El cuerpo fue encontrado en una zona de muy difícil acceso el jueves por la tarde cerca del puente Wierna en Vaqueros.
La búsqueda duró cuatro años con equipos especiales, perros, cientos de agentes, drones. Fueron decenas de operativos de rastrillaje que no condujeron a nada. El jueves, el camionero Eduardo Gallo y su hijo que desmalezaban un descampado dieron con los restos de la adolescente desaparecida hace cuatro años.
En su DNI figuraba con el nombre de Constanza Gala, pero había adoptado el nombre de Santiago. Desapareció el 16 de mayo de 2017 cuando tenía 14 años e iba desde su casa a una clase de educación física a seis cuadras.
La última en verla fue una tía suya, saliendo del Parque del Bicentenario, en la zona norte de la ciudad.
Iba al Colegio Belgrano. Los investigadores indagaron sobre su entorno, su familia, sus contactos en las redes sociales y las cámaras de seguridad de la zona. Pero no lograron obtener un solo dato para saber qué fue lo que pasó. El caso se convirtió en un misterio.
Por eso el Ministerio de Seguridad de la Nación ofrecía una recompensa primero de 500 mil pesos que en 2019 se triplicó a $ 1.500.000 para quienes aportaran datos sobre Gala, como se lo buscó durante todos estos años. Tampoco hubo resultados.
El jueves un camionero y su hijo fueron a cumplir una promesa. El hombre le había pedido a la Difunta Correa por la salud de su esposa, que había sufrido un accidente que la dejó inmóvil.
A cambio ofreció desmalezar la zona ubicada en Vaqueros, a la vera de la ruta 9, a la altura del kilómetro 12,5, pasando el puente Wierna del rio La Caldera.
Cuando estaban en plena tarea de limpieza, los hombres vieron los restos de lo que parecía un cráneo humano y avisaron a la Policía.
Los agentes confirmaron que se trataba de restos óseos y el fiscal en turno de la Unidad de Graves Atentados del Ministerio Público de Salta, Leandro Flores, dispuso el trabajo en el lugar de personal del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF).
En la misma zona donde estaba el cráneo los investigadores encontraron una mochila y ropa. Las pruebas fueron trasladadas al Servicio de Tanatología Forense del CIF, donde los sometieron a distintas pericias para tratar de determinar sexo, edad, data de fallecimiento y otros detalles sobre lo ocurrido.
El primer indicio sobre que los restos pertenecían al adolescente llegó a partir de un examen odontológico que coincidió con sus registros dentales. La confirmación llegó cuando sus padres, Mónica Ovando (56) y Javier Cancinos (55), reconocieron su mochila y sus prendas.
Un lugar de difícil acceso
En una conferencia de prensa, los fiscales penales Mónica Poma y Santiago López Soto, junto al director del CIF, Pablo Rivero, señalaron que se continuará con tareas en el lugar del hallazgo, a la que caracterizaron como de muy difícil acceso, ya que se trata de una pendiente de más de 80 grados y cubierta por malezas.
Por su parte, Rivero explicó que «se trabajó rápidamente en poder recolectar los indicios y los restos cadavéricos y, en una segunda fase, en poder confirmar la identidad», y agregó que «el odontólogo Pablo Medina intervino» en la pericia que permitió confirmar en «un 100%» la identidad de la persona encontrada.
Las pericias continuaron en el lugar del hallazgo donde los investigadores encontraron una soga.
«La soga y los otros elementos secuestrados serán analizados, por el momento no se puede hablar de ninguna hipótesis», dijo el fiscal López Soto, que a la vez mencionó que la víctima «pertenecía a un grupo de boy scout» y «tenía conocimientos respecto a alguna supervivencia».
Sobre la investigación de las causas de muerte y las pistas que arroja el lugar del hallazgo, afirmó: «Es lo que esperamos, lamentablemente el paso del tiempo conspira un poco contra alguna prueba pero serán los científicos, los peritos quienes determinarán en base a alguna prueba si podemos saber la verdadera causal de la muerte».
Además, se realizará un cotejo genético con los restos óseos encontrados a fin de determinar en forma científica su identidad.
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