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En AvellanedaRiver se subió a la punta de la Superliga gracias a un doblete de Rafael Borré

Es la primera vez que Marcelo Gallardo gana en la cancha de Independiente como director técnico. Lucas Pusineri debutó en el banco local.
Y ahora mira a todos desde arriba. Es el River de Marcelo Gallardo, que le ganó un clásico bravo a Independiente en Avellaneda por 2 a 1 -el pendiente de la fecha 14- y así alcanzó a Argentinos Juniors en lo más alto de la tabla de la Superliga.

Es la gran cuenta pendiente del Muñeco conseguir un título local. Es lo que le falta ganar, sólo para sentirse completo. Se mentalizó para eso desde el final del año pasado y lo demostró. El primer paso está dado. No alcanzaba la punta desde 2017. Y el Rojo, que tuvo el debut de Lucas Pusineri​ en el banco, se autoboicoteó: en su mejor momento, se quedó con uno menos y no pudo reponerse.

El furor por el debut del flamante entrenador de Independiente duró 15 minutos en el lado rojo de Avellaneda. “¡Pusineri, Pusineri!”, fue el canto con el que recibieron los hinchas locales a su nuevo director técnico, integrante del último plantel que pudo dar una vuelta olímpica por torneos locales. El ex volante levantó sus brazos para recibir el afecto antes del partido y se quedó de pie, al borde del campo de juego.

Desde allí se entusiasmó con el arranque de su equipo. Es que Independiente salió enchufado, intentando demostrar supremacía. Con la pelota en su poder, el dibujo táctico que se reflejaba en el campo era un pretencioso 4-2-4: con Silvio Romeo como león del área y Domingo Blanco, Leandro Fernández y Cecilio Domínguez acompañando apenas unos metritos detrás.

La presión del Diablo daba resultados ante un River que esperaba agazapado. Franco Armani, desde el piso, le sacó el gol a Leandro Fernández tras un desborde del Chino Romero -flamante capitán- por la izquierda. Sin embargo, sólo un cuarto de hora le duró al anfitrión la hostilidad.

De a poco, la visita comenzó a adelantarse y a hacer pesar su mediocampo de vuelo con Nacho Fernández, Leo Ponzio y Enzo Pérez, más la subida de los carrileros: Gonzalo Montiel y Milton Casco. Gallardo plantó un 5-3-2 para comenzar 2020.

Claro que la línea de 5 en el fondo sólo se conformaba cuando de defender se trataba. Entonces, el círculo central cambió de bando. Y River pasó a ser el dueño de la pelota. Y de casi ser el héroe en su retorno tras el préstamo en Vélez, Leandro Fernández se convirtió en villano.

El atacante perdió una pelota en el medio y dejó mal parado al equipo. Casco se puso el disfraz de enlace y comandó el contraataque. Montiel subió, recibió y mandó el centro que cabeceó al gol Rafael Santos Borré​. Los de de Núñez dominaban y ganaban bien. Los de Avellaneda perdían y quedaban quebrados en dos partes bien marcadas: los que defendían y los cuatro de arriba.

Un remate de Ponzio. Una volea de Casco. Una chance de Javier Pinola, a quien los fanas rojos le recordaron el penal no cobrado sobre Martín Benítez en la Libertadores 2018. River jugaba, no dejaba jugar y llegaba. De todos modos, le faltó mayor profundidad a los dirigidos por el Muñeco.

Si algo funcionaba bien en Independiente, eran los defensores centrales. Tanto Alan Franco como Alexander Barboza se mostraron firmes aún en los momentos más complicados. River, con el balón, era un equipo compacto que cuando se disponía a tocar dejaba mirando a su rival. Pero debió acercarse más al arco de Martín Campaña.

Y de estar para liquidarlo por el dominio territorial pasó a ser sometido en la segunda parte. De una cosa a la otra pasó el Millonario sin escala. Cuando se pensaba que Pusineri iba a mover el banco, el DT prefirió dejar a los mismos. Eso sí: sea lo que sea que les haya dicho en el descanso, tuvo efecto inmediato. Independiente salió con otro semblante, dispuesto a llevarse por encima a su contrincante.

Y antes del minuto ya lo había empatado con el frentazo ganador de su goleador Silvio Romero. Y eso le dio una inyección anímica al conjunto local. Pero Armani -¡otra vez Armani!- bancó la parada en su valla. El arquero de la Selección respondió de manera formidable en un tiro libre de Barboza primero y ante un disparo de Pablo Pérez después.

El partido iba a tener otro giro. En el mejor momento de Independiente, Barboza sumó su segunda tarjeta amarilla y debió irse al vestuario. El defensor pasó de ser uno de los mejores a hacerse expulsar y dejar con uno menos a los suyos. River, claro, agradeció y aprovechó. Apenas 6 minutos más tarde, otra vez apareció el olfato de Santos Borré para poner a los de la banda roja arriba, del encuentro y de la tabla.

A esa altura, Pusineri ya había tenido que dejar de pensar cambios para ganar para tener que rearmar la defensa con el ingreso del uruguayo Gastón Silva. Nada pudo hacer para revertir la historia en su bautismo en el banco del Diablo.

Y Gallardo se llevó para Núñez la punta de la Superliga. Nada más y nada menos.

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