Espectáculos

Entrega número 72Premios Emmy 2020: lo mejor y lo peor de una ceremonia marcada por la «nueva normalidad»

El domingo se llevó a cabo la entrega número 72 de los premios Emmy y, como consecuencia de la pandemia de coronavirus, la dinámica de la velada se alteró para acomodarse a las circunstancias y, de todos modos, poder brindar un buen show.

La ceremonia de los galardones que distinguen a lo mejor de la industria televisiva estadounidense presentó en Jimmy Kimmel anunciando en relativa soledad a los ganadores, que se encontraban, como el resto de los candidatos, desde diferentes rincones en diversas ciudades del mundo, atentos a los anuncios. Una enorme pantalla, entonces, se convirtió en fundamental protagonista para captar rostros ansiosos, felices y decepcionados, desde la comodidad de sus respectivos hogares.

Premios Emmy 2020: todos los ganadores
Aquí, un repaso por lo mejor y lo peor de la ceremonia:

LO MEJOR
Uno de los momentos más celebrados de la noche fue el Emmy a mejor actriz dramática para Zendaya, por su interpretación de Rue Bennett en Euphoria, el drama de HBO. La actriz no solo se convirtió en la intérprete más joven en ganar el premio en la historia de los Emmy -tiene tan solo 24 años- sino que venció a una de las grandes favoritas y protagonista de la noche: Jennifer Aniston.

La Academia no siempre se corre del molde, pero cuando lo hace -como cuando premió a Tatiana Maslany, Rami Malek, y Jodie Comer- demuestra que puede estar abierta a actuaciones que dejan de ser nicho y pasan a ser observadas con una mirada crítica. En esencia, se trató de un momento descontracturado en una categoría compleja, en la que Zendaya se impuso gracias a una personificación muy sentida y visceral que comandó la serie, que también obtuvo el premio a mejor maquillaje de ficción contemporánea.

Tanto la producción de Jesse Armstrong como la de Damon Lindelof eran favoritas a priori. La primera contaba con 18 nominaciones, mientras que la segunda tenía nada menos que 26. Sin dudas, en ambos casos, hablamos de dos grandes exponentes de una televisión de altísima calidad, con interpretaciones brillantes y una mirada única dentro de la amplia oferta que a veces resulta abrumadora. Asimismo, los Emmy ratificaron que, cuando les gusta una serie, pueden ser cohesivos en sus devoluciones. De esta manera, premiaron a Succession con el merecido reconocimiento a Jeremy Strong como mejor actor dramático, pero también a su guion y dirección. Similar fue el caso de Watchmen, que se quedó con cuatro categorías.

Tanto Regina King como Yahya Abdul-Mateen II fueron premiados por sus actuaciones, al igual que el guion. A diferencia de otros años, podríamos decir que dos de las mejores producciones nominadas se fueron, con justicia, con las manos llenas.

*LO PEOR:
No dejó de ser sorprendente verlo a Jimmy Kimmel quebrar la fantasía de estar dirigiéndose, como lo ha hecho en otras oportunidades, a la audiencia de estrellas de Hollywood, para luego mostrarnos un teatro vacío. Fue una imagen que duró unos segundos, pero que causó un alto impacto dentro de su correcto monólogo, en el que abundó el gimmick, con las gigantografías y los gags vinculados a la pandemia.

Sin embargo, cuando el show se metió en el terreno de la comedia, y Schitt’s Creek -que en la Argentina se puede ver por Movistar Play- cosechó nada menos que siete premios(quizá un tanto excesivo teniendo a The Good Place como «competencia directa»), la ceremonia se volvió monótona, dado que no se supo intercalar con otras categorías para que se alteren los escenarios y el espectador no tenga que mirar una ceremonia con un solo lugar como epicentro. De todas maneras, se notó el enorme esfuerzo por producir una entrega con un margen de movimiento limitado y, a pesar de algunos errores técnicos mínimos (como la previa el In Memoriam), salió prolija.

Uno de los atractivos de la temporada de premios es el momento de los discursos y, sobre todo, la reacción de la audiencia ante ellos. Al no contar con esa audiencia, las tomas de reacción de los colegas de los ganadores no pudieron apreciarse y, en cierta medida, la urgencia de ciertos mensajes perdieron potencia. Un caso que expuso esto fue el de Mark Ruffalo. El intérprete, ganador como mejor actor de miniserie por I Know This Much Is True, habló de la importancia de la salud mental -tema en el que ahonda la producción de Derek Cianfrance-, y pidió que se elija en qué mundo se quiere vivir a la hora de emitir un voto: en uno donde gane el odio o en un contexto de amor, compasión y diversidad.

Por otro lado, tanto Regina King como Uzo Aduba -ganadora como mejor actriz de reparto en miniserie por Mrs. America- usaron remeras con el nombre de Breonna Taylor, joven asesinada a manos de la policía. Sin embargo, más allá de la contundencia en todos esos mensajes, al no haber interlocutores activos, perdieron fuerza y estuvieron signados por una frialdad que no le escapó a la ceremonia en general.

Este año, los Emmy tuvieron como estrella indiscutida a Jennifer Aniston. La actriz, nominada por The Morning Show -drama que ganó un premio, que fue merecidamente para Billy Crudup-, hizo un sketch con Kimmel y luego se mostró desde lo virtual con Lisa Kudrow y Courteney Cox, amigas y excompañeras de la famosa sitcom que tiene una reunión en desarrollo. De todos modos, el paso de comedia no estuvo a la altura del talento de ese trío, que permaneció en pantalla muy poco tiempo como para oxigenar una ceremonia a la que, aun con el notable esfuerzo en términos de producción, le faltó dinamismo y originalidad.

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