Opinión

AnálisisUn BY-PASS para el Estado Argentino

Santi Maratea mostró el el primer camión que compró con la colecta que organizó

Por Mateo Saravia*

Las analogías entre los fenómenos sociales y aquellos de orden natural bien podrían explicarse bajo la corriente del “organicismo”,teoría filosófica que con fundamentos holísticos entiende al universo como una entidad orgánica y vital, constituida por la suma de sus partes, tan variadas como diversas. El macrocosmos se refleja en el microcosmos y las alegorías son diversas.

Como un organismo delega definidas funciones en distintos órganos, así nuestra sociedad se organiza en instituciones que, como el órgano, cumplen función determinada. A diferencia de éste que intrínsecamente lleva en sus tejidos rubricado en genes el noble mensaje de sus funciones , el homo sapiens lo remeda al pautar artificiosamente con leyes y normas el comportamiento de sus instituciones y por ende la de sus efectores, ya que una conducta aberrante atenta contra la fisiología social. Así como los reinos se conquistaron con la espada y la sangre, así también se administran con la pluma y la tinta. Y es en esta burocracia donde se fundan los ejércitos de asalariados públicos que hoy son legión, átomos soberbios que cultivan a través del formalismo un obstruccionismo hemorroidal y silencioso.

Tal es el caso del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, como del mismo gobierno Nacional, que ante las deflagraciones resultantes de una piromanía premeditada y abyecta en la provincia de Corrientes, actuaron despreocupadamente con una indiferencia que acumula demandas sin respuestas. Perdiendo el compás del ritmo social, no logrando sincronizar el accionar con los desafíos de su realidad y de su tiempo:

“evocan el pecado capital que en su bajeza, las pupilas incendiarias,

implacable hoguera en si reflejan.

Mientras argentico Nerón tañe su lira, cortesanos nacionales solo bostezan,

contemplando al pueblo eslavo y a corrientes que como Roma ardía, fruto brutal de la pereza.

 

Hija también de la ira que al traer, desgracias e inclemencias,

Como el rayo que al caer,

No cesa, devorando a su paso la inocencia.

 

Y no revierte con soflamas,

Quien gestiona con inercia,

Por ello Ministerio infernal o de la flama,

Sería justo renombrar por su flamígera adherencia”.

Sin embargo, ante la anomia del estado la sociedad responde desde su intimidad genética, allí donde el germen solidario anida para subsanar los infames escollos de la burocracia a través de un verdadero “By Pass” que logra puentear la siniestralidad de nuestros ministerios. Dicho sea de paso, como la describiera el Dr. Rene Favaloro y la aplicara exitosamente, esta técnica se propone “puentear” un segmento vascular espurio y enfermo que obtura el ansiado riego del tejido palpitante. E aquí la moraleja cual fábula de Esopo que nos lega el Dr. Favaloro: Las sociedades de la democracia moderna exigen instituciones ágiles y efectivas que, caso contrario, cuándo estas degeneran o claudican, las nuevas generaciones acuden subsidiarias a suplirlas. Y es lo que a ocurrido. El joven Santiago Maratea con singular ejemplo encarna este noble afán generacional, prescindiendo de un estado inútil y caduco.

El ser humano seguirá siendo un bípedo implume, pesado y sotreta, contumaz pero perfectible, en la medida en que abone su condición de HUMANIDAD.

 

*Mateo Saravia es médico y dirigente de la Unión Cívica Radical de Salta

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