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Presidente del descensoJavier Cantero: «La política, la Justicia, el ambiente del fútbol, todos ven los negociados y todos se hacen los boludos»

El ex presidente de Independiente reclama ante la Justicia que le restituyan su condición de socio tras la expulsión dispuesta por la comisión directiva que conducía Moyano.

Javier Cantero tiene la necesidad de dejar certificado que Independiente «se fue a la B» por su culpa. No reparte la responsabilidad con su antecesor Julio Comparada, administrador de un porcentaje de ese promedio de tres campañas que obligaron a que, por primera vez en historia, el Rojo jugara en la segunda división del fútbol argentino. Es estricto con las fechas para remarcar que la gestión de Hugo Moyano no devolvió el estatus de Primera División sino que fue el final de la suya, que él encabezó hasta su renuncia. El mandato lo culminó Claudio Keblaitis, su vice, quien estuvo al frente los último ocho partidos del fixture de la B Nacional. El sindicalista llegó y el equipo estaba listo para volver a jugar en Primera A.

Cantero es el de los sillazos en la asamblea, multiplicados en vivo por los canales de televisión y radios. Stremear no estaba de moda. Es Macetero, como lo llamaba Bebote Álvarez el líder de un grupo de personas que se autoperciben como Los Diablos Rojos, sin la figura de una peña o asociación partidaria que los nuclee y que algunos sindican bajo la figura coloquial de barra brava o hinchas caracterizados. Fue su principal enemigo cuando el dirigente denunció con pruebas ante la Justicia que Álvarez recibía, durante la gestión anterior a la suya, entre 30 y 40 mil dólares mensuales por parte del club. Lo cuenta en detalles en una novela (“Contra el Sistema, el lado oscuro del fútbol, 2014, editorial Hojas del Sur) en la que Víctor Abascal –su alter ego- denuncia a Alcides por lo mismo.

Por otra causa, la Justicia investigó una asociación ilícita entre el líder de Los Diablos Rojos y Pablo Moyano -luego sobreseído- que habría comenzado para desestabilizar la gestión de Cantero. Álvarez admitió haber recibido dinero por parte del sindicalista y luego, junto a su padre Hugo y el secretario General del club Maldonado, cuando administraban a Independiente. En 2019, la comisión directiva decidió expulsar a Cantero como socio de la entidad por haber sido el «presidente del descenso». La situación que se mantiene inmaculada bajo la administración de Fabián Doman. Su caso, está en la Justicia.

Cantero repasó algunos aspectos de su gestión y analizó "el ambiente del fútbol". Foto Ariel GrinbergCantero repasó algunos aspectos de su gestión y analizó «el ambiente del fútbol». Foto Ariel Grinberg

-¿Por qué cree que lo expulsan tanto tiempo después de su retiro del mundo del fútbol?

-Creo que tenían miedo… en general los Moyano son personas bastante extrañas. No podían entender que me fue mal y me fui… tal vez creían que podía volver a la política en el club. Me fui unos meses antes porque, estoy convencido, si me quedaba no íbamos a ascender.

-¿Por qué?

-Habíamos empezado mal, después llegamos a los primeros puestos y en un momento dado cuando faltaban pocas fechas empezamos a perder y me mandaban mensajes. Bebote Álvarez, Oyarbide, vinieron a mi casa y la rodearon. La gota que rebalsó el vaso fue esa. Yo estaba en Misiones y me llamó mi mujer llorando que habían rodeado la casa. Estaba sola con mi hija y yo lejos. Entonces decidí renunciar. Y subimos más tranquilamente.

-En su novela, Abascal graficaba los días como escenarios de paisajes depresivos y las noches como infiernos. ¿Cuándo dejó de sentirse de esa manera?

