Una feriante detalló el mecanismo de compra, venta, gastos y ganancias del negocio.
La inflación se come los bolsillos de los argentinos y Salta es una de las provincias que registra alto índice de pobreza. Entre las personas que se la rebuscan, están los vendedores de ropa americana que se ubican en avenida Tavella.
La feriante Érica Aguilar detalló el mecanismo de compra, venta, gastos y ganancias del negocio que emprendió hace dos años.
Bolsones de ropa
En primer lugar, precisó que toda suba del dólar dificulta la compra de mercadería porque sólo se adquiere con moneda estadounidense.
“En ningún lado te reciben pesos argentinos”, manifestó y especificó que los bultos cuestan entre 300 y 400 dólares. Sobre la cantidad, depende si se trata de ropa para niños o adultos y si contiene parkas o chalecos, entre otros tipos.
Los bolsones de ropa americana que están disponibles en la frontera con Bolivia no pueden elegirse y contienen prendas de primera, segunda y tercera mano. Es decir, que las prendas usadas se clasifican por su estado y tiempo de uso, y se obtienen al azar. Acá, juega la suerte del momento.
Según el estado de la ropa y la cantidad de ropa, se divide por el costo del bolsón para empezar a conformar los precios al público.
Lugar de compra
Respecto a cómo se accede al negocio, Érica contó que se puede pagar a alguien para que traiga los bultos o viajar y buscarlos de forma personal. En esta parte del proceso de compra, se debe evaluar qué conviene para la economía personal en cuanto a tiempo y dinero.
En los lugares para recibir la mercadería también se debe abonar el viaje de los bagayeros, lo cual, se puede realizar en peso argentino. En esta línea, citó el paso por La Quiaca, provincia de Jujuy en Argentina, con Villazón, provincia de Modesto Omiste en Bolivia; o, Aguas Blancas, provincia de Salta en Argentina, con Bermejo, provincia de Aniceto Arce en Bolivia.
Lugar de venta
La joven explicó que para poder vender en las ferias sobre Avenida Tavella, cobran una “llave” que consiste en un contrato que varía de 20 mil pesos a 200 mil pesos y otorga una cobertura por tres años. A esta inversión, se le suma mensualmente el pago del alquiler.
Los montos difieren según la ubicación y cantidad de los mesones, es decir que, cuanto más cerca de la entrada al lugar se esté, más caro se abona, y cuantos metros cuadrados más se ocupen, también afectan directamente a la cifra final.
Sobre la seguridad, la higiene, la luz y el agua, son gastos que varían según la feria, en algunas se pagan y otras no.
En su caso personal, entre un alquiler pequeño y alejado del ingreso más servicios, paga entre 15 mil y 18 mil pesos mensual.
“Hace dos años que empecé y no tengo ganancias fijas porque todo lo que gano junto para poder traer más ropa. Sigo en etapa de inversión para que mis clientes cuenten con mucha variedad”, expresó.
Además, Érica señaló que la mayoría de los feriantes se fueron haciendo monotributistas sociales.
Forma de pago
Ahora los feriantes, se ven obligados a vender en cuotas para que sus clientes tengan la posibilidad de llevarse todas las prendas de ropa que desean y/o necesitan.
Generalmente, los salteños acostumbraban a concurrir una jornada con mucho dinero en efectivo y retirarse con los brazos llenos de bolsas; pero aquella realidad se desvirtuó ya que no sólo el poder adquisitivo mermó en extremo sino que hasta debieron solicitar insistentemente que a los feriantes que implementen el cobro con tarjeta de crédito.
“Por no recibir tarjeta de crédito al principio, perdí muchas ventas. Una vecina si recibía tarjetas y vendía todo el tiempo”, contó la feriante y afirmó que es lo que más piden sus clientes aparte de las transferencias bancarias y las tarjetas de débito.
Con Información de FM Profesional
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