Las llamadas indiátides, son las ménsulas que sostienen el balcón del histórico edificio y que fueron talladas en madera hace más de 200 años.
Representan figuras femeninas indígenas con su parte inferior de pez, y personifican los estados del embarazo, ya que, si se las observa detenidamente, logrará distinguir como va creciendo el estómago de una hacia la otra. Símbolos antiquísimos que querían dar a entender el nacimiento de un estado regido en ese momento por los Reyes Españoles.
Las indiátides son representaciones que provienen del Perú, allí se encuentran muchas de estas tallas en iglesias y sitios públicos, son reminiscencias de las Sirenas Incas, un sincretismo de las antiguas deidades subfluviales autóctonas, y las leyendas europeas.
El mundo andino está poblado de leyendas sobre sirenas, damas acuáticas que aparecen en los relatos de la mitología. Nuestro norte también posee estas míticas figuras, retratadas en leyendas como Las Sirena de Animaná en Salta o también la de Brealito; la Sirena de Yala en Jujuy; la Sirena de San Antonio en limite saltojujeño, la Sirena de Cafayate, entre muchas otras.
Nuestras indiátides del centro salteño fueron talladas como ménsulas que custodian desde la altura el histórico cabildo. Fueron realizadas en madera de quina, en la reforma de 1789 con motivo de la coronación del Rey Carlos IV, por el maestro de carpintería Francisco Torán. Y restauradas en 2004.
Por lo general estas tallas son imágenes de mujeres indígenas con vestidura hasta los talones, en ocasiones escamas y en otras hojas, siendo reminiscencia de las cariátides de la Antigua Grecia.
Para los artistas peruanos de la colonia, las ménsulas significaban la gloria de su monarca y una prefiguración de que la grandeza de la corona española descansaba en su colonia americana, por supuesto esta alegoría, no implicaba la idea de que esa gloria descanse en la sangre y el sudor de los indios, todo esto según la creencia de los colonizadores que construyeron todos estos edificios. Y no solo en el ámbito gubernamental se expresaban las tallas de las Indiátides, sino también en las iglesias como por ejemplo en la Catedral de Puno, Perú o en la portada de Iglesia de San Lorenzo en Potosí.
Estos sincretismos responden a creencias autóctonas con las religiosas cristianas. Por ejemplo, en Bolivia se las conoce como Sirinu, a las que se las emparenta con las artes musicales, ya que se dice que si alguien deja un instrumento musical a la orilla de un rio o lago en la noche junto a ofrendas, a la mañana siguiente el instrumento estará perfectamente afinado.
Se le asocia además con la agricultura, debido a que el espíritu (o “Ajayu”) de los instrumentos musicales, tiene la facultad de atraer las nubes y la lluvia, para que crezcan los cultivos. El ritual para contactar al Sirinu comienzan con la época de lluvias o Jallupacha, en especial luego de la fiesta de San Sebastián (en enero), al que se le considera el “Patrono del Sirinu” (dato, por lo demás, curioso, pensando en que se trata de una entidad pagana con un patrono cristiano), hasta el Carnaval o Anata en marzo, período durante el cual los músicos interpretarán las nuevas melodías inspiradas por Sirinu.
Fuente: Salta Misteriosa y Legendaria, libro de Juan Oscar Wayar
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