-Fue una transición. Soy católico creyente. Tengo una mujer divina, unos hijos muy buenos, por algo salieron así, seguro ella influyó mucho en ello. Después se acomodaron algunas cosas: la gente se dio cuenta que no era ‘tan así’ como se decía. Lo sufrí mucho, lo asimilé, la religión tuvo sus valores para levantarme el ánimo. Y la familia. Por tratarse de un club tan grande, debió ser peor lo que me hubiera pasado… Lo transité bien. Nunca me dijeron nada en la calle. Nunca me dijeron ‘ladrón’. Una o dos veces me gritaron que me fui a la B… pero debe haber sido alguien de otro club. Juega mucho el tiempo. La gente por ahí pensaba que no podía salir a la calle. No fue así, gracias a Dios. Y fue pasando el tiempo y aparecieron cuestiones que se van publicando y la gente se va enterando de cómo era la cosa.

-¿Cómo qué?

-El otro día veo en una publicación que un dirigente de Racing dijo que gastaron valores por dos o tres departamentos para que nosotros descendiéramos. Racing fue para atrás en un partido, yo los denuncie y no pasó nada. ¿Qué pasó? Nada.

Desde que renunció a la presidencia, no volvió a la cancha. Foto Mario Quinteros
Desde que renunció a la presidencia, no volvió a la cancha. Foto Mario Quinteros

-¿Tampoco con la que documentaba dinero del club a la barra?

-Presenté ante la justicia, por escrito, lo que se llevaba la barra. Nadie movió un expediente. La Justicia de Avellaneda: un desastre. Soy malo, porque debe haber gente buena también.

-Es “el sistema” de la novela…

-La política, la Justicia, el ambiente del fútbol, todos ven los negociados del fútbol y todos se hacen los boludos Es así, yo la viví. La Policía, (decía que) te ponía 1300 (efectivos) para el partido y venían 400. Nosotros pusimos escribanos y nos tuvieron que devolver la plata de la diferencia. No es que quedó para la próxima vez, nos devolvieron la plata. Y eso tiene un costo. Quizá me metí en un lugar donde no tendría que haberme metido. Tengo una dualidad ahí, porque creo que está bien que me haya metido: pero mirá lo que me pasó.

-¿Por qué no hubo un efecto contagio del método Cantero?

-Te iba a contestar de manera terminante, pero no. Quizá porque algunos se daban cuenta que si lo hacían les iba a pasar lo mismo que a mí. Podría ser. Pero en general, porque no lo querían hacer. Querían quedarse con el pase de algún jugador, cambiar el auto… no voy a usar eufemismos tampoco. Yo no trabajé mientras fui presidente. Tenía un auto rotoso y ellos autos de lujo. Cuando había que pedir plata a la AFA como préstamo, lo hacían todos, había algunos que cobraban rápido y a otros les costaba más y había que ir a llorar. ¿Por qué? Porque había un tome y traiga.

Cantero y otros dirigentes abandonan la Asamblea por la agresión de los barras que irrumpieron Foto TELAM
Cantero y otros dirigentes abandonan la Asamblea por la agresión de los barras que irrumpieron Foto TELAM

-Hoy el “sistema” tiene otras condiciones, el derecho de admisión es una realidad que no controlan los clubes, sino el Estado. ¿Piensa que hubiese sido distinto el escenario de su gestión si esto se daba antes?

-Cuando firmé el derecho de admisión para la cancha de Independiente a la barra brava de Boca, llega (el también entonces presidente Daniel) Angelici y cuando lo fui a saludar me trató para la mierda. Ahí me di cuenta que los dirigentes no solamente se hacían los distraídos, sino que apoyaban, convocaban… hay hasta algún juez que todavía sigue trabajando políticamente en estas cosas…

-Por eso, con un derecho de admisión como el de hoy ¿No se hubiese sacado el peso de ese problema?

-¿Vos decís que un barrabrava no entra?

-Supuestamente, no.

-Jaja, está bien el supuesto…

-¿Usted cree que sí?

