Internacionales

Un francotirador inglés mató a un miembro del ISIS que estaba a 2.400 metros de distancia

Fue en Mosul, Irak. La bala viajó tres segundos y se incrustó en la garganta del mercenario. El fusil que usó el británico vale 15.000 dólares.

Hay una excelente película de Jean-Jacques Annaud del 2001. Se llama Enemigo al acecho y relata la historia real de dos francotiradores opuestos. Por el lado soviético, Vasili Záitsev, y por el lado alemán, el mayor König. Todo sucede durante la Batalla de Stalingrado, en 1942.

Es un duelo sin cuartel. Durante días se escondieron para poder atrapar a su presa. Ambos jugaban un rol fundamental de propaganda para los respectivos gobiernos. Finalmente se impuso el ruso, que mató al alemán. Terminada la Segunda Guerra Mundial, y condecorado con todos los honores, tenía en su haber la escalofriante cifra de 245 víctimas. El soldado ruso murió años atrás pero para los entendidos, fue el mejor francotirador de todos los tiempos.
La historia se endulza con la aparición de una mujer, Tania Chernova. Ella también era una francotiradora rusa y compartió filas y cama con Záitsev. Un amor en medio de la guerra.
Pero sin este costado rosa, el guión de la película se acaba de repetir en la vida real. En otras tierras y con otros rivales.

Todo sucedió en Mosul, Irak. De un lado un oficial del SAS, el Servicio Aéreo Especial británico. Del otro un yihadista, un mercenario del ISIS. El extremista, ubicado en un edificio, usaba un fusil Dragunov ruso. Un arma letal por su precisión. Y así iba matando enemigos que caían uno tras otro.
El oficial inglés entabló un duelo con él. A la distancia. Se escondían y cambiaban de posición incesantemente. Hasta que quedaron separados por 2.400 metros. Traducción: unas 24 cuadras de las nuestras. Pero las miras telescópicas servían para que uno y otro se vieran las caras.
El inglés esperó y esperó. Confió en lo que tenía entre sus manos. Un fusil CheyTac M2000, el arma más poderosa del mundo en su tipo. Su alcance es de tres kilómetros y su costo en el mercadoronda los 15.000 dólares.

 
En un momento dado la paciencia pareció darle frutos al oficial inglés. El miembro del ISIS se dejó ver cuando la luz del día estaba desapareciendo. El inglés lo tuvo en la mira y apretó el gatillo. La bala voló durante tres segundos y se incrustó en la garganta del yihadista.

Nunca se había registrado una muerte con un disparo de bala a esa distancia. Con un fusil que el ejército inglés no usa, pero sí el estadounidense. Se comenta que le fue prestado al británico por su hoja de servicios. Veterano de las guerras en Irak y Afganistán, sería hoy por hoy, el mejor francotirador del mundo.

 
La historia fue relatada al Daily Star Sunday por otro soldado que estuvo presente en este juego del gato y el ratón entre el inglés y el yihadista. Y contó: «El británico tuvo en su mira varias veces al francotirador, pero no pudo conseguir un disparo claro. Cuando hay tanta distancia entre el tirador y el objetivo hay muchos factores que pueden hacer que el disparo falle. Pero cuando el otro se dejó ver unos segundos, no falló».

La historia de aquella película, que era real, se repite 75 años después. Otro lugar. Otros combatientes. Pero siempre con la mismas malas palabras de común denominador: guerra y muerte.

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