Rowan Cheshire es una de las estrellas de los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang con apenas 22 años y llegó al certamen para demostrar que lo que sucedió hace cuatro años fue un simple traspié.

 

En Sochi 2014, la blonda arribaba como candidata en esquí de media tubería, tras haber ganado el Mundial. Pero en la final sufrió un accidente que la obligó a abandonar.

 
 

 
 

En esta ocasión, con la ilusión intacta pudo recuperarse, Cheshire volvió a llegar a la final y quedó séptima en la general, con un puntaje de 75.4.