-Por supuesto. En los últimos días se vio una foto de la barra comiendo un asado en el club. No creo que me hubiese alivianado nada. El sistema es el mismo. La diferencia es que ahora hay fútbol femenino, que antes era incipiente, están mejores las canchas de fútbol. Ese ambiente es exactamente igual. Hubo candidatos a gobernadores y presidentes que iban al estadio de La Plata y las barras ponían banderas con sus nombres. Vender choripanes en la calle es una boludez, si querés: 30 mil, 40 mil dólares por mes se llevaban.

Lo de los choripanes ahora suena menor…

-No soy muy elástico. En el ambiente, por ahí no robás pero mirás para otro lado ¿No? Tengo ese problema: es o no es. Tengo que darme cuenta que tengo que ser elástico, identificar cosas que no se deben hacer, pero que no son tan graves. No me psicoanalicé nunca, pero creo que me hubiera venido bien.

El presidente Cantero tras una reunión de Comité Ejecutivo en la AFA. Foto Diego Waldmann (archivo)
El presidente Cantero tras una reunión de Comité Ejecutivo en la AFA. Foto Diego Waldmann (archivo)
 
-¿Con esa elasticidad, cree que hubiese podido transitar la presidencia de otra manera?

-Sí. Tuve muchos problemas en la AFA. Había cuatro o cinco, “las manos derechas de Grondona”, que no me bancan, definitivamente. En las reuniones decía lo que pensaba. En algunos casos me peleé mal. El de Colón de Santa fe, (Germán) Lerche, me dijo: Javier te va a ir mal. Y tenía razón, me fue mal. No lo puedo negar. No obstante, la sensación que me da es que era un sistema y el que lo manejaba era Julio (Grondona). Cuando asumo como presidente, (Julio) Comparada me acompaña a la AFA para presentarme a Grondona y cuando entré a su oficina, lo primero que me dijo fue: “Mirá que no le ganaste a nadie, eh”. En vez de decirme, “felicitaciones», me marcó la cancha.

-¿Cómo cree, según su experiencia, que se arregla el “problema de las barras bravas”?

-Es una contradicción mía. Lo que pasa en Europa, que no me gusta porque es todo muy ordenadito, aparece un ruso y compra clubes. Creo que vamos a eso. Seguridad privada y que la policía que esté donde tiene que estar, no en la cancha. Entiendo que la Policía no es toda así, pero acá tenemos policías que también son ladrones o asesinos. Creo que habrá una decantación: mis hijos son más inteligentes que yo, y mis nietos seguro lo serán más que mis hijos. Creo que ellos van a recordar la barra brava como algo del pasado.

-Pero el magnate ruso se va a encontrar el mismo sistema…

-Lo que pasa que cuando el ruso es el dueño, es el dueño. Va a contratar lo que tiene que contratar.

-No va a poder porque la ley impide la seguridad del tipo privada en los estadios…

-El futuro es eso: sacar a la Policia de la cancha, porque es parte el problema. Habrá que capacitarlos y pagarles mejor a los de camperones amarillos. No me gusta la idea del ruso, eh. Prefiero que los socios elijan a sus representantes.

-¿Entonces piensa que las sociedades anónimas son la solución?

-No quiero sociedades anónimas, pero creo que el otro sistema, con los dirigentes que comparten y reparten, no hay otro sistema posible. Yo entré (a la dirigencia) con el mismo autito que me fui y me cagaba de risa. No los respetaba. En realidad, ellos se cagaban de risa de mi.

-¿Se arrepiente de haber entrado?

-No, la vida es un hilo, un camino. No se puede volver para atrás. En aquel momento lo hice, disfruté el triunfo, conocí el fútbol, me fue mal, tuve problemas de salud. Me preguntan siempre eso. No lo volvería hacer, pero la vida es un camino. Lo que sí es evidente que con el conocimiento que tengo ahora haría otras cosas. No voy a ser tan estúpido de pegarme la cabeza contra la pared dos veces, pero no me arrepiento.

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