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Tiene 21 añosAlcaraz completó la remontada y le ganó una batalla a Zverev para ser el nuevo rey de Roland Garros

Alcaraz conquistó su primer Roland Garros en la que fue su primera final de París. Foto REUTERS/Yves Herman

Carlitos se impuso por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 y conquistó por primera vez el «grande» francés.

El español, que ya había ganado el US Open 2022 y Wimbledon 2023, se convirtió en el jugador más joven de la historia en conquistar Grand Slams en tres superficies diferentes.

El alemán, que había eliminado a Rafael Nadal en primera ronda, se quedó con las ganas de sumar su primer Major.

Roland Garros tiene un nuevo campeón: Carlos Alcaraz, que conquistó por primera vez el título del «grande» francés y se transformó en el jugador más joven de la historia en ganar Grand Slams en tres superficies distintas. El español, que hace poco más de un mes cumplió los 21 años, dio vuelta una final electrizante y cargada de tensión ante Alexander Zverev y se impuso por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2 en cuatro horas y 19 minutos.

Con la remontada frente al alemán, el murciano se convirtió además en el primero en la Era Abierta en conquistar un Major tras tener una desventaja de 1-2 en sets tanto en las semifinales (lo había hecho ante Jannik Sinner) como en la final. Y además extendió su invicto en duelos decisivos en la categoría más importante del tenis, ya que había ganado los dos que había jugado previamente, en el US Open 2022 y Wimbledon 2023.

Tras la primera final en 20 años sin presencia del Big 3, la Copa de los Mosqueteros quedó en nuevas manos. Aunque en manos muy familiares, porque el murciano parece listo para tomar la posta de su compatriota Rafael Nadal, 14° veces campeón del certamen, e hizo sonar otra vez el himno español en Bois de Boulogne.

 

«Felicitaciones Carlos. Tres Grand Slams y solo 21 años. Tres diferentes, además. Es increíble la carrera que hiciste en tan poco tiempo», lo felicitó Zverev, aceptando la derrota ante un jugador que parece destinado a dejar una marca enorme en el tenis mundial.

«Cuando era chico miraba este torneo por televisión y ahora estoy acá levantando el trofeo. Es increíble el apoyo que recibí de la gente acá», dijo el nuevo campeón.

Y no se olvidó de agradecer a las personas que hicieron posible esta histórica consagración.

«Estuvimos luchando mucho el último mes con la lesión en el brazo. Vinimos acá con muchas dudas, sin saber si íbamos a poder hacer mucho en la cancha. Estoy agradecido por el equipo que tengo, que es más como mi familia, sé que dieron todo para que yo pudiera estar acá», comentó. «Y también quiero agradecerle a mi familia porque siempre me acompañaron y me apoyaron. Esto no hubiera sido posible sin ustedes», agregó con los ojos fijos en su padres, que sufrieron y disfrutaron desde la tribuna.

El partido no arrancó bien para el Zverev, que metió dos doble faltas al hilo y quedó rápido 0-30. Sin pensarlo demasiado, el alemán fue rápido hasta el banco y cambió la raqueta después de solo dos puntos. Con nueva «arma» sacó mejor, pero igual no pudo evitar que Alcaraz, que comenzó presionando muy bien, le quebrara el saque y sacara una ventaja de 1-0.

Los nervios también le jugaron una maña pasada al español en su primer turno al servicio. Un par de equivocaciones propias y un par de aciertos de su rival lo dejaron 15-40 abajo. Pudo salvar el primer break point, pero con un error no forzado cedió el quiebre. Y el marcador quedó igualado 1-1.

Tras ese inicio curioso, los dos se acomodaron en la cancha y empezaron a mostrar sus fortalezas. Zverev metió dos grandes saques y un ace para encaminar el tercer game. Y Alcaraz movió la pelota de un lado al otro e hizo correr mucho al alemán para adueñarse del cuarto y poner el 2-2.

En el quinto, el murciano volvió a golpear. Rápido de piernas y con unos tiros que combinaban a la perfección velocidad y potencia, consiguió tres nuevas chances de quiebre. Solo necesitó una: con una derecha ganadora, obligó a un Sascha dubitativo a devolver incómodo, la pelota quedó en la red y Carlitos se adelantó 3-2. Y no tuvo muchos problemas para confirmar la ventaja para el 4-2.

Alcaraz y su primer beso a la Copa de los Mosqueteros. Foto AP Photo/Thibault Camus

Zverev no encontraba el ritmo. Con una bajísima efectividad con su primer saque (apenas del 43 por ciento) y muy errático, sufría para tomar la iniciativa y lo pagaba caro.

En el sexto game, otra vez puso en peligro su saque, porque sacó 15-40 ante un Alcaraz que se movía sin problemas por toda la pista y se notaba que ganaba confianza con cada punto jugado. Pero casi sin margen de error, el alemán reaccionó bien, metió presión sobre el revés de Carlitos (hasta ese momento, su punto más vulnerable) y salvó su servicio (3-4).

