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Por violar el celibatoEl cura Gamboa podría ser expulsado de la Iglesia

Entre las sanciones que el Tribunal le podría imponer al religioso acusado de abandonar a su hija está la suspensión temporal o permanente por violar el celibato.

El nuevo escándalo que sacude a la Iglesia salteña llegó al escritorio del Tribunal Eclesiástico de la institución, que juzgará al cura Carlos Gamboa por violar el celibato. El fin de semana, Agustina Gamboa Arias denunció públicamente que el sacerdote la reconoció como hija recién cuando se vio obligado y que luego la abandonó y trató de ocultarla con complicidad de las autoridades eclesiásticas, según informó El Tribuno.

«Existe una ley por la que todos los sacerdotes, desde que nos ordenan de diáconos, nos comprometemos a vivir el celibato, es decir, a no contraer matrimonio y, por lo tanto, a no mantener relaciones sexuales. La violación de esa ley del celibato, en los términos que establece el sistema penal de la Iglesia, significa cometer un delito», manifestó el sacerdote Loyola Pintos, vicario judicial y juez único del Tribunal Eclesiástico.

El Tribunal ya cuenta con el relato de Agustina Gamboa, aún falta incluir el testimonio del acusado. La joven se decidió a contar su historia luego de que el sacerdote se expresara públicamente en contra de la legalización del aborto con frases como «hay que respetar las dos vidas».

La pena que le cabe a quien viola el celibato se basa en el canon 1.395 del Código de Derecho Canónico que señala: «El clérigo concubinario y el clérigo que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo (relaciones homosexuales) debe ser castigado con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas, hasta la expulsión del estado clerical».

La sanción para Gamboa podría ser, entonces, un apartamiento temporal o permanente. «Suspensión es que se le prohíbe ejercer por un tiempo o de por vida algún, o todo el ejercicio del sacerdocio», explicó Loyola Pintos.

La espera

«Esperaba sus llamados para fechas importantes como cumpleaños o las fiestas o algún gesto de interés que nunca llegó. Nunca hubo iniciativas de su parte», acusó Agustina.

El no haber asumido el vínculo paternal podría agravar la situación de Gamboa. El vicario judicial, que evitó dar precisiones concretas sobre el caso, aseguró que «si un sacerdote no se responsabilizara de una paternidad, estaría cometiendo un pecado grave por no cumplir con las obligaciones naturales. Y podría merecer una represión por parte de la autoridad».

El martes, en un comunicado oficial, el arzobispo Mario Cargnello pidió perdón por el «escándalo», y afirmó que entregaría «al Señor Promotor de Justicia todos los datos» de que dispone para que «sean analizados».

Agustina Gamboa también aseguró que las autoridades de la Iglesia estaban al tanto de su caso y trataron de esconderlo. «La Iglesia encubrió y ayudó a ocultarme, nadie debía enterarse de mi existencia. Terminé enfrentándome ante la Iglesia Católica salteña que, a través de un abogado, defendía sus intereses yendo totalmente en contra de mis derechos», dijo. Las declaraciones de la joven fueron confirmadas ayer por Dante Bernacki, vicario general de la Iglesia de Salta, quién aseveró que la paternidad de Gamboa era «un secreto a voces». «Toda la gente sabía que había una hija o algo así», manifestó.

«Siempre que el Ordinario tenga noticia, al menos verosímil, de un delito, debe investigar con cautela, personalmente o por medio de una persona idónea, sobre los hechos y sus circunstancias así como sobre la imputabilidad, a no ser que esta investigación parezca del todo superflua», dice el punto 1.717 del Código sobre cómo deben actuar las autoridades al enterarse de una falta.

Consultado sobre si cabría aplicar sanciones a otro religioso, en caso de que hubiera ocultado la información sobre la paternidad del sacerdote, Loyola Pintos indicó: «Si lo supiera y no hizo nada, el Santo Padre ha establecido unas normas para estudiar si un obispo ha sido negligente y cómo proceder».

El juez del tribunal hizo hincapié en que una paternidad no se enmarca en un tema penal. «En ese sentido, cuando al cardenal Bergoglio se le planteó un caso similar, pero de conocimiento del hecho inmediato, no a los 18 años, le sugirió al sacerdote que cumpliera con sus obligaciones naturales de papá y después considerara si seguir o no en el ministerio sacerdotal», contó sobre el proceder del entonces cardenal y hoy papa Francisco.

El Tribunal Metropolitano de Salta está compuesto por un vicario judicial y juez único, un promotor de justicia, un defensor del vínculo, dos abogados patronos estables y dos escribanos.

El órgano fue creado recientemente, en 2017, para tratar todas las causas que el derecho canónico prevé. Anteriormente, estos temas eran tratados en Tucumán.

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