Espectáculos

Es la británica Natalia TenaUna estrella de Harry Potter y Game of Thrones en un thriller erótico argentino

Es la británica Natalia Tena, que ha trabajado en otros “tanques” como Black Mirror y The Mandalorian. Ahora encabeza “Sangre”, de Juan Schnitman.

Todo está dado para que algo falle. Por la Ley de Murphy y por nuestro destino sudamericano. Pero también, en este caso, por una cuestión suplementaria: tenemos que hacer una llamada de WhatsApp –ciento por ciento de inefectividad local– a un lugar incierto en aguas londinenses. ¿Por? Porque Natalia Tena, nuestra entrevistada –si sale, como decía el billarista Juan Navarra antes de tirar carambolas imposibles–, vive en un barco: es timonel de su destino nómade.

¿Y quién es ella? La actriz británica que interpreta a la bruja Nymphadora Tonks en Harry Potter y a la salvaje Osha en Game of Thrones. Además de actuar en series (hasta lo hizo en un capítulo de Black Mirror y en otro de The Mandalorian), cine, televisión y teatro, es vocalista y acordeonista de su banda, Molotov Jukebox. Desde el jueves 3 de diciembre podrán verla en el thriller erótico Sangre, del argentino Juan Schnitman, en un protagónico jugado: el vértice de un triángulo sentimental que, en realidad, es un cuadrado.

Ahí atiende nuestra llamada. ¿Se escuchará? Y si se escucha, ¿será una de esas estrellitas que te dan cinco minutos y te repiten, como si te hicieran un favor, tres respuestas publicitarias?

“¡Hola! ¡Estoy cocinando!”, exclama, como si fuera una amiga de toda la vida que retoma una conversación. “Dime, ¿qué debemos hacer?”. Le contestamos: “Pues nada –el pues es nuestro gran aporte ibérico: Tena es hija de españoles–. Hablar. Por ejemplo, sobre cómo llegaste a actuar en una película argentina.”

Se la escucha con una claridad milagrosa. Sólo Dios, en caso de que exista, sabe en qué latitud y longitud está: “Yo hice la película 10.000 km, con Carlos Marqués-Marcet, y él me dijo que tenía un amigo argentino, un director que quería conocerme –cuenta–. Cuando Juan Schnitman me mandó el guión de Sangre, lo leí. Había escenas muy íntimas, sexuales, que me provocaban preocupación porque, vamos, no quería hacer porno. Lo hablamos mucho. Entendí que mi personaje y su amante se hablan con el sexo, se hablan con el cuerpo, pero que no es lo único entre ellos”.

Le preguntamos, con absoluta falta de originalidad, qué diferencia hay entre trabajar en una superproducción y en una película chica. “Siempre me resultó rara esa pregunta. Si estás trabajando en un entorno profesional, da igual que sea un producción con un presupuesto grande o no. La diferencia es el catering. Y el tiempo que tienes. En las producciones pequeñas, si algo no sale no puedes dejarlo para el día siguiente. Hay más presión. Lo tienes que hacer sí o sí porque no hay presupuesto.”

Los padres de Tena, un carpintero y una secretaria, emigraron de la España franquista y se radicaron en Inglaterra. Natalia nació en Londres el 1 de noviembre de 1984. Desde los 5 años aprendió piano; luego, tomó clases de teatro.

Sin embargo, no planeaba dedicarse a la actuación. “Me encantaba actuar en el colegio, pero yo pensaba que eso no daba dinero. Mi plan no era ser actriz. Además, era una tía rara, gordita, con piojos, por lo que me cortaban el pelo al ras; alguna vez, me arrancaron un arito de la ceja jugando al fútbol. Imaginaba que ser actriz era para guaperas.”

La primera gran chance le llegó sin que ella lo supiera, gracias a su indisciplina. “En la escuela, cuando hacías algo malo te obligaban a quedarte. Yo estaba castigada casi todos los fines de semana. Una vez me castigaron por fumar, y me fui a fumar a un bosque cercano. Justo me vio el profesor de drama. Le dije: por favor, no digas nada, que si me cogen fumando de nuevo estoy cagada. Me mandó al bloque en donde ensayábamos. Allí me encontré con un cuarto lleno de niños de diez años: pensé que me harían trabajar de niñera. Una mujer me dijo: hola, tú estás para por el papel de Ellie. Le dije que sí, aunque no sabía de qué hablaba. Esa fue mi primera prueba.”