Enchufadísimo, leyendo muy bien el juego de su rival y aprovechando las equivocaciones del alemán, Alcaraz tomó completamente el control del partido. Y tras apenas 43 minutos de juego, se adueñó del primer set por 6-3 con un nuevo quiebre.

Le costó al español el arranque del segundo. En un durísimo game de saque, que duró más de diez minutos, alternó errores con buenos tiros ganadores y tuvo que levantar tres break points en contra antes de ponerse 1-0.

Zverev necesitó la mitad de ese tiempo para sostener su servicio en el segundo juego (1-1), sin ceder ninguna chance de quiebre. Aunque seguía siendo evidente que el español era superior, porque jugaba más cómodo, se movía mejor y lograba imponer condiciones con muchas variantes.

Al alemán se lo veía frustrado y mirando a su banco, como esperando que desde allí llegara una explicación o una solución. Sobre todo después de que el murciano se adelantara 2-1. Pero logró volver a meter la cabeza en el partido, aprovechando un quinto game muy errático del español (cuatro no forzados en seis puntos), y consiguió un quiebre valiosísimo, que confirmó para sacar ventaja 4-2.

Con energía y cabeza renovada y un primer saque que empezó a lastimar mucho (pasó de 40 a casi 80 por ciento de puntos ganados por esa vía), Zverev se soltó y empezó a mandar en cancha ante un Alcaraz que perdió precisión y comenzó a mostrar huevos en su juego. El alemán quebró otra vez (5-2) y luego cerró el segundo set con un impecable game de saque.

Mucho más parejo fue el arranque del tercer capítulo. Zverev siguió concentrado y muy fino con su saque (en los primeros cinco games ganó todos los puntos que jugó con el primero). Y Alcaraz bajó los errores y volvió a jugar muy agresivo, rápido y con potencia. Ninguno regaló nada y el partido ganó intensidad y emoción.

Quizás por eso, cuando se llevó el quinto game, en el que sacó 40-15, pero necesitó otros cuatro puntos para cerrarlo, el español festejó con un grito que se hizo eco en el estadio y el puño apretado. Aunque mucho más medida fue la celebración luego de conseguir un quiebre para ponerse 4-2, ante un rival que tuvo un bajón y un juego de saque flojísimo.

Zverev lo puso a prueba en el séptimo juego. Porque respondió bien ante la presión y tuvo tres chances de quiebre. Pero otra vez, como había ocurrido en el arranque del segundo, Alcaraz mantuvo la cabeza fría, no perdió el foco cuando se equivocó y levantó un game de casi nueve minutos, que se había planteado complicado, y estiró la ventaja a 5-2.

Aunque se le escapó el quiebre en ese game, el alemán encontró un nuevo envión y sí pudo concretar un break en el noveno (4-5). Y la tendencia del partido volvió a cambiar. Porque Sascha se plantó mejor y porque Alcaraz, quizás golpeado por haber perdido la ventaja, empezó a enganchar la derecha y a sumar más errores. Y alemán sacó provecho a la situación: consiguió un nuevo break, pasó al frente 6-5 y tendrá al chance de sacar para el parcial.

En el descanso, Carlitos estuvo charlando con el umpire y se quejó de que la superficie de la cancha parecía más cemento que polvo de ladrillo. Un reflejo de que no tenía la cabeza bien puesta en el partido. Se lo veía molesto, con menos variantes que al principio y con muchos altibajos. Sin embargo, dio pelea cuando el alemán sacó para cerrar el parcial en el 12° juego. Tuvo un break point, pero no le alcanzó para forzar el tie break, aunque sí avisó que sigue vivo, porque forzó a su rival a jugar siempre una pelota más y Zverev recién pudo poner el 7-5 en su segundo set point.

Alcaraz no acusó el golpe de perder el tercero y salió con todo a buscar la remontada. Y no tardó mucho en sacar una buena ventaja, porque muy enfocado, ganó cuatro games al hilo (con dos quiebres consecutivos) y se adelantó luego 4-0. Zverev, curiosamente, erró mucho en esos primeros games y volvió a hablar mucho y a quejarse con su box.

El alemán, golpeado en el orgullo, se negó a soltar el set, recuperó uno de los breaks y descontó 1-4. Y en el descanso, el español recibió la atención del fisioterapeuta, que le estuvo masajeando la pierna izquierda por un problema en el aductor y el cuádriceps.

Carlitos regresó a la cancha sin signos de esa molestia (al menos no parecía limitarlo en sus movimientos), volvió a quebrarle el saque a un Zverev errático, que sumó demasiados errores no forzados, y marcó el 5-1. Y aunque le costó cerrarlo, porque Sascha tuvo tres break points para estirar la historia, logró sostener el saque, se llevó el parcial y forzó el quinto.

Cautelosos arrancaron los dos en el set decisivo. Ninguno quiso arriesgar de más para no quedar rápido en desventaja y comprometer sus chances de victoria. Zverev se llevó sin problemas su primer game de saque para el 1-0 y Alcaraz ganó el suyo, con un poquito más de trabajo, e igualó 1-1.

