Una mujer se desvaneció por un ataque de nervios mientras protestaba y un niño se quemó con una bomba de estruendo.
Alrededor de 50 manteros se movilizaron por las calles de la ciudad en repudio de la decisión de Nicolás Avellaneda, subsecretario de Control Comercial, de ser trasladados al parque San Martín para la venta de sus productos. La norma comenzó a aplicarse desde el miércoles 20; pero no todos están de acuerdo.
A pesar de tratarse de una manifestación pacífica se suscitaron algunos incidentes entre los manteros y también con peatones, La Gaceta de Salta.
El primero de los incidentes fue el desvanecimiento de una mantera de nombre Olga Andrada, quien se cayó al piso envuelta con una bandera argentina. La descompensación fue a causa de una gresca con una vendedora de jeans ubicada en San Martín entre Florida e Ituzaingó.
Cuando la movilización pasó por ese lugar los manteros se acercaron hasta la mujer, que se encontraba sobre la vereda y le quitaron algunas prendas. Incluso voló por los aires una silla plástica, en esos momentos el personal policial custodio a la vendedora mientras juntaba sus cosas para retirarse del lugar.
Otro de los incidentes que se produjeron estuvo relacionado con el uso de la pirotecnia a medida que la movilización se detenía en cada esquina. En la intersección de Alvarado y peatonal Alberdi uno de los manteros encendió una bomba de estruendo a mitad de la calle. La explosión le produjo una quemadura leve a un niño de 7 años que pasaba acompañado de su papá. «Mirá lo que le hicieron a mi hijo en la pierna», exclamó, molesto, el padre del niño.
Por último, cuando la manifestación se aprestaba a llegar a plaza 9 de Julio por calle Caseros la policía les cerró el paso impidiéndoles avanzar. Desde las fuerzas de seguridad adujeron que los manteros empezaron a correr.
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