Nicolás Cajal Gauffín está imputado por encubrimiento agravado en perjuicio de la administración de justicia y durante la primera audiencia del juicio, aceptó declarar y responder a las preguntas de las partes.
Comenzó el juicio por el homicidio de Jimena Salas y el primero en romper el silencio fue su esposo, Nicolás Cajal. El imputado brindó detalles de lo que hizo antes y después del hecho, aquel 27 de enero de 2017.
Explicó por qué la niñera se fue antes de lo previsto y los motivos de que la alarma haya estado apagada justo el día del crimen. “Nunca la prendíamos mientras estábamos en la casa, solo cuando salíamos. Por las noches siempre permanecía apagada la alarma”, señaló.
Cajal habló de la aventura que tenía con otra mujer, incluso hasta meses antes de la muerte de Jimena. También se refirió a su actual pareja, con quien convive en la misma casa donde asesinaron a la víctima.
Por otro lado, el viudo dijo que la decisión de cremar el cuerpo de Salas fue de la madre pero que, de todas formas, era su voluntad y eso lo sabía todo su círculo íntimo. “No fue como dijeron que yo había decidido cremar el cuerpo. Incluso mi padre falleció a los días y también lo cremamos y arrojamos las cenizas en el río Juramento”, precisó.
El imputado se refirió al seguro de vida que había contratado a través de la empresa, de la cual es gerente regional, y agregó que no pudo cobrarlo porque le pusieron obstáculos hasta tanto se conozca a los asesinos de su esposa.
Finalmente, Cajal expresó que el bolso o maletín que supuestamente tenía dinero y estupefacientes para la fiscalía, en realidad solo lo utilizó en 2015 para transportar parte de la plata del PROCREAR que había solicitado para construir su casa. “Nunca hubo sustancias prohibidas en el bolso, ni mías ni de Jimena”, aseveró.
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