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Liga ProfesionalRiver le ganó con lo justo a Tigre y no le pierde pisada a Lanús

El equipo de Demichelis le cortó el invicto al Matador. González Pirez fue el autor del único gol de la tarde noche en Victoria.

Descansará tranquilo Martín Demichelis este domingo porque lo que busca con su River se empezó a ver en Victoria con el triunfo 1-0 ante Tigre. Por la calidad del rival y por la autoridad con la que jugó, los dirigidos por Micho completaron la mejor actuación en lo que va del año.

Se armó revuelo en la semana por los dichos de Leonardo Astrada, un histórico de River. Había asegurado el Jefe que no veía bien al equipo, que le faltaba intensidad y generar situaciones de gol. Y tenía razón el ex capitán de tantas batallas en la década de 1990. Pero todo hasta este sábado, porque el elenco de Demichelis demostró que posee aquello de lo que careció en las primeras fechas. Sólo que no fue contundente, pequeño detalle. Por eso no fue más amplio el marcador.

Jugó bien River, superó ampliamente a Tigre en la primera etapa. Desde el inicio marcó una postura Demichelis, que metió tres cambios: puso a volantes ofensivos o delanteros por delante de Enzo Perez. Extrañó, por el contrario, lo que hizo Diego Martínez: mandó al banco al atacante Blas Armoa para incorporar un volante mixto y así poblar el medio con futbolistas de corte defensivo. Y en esa batalla táctica salió mejor parado el visitante.

Presionó bien River, tuvo intensidad y buscó ser arrollador, esas palabritas. Jugó bien, no lindo, otra frasecita. Manejó bien el balón con la constante incorporación de Milton Casco a la mitad de la cancha y con los muy buenos pases filtrados de Enzo Díaz, otra vez zaguero por izquierda.

Pero le faltó determinación en el arco rival y para ganar hay que meter goles.

No tuvo suerte el conjunto de Ñúñez, conviene decirlo, porque Robert Rojas y Miguel Borja erraron goles debajo del arco producto de malos piques de la pelota. En otra, Paradela quedó solo tras un centro de Borja pero cerró los ojos para cabecear, cuando estaba a centímetros de Gonzalo Marinelli.

Esequiel Barco merece un párrafo especial. Es un futbolista con gambeta y coraje para encarar, pero suele resolver mal en el final: engancha cuando tiene que habilitar, gambetea cuando tiene para patear, patea cuando tiene un hombre encima. Igual, el ex Independiente las pide a todas y se desgasta por el equipo.

Y qué decir de Tigre. Tanto Colidio como Retegui padecieron el nuevo esquema de Martínez porque quedaron demasiados aislados. Bastante más: en el mano a mano perdieron siempre contra los centrales de River, de enormes rendimientos.

El segundo tiempo fue similar, aunque el visitante tuvo una marcha menos. Siguió siendo superior, de todos modos. Con el cansancio, Colidio aprovechó algunas corridas para inquietar a Armani. El arquero campeón del mundo también fue vital para taparle un cabezazo a Luciatti.

Había hecho el desgaste River y parecía haberse quedado sin fuerzas. Pero Enzo Pérez la peinó en el primer palo y González Pirez metió la cabeza en el segundo palo. La justicia llegó por partida doble porque la visita era superior y porque el central fue el mejor del juego.

En el final, Armani regaló otra linda atajada ante Blas Armoa para sostener el arco en cero y para darle a River un muy buen triunfo, que puede ser el comienzo de algo.

 

 

 

 

 

 

 

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