Está paralítica y postrada tras un sufrir dos ACV. La abuela, de 88 años, padece alzhéimer y es totalmente dependiente.
Doña María Luisa Moreno, una jubilada de ochenta y ocho años de edad, espera desde el veintiuno de marzo la renovación de la internación domiciliaria del Pami, de la cual hace uso desde agosto del año pasado por su cuadro de salud.
La abuela tuvo dos ACV (accidente cerebrovascular), pero el último la dejó paralítica y postrada en la cama. Además, padece alzhéimer, lo cual empeora la situación, y necesita la internación domiciliaria.
Su hija, Adriana Ponce, acudió a El Tribuno para relatar el problema de su madre, como así también para pedir a las autoridades del Pami, la celeridad en estos tipos de trámites.
«Mi mamá hace uso de la internación domiciliaria desde hace varios meses, y la renovación vencía el veintiuno de marzo. Presenté todos los papeles una semana antes de la fecha de vencimiento», dijo.
«La cuestión es que hasta la fecha, ya fui varias veces al Pami y aún no me dan ninguna solución, la única respuesta que me dieron es que hay que evaluar cada caso», manifestó.
A su vez, la mujer se cuestionó indignada en cuanto a la respuesta: «No entiendo qué es lo que hay que evaluar, porque todo está registrado en la historia clínica por el médico de cabecera».
Contó además que años atrás, la jubilada tenía el servicio de internación domiciliaria, el cual fue suspendido, a pesar de numerosos reclamos, y fue otorgado nuevamente en agosto del año pasado, luego de sufrir el ACV.
«En agosto también tuve que hacer varios pedidos para que mi mamá tenga el servicio, y esto se logró porque tuve que cambiar el médico de cabecera, luego que la evaluaron, decidieron que ella tenga la internación en la casa», relató.
«Mi mamá además tiene alzhéimer y está totalmente postrada. Cuando le dio el primer ACV, costó mucho tiempo su recuperación, pero cuando le dio el último, el año pasado, ya no pudo recuperarse más», recordó con dolor.
En cuanto a las secuelas del último accidente cerebrovascular, mencionó: “En primer lugar no puede caminar, ni hacer nada por ella misma. Todo esto se complica aún más con el alzhéimer, está totalmente incapacitada y ahora que no tengo el servicio, depende para todo de mí”.
No puede trabajar
Cabe señalar que Ponce, trabajaba en la Municipalidad de Rosario de la Frontera. Pero desde que a su madre no le renovaron el servicio de internación, tuvo que dejar su trabajo para poder cuidarla.
«Estos días, tuve que pagar una enfermera particular, pero el problema es que yo no tengo trabajo, ni pensión ni plan de ningún tipo. Vivimos el día a día con la jubilación de mi mamá», señaló.
Y recordó que el lunes fue nuevamente a las oficinas del Pami, y la respuesta fue la misma: hay que seguir esperando.
«Pero el problema es que no puedo seguir esperando más, mi madre necesita de manera urgente la renovación, no la pueden dejar esperando en ese estado. Encima, estos días se llegó a descompensar hasta tres veces la misma semana”.
«Al tener problemas de presión baja, se descompensa seguido», agregó.
Por otro lado, la mujer manifestó cierto temor en llevar a atender a la madre en el hospital. «Tengo terror que ella se vuelva a descompensar porque el tener que llevarla al hospital y que la internen ahí, es muy peligroso para su salud por el covid y la verdad que no quiero arriesgarme, por eso, el pedido al Pami, para que mi mamá siga siendo asistida en su casa».
Finalmente, la mujer pidió a las autoridades del Pami: «Por favor, necesito que renueven de manera inmediata el servicio de internación domiciliaria, necesito una solución urgente porque mi mamá no puede seguir en ese estado».
De igual manera, el pedido se extendió a las autoridades políticas, «A todos los que hoy nos representan, ya sea intendente, senadores, diputados y concejales, hagan algo al respecto por todos los jubilados del Pami, que no merecen estas trabas y abandonos después de años de aportes».
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