interior de la vagina, procurando que el cordón siempre quede afuera. Se puede usar lubricante al agua para facilitar la colocación.
Kersz recomendó que una vez colocadas, hay que ponerse de pie y caminar. El movimiento de la pelvis al andar generará esas suaves vibraciones que además de placenteras serán funcionales al entrenamiento del suelo pélvico.
Esto, agregó, es aconsejable hacerlo progresivamente: las primeras dos semanas, utilizarlas durante 5 minutos; las siguientes dos semanas, 10 minutos; a las seis semanas, 15 minutos y, tras dos meses de entrenamiento, 30 minutos.
“Sé constante y lavate siempre las manos antes y después de manipular tus genitales. Si te molestan o te duele, suspendé el uso y consultá al médico”, concluyó la experta.
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