Grupos antagónicos se trenzaron a golpes en plena avenida Bolivia después que finalizó una nueva carpa ubicada en la zona norte de la Capital salteña.Durante la madrugada del lunes se vivieron momentos de tensión en las afueras de la carpa de avenida Bolivia al 3400. Decenas de jóvenes se agarraron a golpes de puño en distintos puntos mientras circulaban los vehículos.
Fue una batalla campal que se esparció por los barrios aledaños a la mencionada carpa. No solo eran hombres los que se golpeaban limpiamente sino que mujeres también se enfrentaron por algunas malas miradas dentro del lugar bailable.
De acuerdo a testigos que estuvieron en el lugar, hubo un grupo que tuvo que realizarle reanimación cardiopulmonar (RCP) a un joven que se descompensó después de recibir lesiones en su cabeza.
La Policía tuvo que intervenir y dispersar a los jóvenes que en su mayoría, estaban alcoholizados. De acuerdo a los vecinos, los protagonistas salieron corriendo hacia el B° Pereyra Rozas y se escondieron en distintos domicilios y malezas de la zona.
Por su parte los vecinos de los Barrios Pereyra Rozas, Mirasoles, El Huayco y Parque General Belgrano están indignados con las autoridades que habilitaron esa carpa porque la invasión del ruido que generan las moles de sonido es insoportable dentro de las casas, en muchos de los casos no pueden dormir ni descansar el fin de semana. A esto esto ultimo se suma el caos y el estruendo que generan las motos y vehículos que estacionan en el lugar o las peleas.
Otro tema es la enorme cantidad de basura de todo tipo que queda tirada en los espacios verdes de los costado de la Avenida Bolivia a donde suelen concurrir los vecinos con sus familias a practicar deportes, a jugar los chicos o simplemente recrearse lo que queda imposibilitado por la enorme cantidad de botellas, vidrios rotos y hasta preservativos usados que quedan tirados en esos lugares que terminan convertidos en una cloaca al aire libre.
Caos, ruidos insoportables, basura, violencia, promiscuidad es el resultado de una habilitación inexplicable que terminó con la tranquilidad de gran parte de la zona norte de la ciudad. Todas las criticas al otorgamiento de permisos por parte de los vecinos apuntan a posibles negociados de funcionarios municipales o parentescos con autoridades.
Un espectáculo al aire libre sin control de los niveles de sonido, con improvisación de sanitarios y otros servicios básicos esenciales en ese rubro va a contramano de la prédica de orden que paradójicamente publicita la Municipalidad de Salta, o cuando manda a controlar parlantes en las puertas de los negocios «por ruidos molestos» o exige a boliches bailables insonorizaciones y acústicas especiales, pero habilita un estruendo insoportable en días de descanso a una enorme cantidad de familias de la zona norte.
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