Y así debutó en cine, en la película About a boy, basada en la novela de Nick Hornby, con Hugh Grant y Rachel Weisz. Se estrenó en 2002: un comienzo más que prometedor. A partir de 2003, trabajó en piezas teatrales y películas como El despertar del amor, de John Irvin, con Jacqueline Bisset, y Mrs. Henderson presenta, de Stephen Frears, con Judi Dench y Bob Hoskins.

La gran oportunidad de su carrera fue el casting para Harry Potter y la Orden del Fénix (2007), al que llegó creyendo que Voldemort era un país. “En ese momento estaba en una obra de teatro en la otra punta de Inglaterra y lo único que me ponía nerviosa era no llegar de vuelta a tiempo. No tenía ni idea de lo que estaba por hacer. Había oído hablar de Harry Potter, pero a lo lejos. No había visto las películas ni había leído los libros. No sabía nada. No entendí el guión que me dieron para la prueba, porque no tenía contexto. Lo hice muy mal. No sé por qué el director decidió darme otra oportunidad. Me dijo: si puedes, lee el libro y vuelve.”

Recién entonces se preparó. “Lo leí en un día y medio, y me enganché. Hoy tengo toda la colección de Harry Potter aquí, en el barco; la leeré por tercera vez este invierno. Ya soy superfan de Harry Potter.”

Hizo el papel de Tonks en ese filme y también en Harry Potter y el misterio del príncipe (2009), en Harry Potter y las reliquias de la muerte (parte 1, 2010) y en Harry Potter y las reliquias de la muerte (parte 2, 2011).

En 2011 tuvo el casting para Osha, de Game of Thrones. “Había estado tocando con mi banda en un festival, y me encontré con un ramo raro que me puse en la cabeza, una mezcla de ramas de árbol y plantas. También llevé un vestido marrón extraño y unas esposas para sujetarme los pies, porque en la escena que tenía que hacer ella estaba encadenada. Me dio la impresión de que el papel era el de una loca y me tomaron por loca a mí. Muchas veces es mejor ignorar. Cuando no sabes que la cosa va a ser tan grande, evitas la presión. Si estás muy consciente, te pones nerviosa y la cagas.»

Leímos que George R.R. Martín, autor de la serie de novelas Canción de hielo y fuego, que le dio origen a la serie, declaró que buscaría hacer más interesante a Osha para igualar a la “fantástica” actriz que la interpretaba. Tena opina: “Mejor no creer lo que dicen los periódicos. Nunca le escuché decir eso. George es un tipo muy majo, pero no sé si lo dijo”.

En 2014, durante un alto en el rodaje de la serie Refugiados, ella declaró con su estilo descontracturado: “Siempre que veo a George le doy muchos abrazos para que Osha siga así, y le he pedido ser reina, no morir nunca y tener un dragón y todo”. Pero Osha murió en 2016, durante la sexta temporada de la serie.

Su muerte no fue tan grave: hacía tiempo que a Tena le sobraba trabajo. “Hacer teatro, películas, series y tocar con Molotov Jukebox era imposible. Por eso, paré de hacer teatro hace unos diez años; recién pude volver el año pasado. Tampoco me resultó fácil continuar con la banda, porque la actuación te complica. Haces una prueba, te llaman y te dicen: en un mes tienes que estar en Miami. Cuando me fui a Los Angeles, y luego a Sudáfrica, y firmé contratos para proyectos largos, dejé Molotov durante unos años. Ibamos a volver en 2020, para el 50° aniversario del Festival de Glastonbury, y teníamos un montón de planes en Europa, pero el Covid nos jugó en contra.”

Sin ancla

Vivir a bordo de un barco es un deseo juvenil cumplido. “Lo decidí cuando tenía 21 años y fui a hacer teatro a Bristol, una ciudad al sudoeste de Londres que está en un canal. Poco después cobré lo de Harry Potter y decidí comprarme un barco, Mi madre me dijo: no, no, primero te compras un piso y, si no vives allí, lo alquilas, porque la vida de una actriz es terrible. Entonces lo dejé pendiente. A los 26, no sé por qué, estaba segura de que iba a morirme; o al menos pensaba en la muerte, mucho más de lo normal, que es mucho. Como la vida es corta, decidí concretar mi sueño y lo compré. Tenía 27 años.”

