Cultura

«Las Anas», una obra que busca generar empatía entre las mujeres

La pieza estrenará el próximo sábado, a las 21, en la sala Mecano de Casa de la Cultura. Actúan Valquiria Colectivo Artístico de Investigación y musicaliza Libre Cuarteto.

Ana uno es una bailarina seleccionada para integrar un cuerpo de ballet muy importante, vive con su madre y está de novia con un hombre que no tolera que ella baile. Ana dos es una estudiante de teatro, vive con su madre situaciones violentas que la obligan a dejar la actuación y en todo momento se rebela contra los mandatos domésticos. Ana tres es ama de casa, una exbailarina que no puede tener hijos y sufre el asedio de su marido, quien ni siquiera le permite ir al médico sola. Pero también Ana somos todas.
Tal el nudo argumental de la obra de teatro «Las Anas (somos todas)», de la dramaturga Ana Carolina Beltrán. Esta pieza subirá a escena el próximo sábado, a las 21, en la Sala Mecano de la Casa de la Cultura (Caseros 460) y se repondrá el domingo en igual horario y lugar. Actúan Ángeles Guzmán González, Pía Macarena Yarad y Ana Carolina Beltrán, integrantes de Valquiria Colectivo Artístico de Investigación, y musicaliza la banda Libre Cuarteto.

El nombre Ana proviene del hebreo y significa «benéfica, compasiva, llena de gracia». Para Carolina Beltrán encarna dos referencias autobiográficas: su madre, Ana María Lucente, y ella misma. «Cuando me nombran Ana, es mi madre, es la madre de todas las madres, soy yo misma, madre que genera arte en este caso. Es un nombre que nos encarna como mujeres en todo el mundo. Comienza y termina con la primera letra del abecedario, es breve y fuerte a la vez», analiza Carolina, en diálogo con El Tribuno. Pero también Ana es una mujer «fundacional», la madre de la Virgen María. Esta última, siempre cuestionada por el feminismo como base y sustento de la visión patriarcal de la Iglesia: «Hágase en mí según tu voluntad». Para la escritora española Laura Freixas «la mujer sometida, el primer ejemplo de útero de alquiler y que pone su cuerpo al servicio del proyecto de Dios, que se representa como personaje masculino».

Un camino reflexivo que también ha andado Carolina desde su trabajo con Valquiria y que la hace expresar: «De Ana se sabe poco; pero ella probablemente sufrió el destino de su hija y su nieto en cuestión. Mientras que María como virgen es una construcción del catolicismo y aparece en los Evangelios escritos por hombres y el dogma católico de alguna manera nos obliga a creer que ella dijo ‘Hágase en mí tu voluntad’. En todas las épocas fuimos objeto para lograr un fin y es hora de que esto cambie y nos miremos a nosotras mismas».

CONCIENCIA
Si bien desde su conformación en 2014 es tarea de Valquiria Colectivo Artístico de Investigación analizar los estereotipos imperantes, los comportamientos machistas y la marginación de la mujer en la sociedad y entran así en contacto con realidades aberrantes, Carolina dice que con la ominosa marca de cuatro femicidios en enero en Salta (Carolina Saracho, Élida Santillán, Andrea Neri y Benita Sánchez, y un homicidio en investigación, el de Jimena Salas) ha dado muestras claras de la creciente hostilidad social hacia la mujer. «Es un hecho lamentablemente común en nuestra provincia y lo que más golpea es la indiferencia entre los sectores de gobierno y la visión patriarcal de muchas congéneres.

El caso de Vaqueros todavía está en la nebulosa porque matan a mujeres en nuestras narices y nadie ve nada. Los casos de Jimena Salas junto con el de Andrea Neri fueron determinantes a la hora de escribir la obra», comenta Carolina. «Las Anas…» entonces fue sellada con el cuño de la urgencia. Hace más de dos años que Valquiria viene interviniendo en diversos ámbitos: la calle, el teatro, la plaza, el cine y más, siempre bajo la convicción de que el arte sensibiliza y transmite valores. ¿Siente que basta? «Ya hubo un avance, una modificación que se logró a través de las marchas, los debates y las manifestaciones en los medios de comunicación. Se dio el primer paso en visibilizar estas cuestiones y si bien se puede hablar abiertamente, es solo el primer paso de una larga marcha de lucha», entiende Carolina y la conversación se deriva inevitablemente hacia el Tetazo.

Esta manifestación que se realizó el 8 de febrero pasado buscó revisar la evolución social de lo prohibido y permitido para los cuerpos de ambos géneros y reclamar por políticas de igualdad. Sin embargo, llamativamente las propias mujeres «arrojaron a la hoguera» a las manifestantes.
«A mí me sigue sorprendiendo la violencia de la mujer contra la mujer, la mujer diciéndoles ‘feminazis’ a sus compañeras de género, a sus gladiadoras de género. Siento a veces que la colonización patriarcal sobre las mujeres es algo difícil de erradicar», reconoce Carolina. Por ello reafirma con «Las Anas…» que «se trata de generar conciencia sin panfletos, de que las mujeres se vean a través de un hecho artístico y entiendan que a todas nos pasa lo mismo. Se trata de visibilizar lo que nos asedia para unirnos, protegernos y curarnos con la fuerza invencible propia de las mujeres». La invitación está hecha y es relevante porque «las vemos todos los días, pero no nos detenemos en sus rostros, emociones, sueños, virtudes ni miserias (de mujer)» y «Las Anas…» clama por la capacidad femenina de identificarse y compartir sentimientos.

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