El equipo de Demichelis ganó 3 a 0 con el aporte de los juveniles Mastantuono y Ruberto. Enfrentará en 16vos. de final a Sarmiento de Junín o Temperley.
Tardó. Le costó un tiempo. Pero cumplió. River se sacó de encima a Excursionistas en la Copa Argentina por 2 a 0. Sin lucir como el domingo ante Vélez, pero logró el objetivo. Caminó por la cornisa, porque si Leonel Barrios hubiera convertido el penal que le contuvo Armani cuando iba 1 a 0, otro hubiera sido el cantar en la media hora final. Quién sabe…
Jugó escorado a babor. Se entiende. Martínez no es un lateral con proyección. Ni siquiera es lateral. Palavecino se cerró junto a Fernández por delante de Aliendro y Colidio nunca se tiró a la banda. Resultado: se regaló mitad del campo. En el otro, River hizo daño. Bastante. Porque la dupla Palavecino-Fernández se reunió bien con Mastantuono, más adelantado, y Sant’Anna encontró espacio para trepar, a pesar de que Excursionistas jugaba con línea de cinco.
Por allá, por derecha, River encontró los caminos. Sin embargo, tuvo que esperar un tiempo para llegar a la red y quitarse la presión de encima. No era un papelón empatar con Excursionistas, pero no poder quebrar a un equipo recién ascendido a la tercera categoría no era un mérito.
Esa angustia de no poder vencer al que debería ser vencido con facilidad demoró 49 minutos. Fue justo cuando a la defensa de Excursionistas le faltaba un defensor y el arquero Cajal, que había respondido con acierto en varias situaciones de la primera parte, dio rechazo corto y Borja se metió con pelota y todo, de atropellada, adentro del arco. Luego vino el susto grande del penal que cometió y luego le atajó Armani a Barrios. No tendría el equipo del Bajo Belgrano otra chance tan clara.
Antes, River había llegado claro con un cabezazo del colombiano, un maravilloso tiro libre de Mastantuono que pegó en el ángulo de palo derecho y travesaño y un remate de Paulo Díaz a la salida de un córner, que pegó en un rival y evitó la caída. Poco para ser River contra Excursionistas.
Es probable que el 5-0 a Vélez del domingo, que se quedó corto, le haya jugado en contra al equipo. Pero no todos los días son domingo. Y Excursionistas le opuso la defensa de su territorio a como diera lugar con un juego físico al que no le faltaron encontronazos verbales. Con Palavecino, con Borja, con Nacho Fernández. Si tenía que vender la derrota, el equipo del Ascenso le iba a poner un precio alto. No se regaló como había hecho Vélez en el Monumental.
El otro pequeño detalle fue que River no fue el mismo que el que vapuleó a Vélez. Demichelis decidió cinco cambios. No los explicó cuando dio la formación, pero es de suponer que hubo una mezcla entre una rotación necesaria ante el maratón de partidos y el deseo de probar nombres.
Le salió bien con Mastantuono, que jugó con Vélez desde los 15 de la segunda parte y ayer tuvo la titularidad. No desentonó. Es más, fue de lo mejor en la primera parte. Luego decayó, pero tuvo su premio personal marcando el segundo gol. La daga definitiva sobre un adversario que ya no tenía más respuesta. No fue casual que River tuviera otro ritmo y otro despliegue y que usara la banda que había olvidado cuando entró Barco. Su desborde por ese lugar inició la segunda visita de la pelota a la red.
Más que interesante lo de Sant’Anna en un puesto donde discutirá con Herrera. Y confiable lo de Aliendro como única contención, aun teniendo en cuenta la debilidad del adversario en la creación de juego y en la población de la zona que ocupaba el ex Colón.
El partido era un riesgo para River. Porque venía de florearse y el rival nada tenía que perder. Una mala noche, la eliminación y hoy Demichelis estaría al borde de la crucifixión. Así de cruel es el fútbol. Pero sus jugadores resolvieron el problema de tener que mostrar la diferencia de categoría. Recién le sobró hilo al carretel cuando se puso 2-0 y todo el mundo sabía que la brecha era indescontable. A esa altura, es como estar en el último set 5-0 y 40-0 con el saque a favor. Match point irremediable.
¿Qué hace ahora River? Ja. Se le viene otro compromiso parecido en la Copa de la Liga, porque su próximo rival es Riestra de visitante. Y en dos partidos más llega el Superclásico. Con esa mirada, River jugó en Santa Fe.
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