Pero, sorpresivamente, el alemán hilvanó en el tercero dos errores no forzados (el primero por apurarse a subir a la red) y una doble falta y el español quedó con triple break point. Una pelota muy larga de Sascha le cedió el quiebre a Carlitos, que se fue al descanso 2-1 arriba y pidió otra vez la atención del fisio, aunque solo para una breve conversación, no recibió atención.

La ventaja de Alcaraz no era garantía de nada. Porque el español -que el año pasado, en la semi que perdió ante Djokovic, sufrió calambres por la tensión de la situación- no lograba controlar la ansiedad ni mantener la misma intensidad punto a punto. Y porque el alemán, pese a que también erraba muy seguido, se negaba a rendirse. Así, la sensación era que cualquier cosa podía pasar.

Quedó claro en el cuarto game, cuando el murciano hilvanó tres errores no forzados y le regaló tres chances de quiebre a su rival. Levantó las tres y desenfocó un poco a un Zverev ofuscado, que en su segundo break point se quejó de que un saque que el umpire dio por bueno había picado afuera y se ganó un abucheo del público. Pero tuvo que salvar un cuarto break point antes de sostener el saque para el 3-1.

Muy peleados fueron los games siguientes. Carlitos pudo estirar la ventaja en el quinto, pero el alemán salvó su saque y descontó 2-3. Sascha tuvo una nueva oportunidad para recuperar el servicio en el sexto, que el español logró salvar y se alejó 4-2.

Ninguno era infalible, pero los dos seguían muy metidos en el partido y, entre equivocaciones y algún reclamo, regalaron algunos puntos muy buenos.

Entonces llegó el séptimo juego y Alcaraz le tiró un baldazo de agua fría a su adversario. Porque en un juego de devolución impecable y un puntazo que ganó con un passing de revés cruzado, consiguió tres break points. Solo necesitó uno para robarse otra vez el saque del alemán, marcar el 5-2 y quedar a un game de la gloria.

Y con la chance de hacer historia en sus manos, Carlitos no perdonó. En el primer match point que tuvo, dejó sin chances a Zverev con un drive cruzado muy bien colocado y selló la victoria, que lo transformó en el nuevo Rey de Roland Garros.

La previa

Alcaraz, de 21 años, tuvo que batallar durante cuatro horas y nueve minutos para vencer a Jannik Sinner, de 22 y quien este lunes se convertirá en el nuevo número 1 del mundo, en cinco sets (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3), en la que muchos consideraron una final anticipada por tratarse de dos enormes talentos que están llamados a tomar la posta del Big 3 (Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic).

Sin embargo, Carlitos no lo ve de esa manera. “No siento que haya sido una final anticipada. La de hoy (viernes) ha sido una gran victoria y nada más. Zverev está jugando a un nivel muy, muy alto y va a ser un partido durísimo. Voy a tener que pelearlo y jugar muy bien tácticamente para ganar”, dijo en la conferencia de prensa posterior a su clasificación para la gran final.

Al mismo tiempo, se mostró optimista por obtener un buen resultado. “Me imagino con la copa, esa es la verdad. Estamos a un pasito. Es uno de los pasos más complicados que hay, pero al final siempre hay una frase que me repito mucho y es que ‘las finales no están para jugarlas, sino para ganarlas’. Tengo en mi cabeza la imagen de poder levantar el trofeo, pero hay un largo recorrido porque el partido va a ser complicado”, añadió.

Por su parte, Zverev logró tomarse revancha de Casper Ruud, su verdugo en una de las semifinales del año pasado, y vencer al noruego por 2-6, 6-2, 6-4 y 6-2 en dos horas y 35 minutos de juego. Luego, comenzó a palpitar la definición del título. “En una final de Grand Slam no hay partidos fáciles, no hay oponentes fáciles de vencer. Si vos estás en una final de Roland Garros, es merecido. Eso va también para él (Alcaraz). Jugó un partido fantástico, un gran torneo en general y estoy esperando un partido muy difícil”, sintetizó.

Sascha, además, señaló la final del US Open 2020 que perdió con Dominic Thiem, en la que estuvo 2-0 en sets y llegó a sacar para el partido, y las semis de Roland Garros 2022 -una grave lesión lo obligó a retirarse ante Nadal- como “parte del camino” e hizo público el deseo que tiene por estas horas: “Espero jugar mi mejor tenis y darme una chance de ganar”.

De todos modos, Alcaraz, que si le gana a Zverev quedará como escolta de Sinner en el ranking, es el favorito para levantar el trofeo y ser el primer campeón de Roland Garros diferente del Big 3 o Stan Wawrinka desde el argentino Gastón Gaudio en 2004.

Será el décimo enfrentamiento entre ambos. El alemán, que pase lo que pase en la final escalará al cuarto escalón del ranking, domina 5-4 la serie y lo venció este año en los cuartos de final del Abierto de Australia; pero la única final disputada entre ambos fue para el español, un contundente 6-3 y 6-1 en el Masters 1000 de Madrid de 2022.

 

 

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