Provinciales

Pobreza extremaTuvieron que enterrar sin cajón a un pescador wichi que murió ahogado

El municipio de Santa Victoria Este está desmantelado de recursos elementales.En enero enterraron a un hombre envuelto en plásticos. El intendente Nerón no responde.

Galindo Lescano era un wichi pescador de La Puntana, a 45 kilómetros del municipio cabecera de Santa Victoria Este. El río Pilcomayo, que tantas veces lo refrescó y le dio alimento, en un descuido se lo tragó este lunes quitándole la vida. Lo buscaron sus colegas pescadores todo un día. La comunidad entera esperó paciente en las márgenes del río zaino a que Galindo apareciera quizás vivo, o que lo encontraran aunque sea muerto. Su cuerpo fue hallado ayer, a las 10 de la mañana, hinchado, en claro proceso de descomposición. Tenía 24 años y aunque murió haciendo lo que mejor saben hacer los wichis, que es pescar, no consiguió la dignidad de un cajón para su despedida. Hubo lágrimas mudas y amargas ayer en La Puntana. La familia, los amigos y los vecinos sollozaban la miseria que no acaba para esta etnia que practica sin querer, desde hace siglos, la supervivencia extrema y la paciencia silenciosa, virtudes de las que pocos pueblos pueden presumir.

Cómo se explica que por primera vez en la historia de Salta sea un wich, Rogelio Nerón, el intendente de Santa Victoria Este, donde se encuentra La Puntana, y sea la segunda vez en su gestión que las noticias cuentan que a los muertos los embolsan para enterrarlos por falta de un cajón. Es decir, ni la vida ni la muerte de los wichis son mejores, aunque uno de ellos sea intendente.

Como a Galindo ahora, el pasado 6 de enero en la comunidad de Alto La Sierra, también jurisdicción del municipio de Santa Victoria Este, tuvieron que enterrar a un hombre envuelto en plásticos por falta de un cajón.

Marcos Lucas, dirigente wichi a cargo de Acción Social de ese municipio relató que «el lunes, aproximadamente a las 12 del medio día, un joven de 24 años llamado Galindo Lescano de la Comunidad La Puntana fue a pescar y se ahogó en el río y ayer a eso de las 10 de la mañana fue encontrado por un hermano de la comunidad de La Curvita. Muchos dirigentes y caciques fueron en busca del perscador desaparecido y al fin encontraron el cuerpo ya en malas condiciones. Galindo dejó un hijo bebé de tres meses de vida».

«No sabemos qué hacer con la gente de La Puntana, yo vengo a dar la cara como encargado de la Acción Social, pero están muy convulsionados por esta situación porque la Municipalidad de Santa Victoria Este no responde por el cajón para enterrarlo. Nadie contesta, los que trabajamos en la Municipalidad no nos enteramos de nada, solo acompañamos a los hermanos y tratamos de resolver sin recursos», dijo Marcos.

Dirigentes de las comunidades reunidos a la espera del cajón para sepultar a Galindo, expresaron: «El municipio está muy atrasado, no pueden entregar un cajón a la gente, esto demuestra la falta de compromiso y de buena gestión de Nerón y no es la primera vez en su gobierno, hace poco nomás tuvimos que enterrar a otro miembro de la etnia wichi envuelto en plásticos porque no había cajón, es una falta de respeto a la dignidad humana, a los derechos humanos. Estamos tristes al ver la falta de resultados de la gestión municipal de un hermano wichi como es Nerón, a quien todos le dimos el apoyo con esperanzas, pero no tiene respuestas para su pueblo, el cuerpo se está descomponiendo y el cajón no llega, tendremos que embolsarlo para enterrarlo como al otro hermano wichi de Alto La Sierra si es que no conseguimos cajón hoy mismo».

Cuando ya había caído la noche, Marcos Lucas después de atender una llamada, tomó la palabra y les dio una esperanza: «Se comunicó el hermano Pedro Lozano, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad, y dijo que él mismo, aunque no es su área, está construyendo dos cajones, uno para Galindo y otro para una mujer de Santa Victoria que murió en Tartagal y yo tengo que viajar a buscar el cuerpo llevando el cajón».

Al cierre de esta edición esperaban que Pedro Lozano, un dirigente wichi muy activo, les acercara el féretro para enterrar al pescador Galindo Lescano con la dignidad que cualquier ser humano merece.

.«Ya sin el mundo en los ojos,

casi de arena tu cuerpo…

Como un río remontando

al lugar del nacimiento;

como lunas que tornan

al ojo de su milenio,

así la vida del indio

-la misma edad del estero-

pecha en los surcos de caña

hasta perderse sin eco…».

(Néstor Groppa)

El caso de enero pasado

Por muy grotesco que parezca, en enero enterraron un cuerpo envuelto en plásticos en Alto La Sierra, jurisdicción de Santa Victoria Este. El cadáver llevaba 36 horas sin recibir sepultura con 40º de calor y sin un cajón. En la Salta del siglo XXI los aborígenes de Santa Victoria Este tuvieron que recurrir a una práctica inédita de enterrar el cuerpo de un familiar que había fallecido por causas naturales, envuelto en plásticos y una lona ante la falta de un cajón para sus restos mortales. En ese momento, se informó que enterado de la muerte, el entonces flamante intendente Rogelio Nerón, intervino e instruyó al comisionado municipal de Alto de la Sierra, David Maza, para que se hiciera cargo del funeral. Pero cuando los aborígenes deudos del finado lo fueron a ver al otro día, en horas de la mañana, Maza no tenía respuesta aún, es decir no había podido conseguir un cajón para el entierro.
 

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