La pequeña estaba en la puerta de un boliche en Tartagal, en la madrugada de ayer. La Policía la rescató y momentos después apareció el padre y se la entregaron.
Una mezcla de indignación y enojo causó ayer el hallazgo de una nenita de 2 años en la puerta de una conocida bailanta de Tatargal, en las primeras horas de la mañana.
Ya había amanecido y un vecino de la cuadra donde está el local bailable -ubicado sobre la ruta nacional 34, en el acceso a Tartagal- vio a la pequeña deambulando cerca de la puerta del boliche. Alarmados por su presencia en ese lugar, junto a otros vecinos llamaron al Sistema 911, por lo que en pocos minutos arribaron al lugar una patrulla policial y una ambulancia del hospital Juan Domingo Perón.
La pequeña estaba en buen estado de salud y condiciones generales, aunque no tenía ninguna identificación y por su corta edad tampoco expresaba claramente quiénes eran sus padres. Los efectivos preguntaron a algunas personas que estaban cerca si conocían a la niña, pero nadie la ubicaba. Tampoco los pocos que habían estado bailando y que aún quedaban en los alrededores.
En ese momento, los efectivos dieron intervención al Juzgado de Persona y Familia en turno, para que dispusiera las medidas a seguir.
«Olvido»
Luego de un tiempo, cuando la patrulla y la ambulancia aún estaban en el boliche, apareció un adolescente de 18 años que dijo ser el padre de la niña. «Mi hijita estaba con su mamá, que tiene 15 años, pero ella estuvo bebiendo y la dejó aquí», habría indicado a los policías.
La llegada del muchacho fue informada también al Juzgado, desde donde dispusieron que le restituyan la beba.
El hallazgo de la niña generó críticas e indignación en Tartagal y también en las redes sociales.
«Muchos chicos salen a bailar y llevan a sus hijos al boliche; dicen que los llevan porque no tienen con quién dejarlos y como quieren salir los tienen en la puerta, a veces se turnan entre el padre y la madre para tenerlos», relató un vecino tartagalense que vive cerca de la zona de la bailanta.
«El problema es que se alcoholizan y, como sucedió hoy (por ayer), se «olvidan» de sus hijitos», dijo el vecino en un tono irónico.
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