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Tras padecer una larga enfermedadMurió Ramón Oliver, reconocido médico y dirigente político

Tras padecer una larga enfermedad, falleció  Ramón Emilio Oliver, médico y reconocido dirigente del Partido Renovador en la década del 90. Fue diputado provincial y también presidente del Comité Capital del PRS.

Le decían “el negro” Oliver y fue, sin exageraciones, una persona querible en la política. De una vida activa en política, especialmente en los 90 cuando el Partido Renovador de Salta llegó a ser gobierno por el voto popular (con la dupla Ulloa-Gómez Diez) Durante ese gobierno, ocupó la Secretaría de Salud desde donde le dio batalla al cólera que atacaba especialmente la zona fronteriza y el departamento de Anta, y sufrió como ninguno la caída de un helicóptero con dos colegas funcionarios en plena faena contra la epidemia que venía de Bolivia y amenazaba con llevarse a toda la población del norte sino atendían a las indicaciones preventivas, que como casi todas comienzan con los cuidados de higiene en el hogar y en los lugares. Justamente en hablar con la gente estaba su fuerte, tenía capacidad para desmitificar los miedos de las madres, ganarse la confianza de los chicos, y ese olfato para dar en el diagnóstico preciso. Por algo había elegido ser pediatra. Pero había un problema: a los hijos de amigos o conocidos, no quería cobrarles. Quería hacerlo como recuerdan muchos que hacía en el Comité de calle Rivadavia 453.

Oliver no había nacido para político. Era demasiado bueno. Amable y dicharachero, tenía trato directo con los seguidores renovadores. Y muchas decisiones de poder, escapaban a su criterio y a veces no encontraba la respuesta para algunas medidas incomprensivas para las familias que había creído que había otra forma de hacer política. No fue un político todo terreno, de los que aceptan cualquier cargo: estuvo en el Ministerio de Salud y en Diputado en la Comisión de Salud, y también en Familia y Niñez.

Carlitos Torres, joven en aquellos tiempos, junto a la titular de la Juventud del PRS, Virginia López, René Cayo y Chula Ortega (hoy militando en espacios distintos) lo recuerdan a Oliver hablando en las reuniones barriales, dando consejos, y también siendo permisivo con algunas travesuras de juventud de sus activos colaboradores de su presidencia en el Comité Capital. “Atendía gratis a los chicos de familias pobres del Partido, no tenía apuros ante una emergencia”, dice Torres, apesadumbrado por la noticia de hoy jueves 27 de diciembre.

En la diáspora que sufrió el PRS en la década del 2000, el Negro Oliver se dedicó a su profesión y muy poco a la política. Sólo ocasionalmente se refería casi desde la incredulidad por lo que estaba pasando. Luego, la enfermedad lo fue retirando de la actividad pública. Pero el Negro la peleó como aquellos años en que se dedicó a la actividad pública y a los niños. Se fue seguramente revestido del aureola que el recuerdo y la buena memoria (únicos vencedores de la muerte) lo ponen entre la mística y la vocación de un servidor público con mayúscula.

 

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