Política

Elecciones para intendeteTartagal, más ardiente que nunca

Juan Manuel Urtubey y Sergio Leavy con rumbos distintos

Urtubey y Leavy quedaron entrampados en una nueva disputa electoral inesperada y poco conveniente para ambos.

El dentro de pocas horas exintendente de Tartagal y actual diputado nacional Sergio “Oso” Leavy llevó hasta el límite de la inconstitucionalidad su apetencia de seguir manejando la Municipalidad de Tartagal. Quiso eludir la incompatibilidad de ser intendente y legislador nacional con una maniobra torpe y absurda: asumir el cargo nacional y pedir licencia como Intendente. Incomprensible intento de un hombre experimentado que lo deja más cerca de quedar como un caudillejo municipal despótico que de un dirigente provincial de proyección. Nada de eso prosperó ante una catarata de críticas.

La situación deja a Tartagal en una instancia institucional de tener que convocar a elecciones para elegir nuevo Intendente a mediados del próximo año ya que Leavy se aleja del cargo faltándole más de dos años para cumplir el mandato.

Las elecciones deberán ser convocadas por el gobernador Urtubey quien viene de sufrir una dura derrota en esa ciudad norteña con sus candidatos.

Ambos quedaron atrapados ahora en un proceso electoral no deseado por ninguno.

Leavy a pesar de su tranquilidad electoral en el distrito, sabe sopesar el riesgo que implica todo el aparato de la provincia puesto en un solo municipio y evalúa meticulosamente el aparato nacional macrista que podría desplegarse en Tartagal para con poco esfuerzo y costo darle otro golpe electoral al kirchnerismo en un año que pinta escaso de buenas noticias para el oficialismo nacional. Una derrota en su distrito lo dejaría fuera de carrera en las hasta ahora no mostradas aspiraciones de gobernar la provincia.

Para Urtubey tampoco es una parada fácil enfrentar una instancia electoral que en principio se le presenta difícultosa. Viene de perder allí duramente. No tiene, por lo menos hasta ahora, un candidato capaz de enfrentar al leavysmo con cierta proyección de éxito que le permita recuperarse de la última derrota. Además, otro fracaso electoral en su provincia golpearía duro en el enorme trabajo que realiza para que el último traspié en Salta no dañe su aspiración presidencial. Si algo le faltaba a Juan Manuel Urtubey, es una nueva elección para intendente en el municipio más díscolo y rebelde en toda la provincia.

Allí, donde se originó la más severa grieta en el frente oficialista, donde la astilla del mismo palo se le clavó profunda y dolorosa, deberá disputar una elección para intendente en los próximos meses.

Justo ahí, de donde salen las quejas más virulentas por la falta de agua, de energía, de trabajo, de obras que no se hicieron, por los desbordes cloacales, la inseguridad y los servicios deficientes de salud, Urtubey, en medio de un ajuste histórico de recursos y aumentos de tarifas,  tiene que dar pronto una pelea que lo pondrá en el escenario más temido para sus aspiraciones partidarias y presidenciales: la posibilidad de otra derrota en un lapso de seis meses.

Leavy, lleno de mañas y trampas, quiso maniobrar para que no haya elecciones, pidió una licencia a todas luces inconstitucional. La reacción no se hizo esperar, lo impugnaron por la incompatibilidad cuando asumía como diputado nacional  y tuvo que anunciar que renuncia. Y como faltan más de dos años para que se cumpla el mandato de intendente, hay que llamar a alecciones.

Sin embargo, el Frente para la Victoria demostró que sus límites severos respecto del antiguo socio en el gobierno, son bastante laxos, hasta pueden volverse difusos y cuando hay que apretar a fondo, hay más contemplaciones que remilgos y contrarias.

Los 10 diputados del Frente para la Victoria, no se plantaron con suficiencia para rechazar la vetusta Cuenta General del Ejercicio 2012 que envió el Ejecutivo, cuando podrían haberlo hecho y cuatro de sus miembros, defeccionaron el último martes a la madrugada cuando se trataba el Consenso Fiscal.

Los que faltaron y los que no estuvieron en el recinto, podrían haber sumado al momento de votar el proyecto, cuyo dictamen en mayoría rechazaron.

Juan Manuel Urtubey arriesga demasiado si no negocia, acuerda y no concede mucho, o casi todo lo que le pidan, para no quedar doblegado y perdidoso ante un Mauricio Macri que lo cuenta entre sus principales intérpretes y ejecutores, pero que no cejaría en ganar un municipio kirchnerista más, aunque ahí, el Presidente también debe mucho, porque prometió tanto.

Los rumores de un acuerdo entre Urtubey y Leavy inundaron oficinas esta semana. Si el FPV acuerda algo con el Gobierno provincial y se unen bajo la mesa para salir lo menos heridos posible queda muy cerca de mostrar dobleces de las peores, sobre todo cuando Urtubey acaba de tirar munición gruesa contra la expresidenta para urticaria del kirchnerismo más duro en donde quedó enrolado Leavy.

Menuda tarea para el experimentado nuevo ministro de Gobierno de la provincia y para el presidente de la Cámara de Diputados, que el último martes admitió en la sesión que en octubre “nos dieron una paliza extraordinaria, hermosa”.

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