Aquel primer barco era chico. Cuatro años después compró uno más grande, que tuvo su presentación en Tierra firme, película de Marqués-Marcet. En ese filme, Tena es restauradora de barcos y vive en uno con su pareja, Eva, interpretada por su amiga Oona Chaplin, nieta de Charles Chaplin, y compañera en Game of Thrones y en el episodio White Christmas de Black Mirror.

“Durante el rodaje de Tierra firme usamos mi barco, que aun no estaba listo por dentro, y el de una amiga. Al mío lo llenamos de monitores, y objetos de vestuario y maquillaje; así que rodamos exteriores aquí e interiores en el barco de mi amiga.”

El barco/hogar y la bicicleta, su medio de transporte, son los vehículos de su amor por Londres. “No me siento inglesa ni española sino londinense, porque aquí hay gente de todo el mundo y todas las culturas; muchos inmigrantes, como mis padres. Con mi barco y con mi bici siento que recorro las venas y las arterias de la ciudad. Así me enamoré más de ella; si tuviera que manejarme en metro tal vez la odiaría. El barco, la bici, beber vinos buenos, leer literatura y estar con mi perra es lo más. Y cocinar; no soy muy de dulces, pero con el Covid me propuse aprender a hacer pasteles.”

Sabemos que también hace running. Le preguntamos si su trabajo la obliga a cuidarse. Contesta: “Se supone que sí. En este punto, me jode que a los actores no les exijan más que ser buenos y que a la actrices nos pidan que estemos perfectas siempre. A ellos les hacen subir o bajar de peso para sus papeles; a nosotras, no. Si alguien me pidiera engordar o adelgazar para un papel, lo haría. Es una de las muchas diferencias entre ser hombre o mujer, diferencias que no sólo se dan en el mundo de la actuación sino en la vida entera”.

Con su papel de Xi’an en un capítulo de The Mandalorian, Tena ha trabajado en tres de las marcas más potentes de la industria del entretenimiento: Star Wars, Harry Potter y Game of Thrones. Y sin embargo, no hay rastros de vanidad en sus palabras.

Su aparición en Black Mirror tampoco se refleja en su vínculo con las nuevas tecnologías, que es casi nulo. Abrió una cuenta de Twitter porque la obligó la banda. Tuvo un blog, Fat Nat, “sobre comidas y alcohol”, pero se lo había creado una amiga y Natalia ya no recuerda las claves ni cómo usarlo.

Aunque nadie lo notará en Sangre, a veces le cuesta hacer papeles en castellano. “Me siento mucho más cómoda en inglés. Ahora estoy hablando contigo más fluido porque he vuelto de hacer el Camino de Santiago, desde Biarritz hasta Santiago de Compostela, para recaudar fondos en contra de la ablación genital. En cuanto a la Argentina, me lo pasé fantástico allá. Me encanta el acento de ustedes, hay como una poesía en la forma en que hablan; y tienen excelentes vinos y parrillas. Una pena que, por el Covid, no podamos estar hablando contigo allá, ahora.”

Le decimos que mejor sería en su barco. “Ningún problema, lo tengo lleno de comida”, contesta.

Sexo y obsesión

Sangre, thriller erótico de Juan Schnitman, se estrena el 3 de diciembre en la plataforma CineArPlay. Natalia Tena interpreta a Gabriela, una española que vive en el Tigre con su marido alemán, Ulrich.

A escondidas, tiene encuentros eróticos con Fernando (Juan Barberini), con el que el que mantuvo una extraña relación pasional en el pasado. Fernando, que llegó desde la Patagonia hasta Rosario para trabajar en un buque petrolero que une a esa ciudad con Buenos Aires, conoce a la vez a una joven brasileña, Melissa (Bella Camero), con la que tiene sexo y luego comienza un noviazgo. Cuando ambas mujeres quedan embarazadas, la vida de Fernando comienza a desintegrarse entre la obsesión, la locura y la violencia.

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